Ni Brissa, ni yo podíamos dejar de reír, a ella se le había ocurrido una loca idea.
Habíamos quedado salir antes de que la última clase terminará, salí con la excusa de ir al baño y ya no regresé, minutos después me encontré a Brissa en los pasillos. Ella estaba impaciente, podía notarlo. Al final se enojó un poco conmigo porque había tardado. No supe como y la verdad es que no quise preguntar, pero Brissa traía una navaja consigo, era pequeña y no muy puntiaguda, en realidad estaba un poco chata, además podía esconderse bastante bien entre su ropa o en su mochila, ella en cambio la saco de su sostén, al principio no supe reaccionar, así que me puse nervioso y me sonroje, lo supe porque sentía la cara muy caliente.
Claro que Brissa al ver mi cara se desconcertó, pero me respondió la mayor de mis preguntas. ¿Qué narices hacia con una navaja? Al final ella me dijo que la traía sólo por seguridad, un amigo de su abuelo se la había regalado para que en algún momento ella pudiera defenderse, ella parecía tenerle mucho afecto a ese hombre, aunque por el simple hecho de ser amigo de su abuelo, yo ya estaba dudando gravemente de él. La idea que Brissa tenía en su mente era un poco macabra, pero funcionó bastante bien, lo mejor de todo es que las cámaras de vigilancia que había en el Instituto no funcionaban, lo sabia porque en algún momento entre a ese lugar. Por lo menos la del estacionamiento no lo hacía.
Cuando encontramos el coche de Brandon, no pusimos manos a la obra. Yo vigilé que nadie nos viera. Pasamos por un lado del coche, Brissa del lado de éste, yo me puse al otro lado, entonces ella pego la navaja a su coche y comenzó a rayar. De un momento a otro la alarma del coche comenzó a sonar fuertemente, Brissa me miró alarmada pero al fin de cuentas siguió rayando, en algún punto, ella grito que corriera, así que lo hice y ella lo hizo. Y corrimos sin parar hasta llegar a la puerta del instituto. Ahí esperamos hasta que Brandon salió de la escuela, el auto aún tenía la alarma encendida así que inmediatamente él corrió hasta el, casi puedo jurar que se puso a llorar pero la verdad no estaba completamente seguro. Miraba una y otra vez el rayón y realmente sufría.
De ahí en adelante Brissa y yo no parábamos de reír, Brandon realmente se miraba patético.
—Ya me la debía, él me dijo puta -exclamó Brissa con una enorme sonrisa.
—Si, se lo merecía no hay ni una sola duda.
Mi risa se calmó sólo por unos segundos, ya que miré atentamente como los dedos de Brissa temblaban, no sabia si era de la adrenalina o temblaba de miedo, tal vez era la primero. Acababa de pensar en ello, cuando su mano se alargó hasta el bolsillo de su pantalón, de ahí saco un cigarrillo y un encendedor rojo, estaba gastado y abollado de las orillas, parecía sucio, pero aún así lo uso para encender el cigarro. Entonces mi mente conecto los hilos sueltos, me di cuenta de que el temblor en sus manos, era por la ansiedad de tener algo en ellos.
Al final nos callamos por completo y recordamos lo sucedido, el beso, las ganas que tuvimos o que teníamos. Trataba de evitar hablar, al final de cuentas ya lo habíamos hecho, no lo suficientemente, pero lo hicimos.
El aire a mi alrededor comenzó a ser espeso, mi nariz captó claramente el olor a cigarro, por unos minutos vi a Brissa, sus labios aspiraban fuertemente el cigarro, el humo salía por sus fosas nasales y por la boca. Siempre me había preguntado que se sentía fumar, había visto en algunas ocasiones a personas tratando de hacerlo, pero se ahogaban de inmediato. Ahora más que nunca sentía demasiada curiosidad y no sabía si eso era bueno o malo.
Aún seguíamos caminando uno al lado del otro, el silencio comenzó a ser incómodo, además ella ya había terminado de fumar, aunque no dudaba que se fumara otro. No sabía si hablar o seguir callado, ya que aunque habíamos hecho algo juntos, no me aseguraba que lo nuestro estuviera bien. Tenía dudas y muchas preguntas en mi cabeza, pero traté de apaciguar todos mis pensamientos, no quería que Brissa huyera de nuevo.
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Noches sin Estrellas
Teen Fiction|EDITANDO| Brissa piensa que el amor es igual a sufrir, ella no quiere enamorarse, Brissa no sabe lo que es el amor. Pero entonces aparece Darien, un chico que la hará sentir querida, que le hará sentir cosas que no sabe manejar. Darien ama en silen...