𝐹𝑟𝑒𝑎𝑘𝑦 𝑡𝑤𝑜 ; M.Yoongi

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CAPÍTULO 64

"Santorini."

—¿En dónde está papá?

Preguntaba Henry, hace alrededor de cinco meses llevaba diciendole así. Nos sorprendimos al escucharlo por primera vez porque, como ya saben, él no estaba de acuerdo con la integración de Keneth y su familia.

—Viene en camino.

—¿Elizabeth?

Mi perro—un pastor alemán—saltó hacia mi, a esta altura ya era muy pesado, lo cual implicaba que si me saltaba me derrumbaria sin ninguna duda.

—En su cuarto con Min Ah. ¿Jugamos, Sky?—Henry tenia en manos dos yostin de la consola.

—Que lindo perro, hermoso. —mi voz se volvía aguda al ver a Sugar, siempre, era un cambio repentino—Espera que deje el vestido ¿sí?

Henry asintió. Me dirigí hacia mi cuarto, no sin antes queres saludar a Eli.

—Hola niñas.

—Sky, ¿quieres jugar? Salvaremos príncipes encerrados en una torre hoy.

—Lo siento, me comprometí a jugar con Henry. —hice una mueca— Min Ah ¿cómo están tus padres?

—Muy bien. —sonrió.

—Me alegro. —le devolví la sonrisa— Bueno, disfruten de su juego, luego me cuentan si lograron salvarlos.

Ambas asintieron y cerré la puerta, antes de dar un paso escuché una pequeña conversación.

—Puede que Yoongi venga al casamiento.

—¿Yoongi?

—Sí, estoy muy emocionada, espero que pueda.

Mi corazón comenzó a palpitar muy rápido, tanto que pensaba que iba a salirse de mi pecho. Era la primera vez que oía algo de él después de mucho tiempo y no me hacía mal, pero me ponía nerviosa.

Salí rápidamente de la puerta y fui a mi habitación. Mi psicóloga dijo que era capaz de sobrellevar este tipo de situaciones y espero poder hacerlo.

Aunque estaba enfadada por decisión que tomó. Pensaba que tal vez tenía miedo porque era su primera relación después de Venus, y lo entiendo, pero podría habermelo dicho, no escapar como un cobarde, porque, claramente, los problemas tarde o temprano deben enfrentarse.

Bajé las escaleras y me dispuse a jugar con mi hermano menor.

(...)

—Niños, ¿pueden ayudarme? Keneth está por llegar.

—Vamos Henry.

Nos levantamos y caminé hacia la mesa.

—¡Eli Min ah, a comer!—gritaba mi madre.

—Buenas noches.—dijo Keneth.

—¿Por qué tan tarde?—preguntó mamá.

—Lo siento cariño, me han llamado de la oficina.

Yo estaba buscando los platos, Keneth caminó hacia la pileta de la cocina con intención de lavarse las manos.

—He conseguido Santorini en primera clase.

Abrí mis ojos como platos.