Brissa dormía plácidamente en mi cama, yo me mantenía a su lado, pero durante toda la noche no pude pegar los ojos ni por un momento, había un pequeño temor que no podía apartar de mi mente.
Toda esa gente era de cuidado, nosotros en realidad tendríamos que tener cuidado. Aún recuerdo la cara amenazante de aquel tipo, la forma en la que le advirtió al Zorro que no quería ni un solo contra tiempo. Sabía que esos hombres comenzarían a buscarla, sabía que ni la policía podría detenerlos, en realidad todo mundo sabía que para ese tipo de hombres, la policía no les era un límite. Me daba pavor que pudiera pasarle algo a Brissa, sabía que ella no estaba segura, tal vez yo tampoco lo estaba, pero era lo que menos me importaba.
Anoche Brissa no podía dormir, el temor la paralizaba por unos segundos y después comenzaba a llorar entre mis brazos, ella me había contado lo que había pasado entre sollozos, yo por mi parte trataba de tragar el enorme nudo que se me había hecho en la garganta. Al final se había quedado dormida entre las lágrimas que derramaba y que se quedaban en mi camisa.
Me contó que desde el domingo la habían dejado encerrada en su habitación, que sólo le daban una comida por día y que todas las noches alguien entraba a su habitación y hacia lo que quería con ella. Tuve que controlarme lo bastante como para no comenzar a decir barbaridades, pero he de decir que no se me dio el controlarme, así que me enojé bastante, si no hubiese sido por Brissa habría desecho prácticamente toda mi habitación, estaba tan cabreado que sólo me controle cuando Brissa había comenzado a llorar y a suplicarme que parará. Me di cuenta de que no servía de nada el estar enojado, pero me sentí tan impotente que perdí el poco control que tenía.
El día que ella huyó de ese lugar, logro golpear al hombre que le había subido la comida, el hombre cayó y ella salió de la casa pero este la comenzó a seguir cuando pudo recuperarse, ella corría lo más rápido que podía pero la alcanzó y comenzó a golpearla, saco una navaja y le hizo algunos cortes por todo el cuerpo, me contó que ella se había levantado y le había dado una fuerte patada, lo cual hizo que él se desorientará, fue entonces que ella corrió y cuando vio una tienda bastante concurrida entró a ella. Fue ahí que lo perdió, cuando salió de aquella tienda, ella estaba tan débil que apenas podía caminar, camino sólo dos cuadras cuando yo la encontré. Ella describió como un milagro el que yo la encontrará, pues Brissa ya había perdido toda esperanza.
Ahora el rostro de Brissa estaba tan calmó, tan magullado pero tan en paz, me atreví a recorrer una de sus mejillas con las puntas de mis dedos, me parecía que si la tocaba mucho ella podría romperse, su piel era tan blanca como la porcelana, su cabello era tan negro como la noche misma. Pero esos moretones que se espacian por todo su cuerpo la hacían ver vulnerable, vulnerable pero al mismo tiempo fuerte, porque ahora estaba aquí, porque había tomado el suficiente coraje como para luchar por si misma y por aquellos que la amaban.
El que ahora estuviera aquí, el que esos moretones se mantuvieran ahí, era un signo de que a pesar de su barreras, a pesar de sus miedos y todo aquello que la detenía, ella lucho. Era una mujer luchadora, eso era lo que ella es, lo que siempre será.
—Te admiro sabes, has luchado cuando más débil has estado, no te has rendido a pesar de todo lo que te ha pasado –mi voz era apenas un susurró, quería que lo supiera, quería que lo sintiera aún si estaba dormida. —A veces creo que no soy lo suficientemente bueno para ti, pero cada día, quiero ser mejor para ti..., quiero darte todo el amor y toda la felicidad que por tantos años se te a negado. Sólo quiero verte bien, quiero verte feliz por el resto de tu vida.
Acaricié de nuevo su cabello, las puntas de mis dedos estaban heladas pero aún así ella dormía, su respiración era calmada, tan solo de escucharla respirar algo en mi entraba en completa y absoluta tranquilidad.
ESTÁS LEYENDO
Noches sin Estrellas
Teen Fiction|EDITANDO| Brissa piensa que el amor es igual a sufrir, ella no quiere enamorarse, Brissa no sabe lo que es el amor. Pero entonces aparece Darien, un chico que la hará sentir querida, que le hará sentir cosas que no sabe manejar. Darien ama en silen...