Abrí la puerta de la casa. Lo primero que estaba en mi campo de visión fue el desastre que había por toda la sala, en la cocina, en los pasillos y en las escaleras. Entonces recordé mi habitación y casi quería gritar, tenía por lo menos 3 horas para que la casa se viera un poco presentable. No quería que Brissa viera este gran y horrible desorden. Abandone mi mochila en el piso, caminé hasta el estéreo y puse una de mis estaciones favoritas. La chica que estaba como locutora ponía sólo buena música.
No había nadie en casa, lo que significaba que podía poner la música a todo volumen. Comencé a recoger la ropa tirada por el suelo, a veces mi padre y yo éramos muy desordenados, aún recuerdo cuando mi madre se enojaba con nosotros y nos hacía arreglar nuestro tiradero. Mi padre refunfuñaba y yo hacia lo mismo, pero al final le hacíamos caso a la reina de la casa.
Al terminar con la sala, seguí con los pasillos, barrí el polvo que se había acumulado con el tiempo, recogí algunos zapatos recién tirados en la mañana y termine algunos segundos después, proseguí con la cocina, me detuve un segundo en la puerta e imaginé a mi mamá preparando la comida como hacia años atrás. La extrañaba tanto. Era un niño cuando todo paso, pero me negaba a perder los pocos recuerdos que aún tenía en mi mente.
Mi madre era lo mejor que me había pasado, su muerte fue algo terrible para la familia, para nosotros y para mis abuelos. Nadie esperaba que una mujer fuerte y llena de vida tuviera cáncer en etapa terminal. Aún podía verla ahí, cocinando, con los ojos tristes y con un gorro en la cabeza, tapando la falta de cabello. Mire el interior de mi muñeca derecha, había una mancha café que apenas y se lograba mirar. Era una cicatriz de quemadura. Me la hice en una ocasión en la quise hacerme algo de comer. Mi madre estaba cansada y permanecía dormida en la habitación, papá no estaba y yo moría de hambre así que me pareció una gran idea hacer una sopa de verduras para mi y para mamá cuando despertara. Al final me quemé con la tapa de la olla. Durante todo el día lloré y lloré, ni siquiera deje de hacerlo cuando mamá llegó preocupada hasta la cocina o cuando ella comenzó a cantarme para tranquilizarme aunque se miraba realmente cansada. No pare de llorar porque me sentí el peor hijo de la historia, no había podido hacer algo bien y además había preocupada muchísimo a mi madre. Me sentía mal por hacerle aquello.
Salí de mi ensoñación cuando mi celular comenzó a sonar, lo miré. Me había llegado un mensaje de Mauro, el cual me deseaba buena suerte con mi cita, pero en realidad esto ni siquiera era una cita. Seguí con la limpieza de la casa, el tiempo se me fue volando, al segundo ya había terminado muy cansado.
♪♪♪▶♪♪♪
Alma natal, vieja desnuda.
Destino final, llega el momento de saltar. Pues vengo del pasado esperando una señal.
Sueño habitual, viene la lluvia.
Silencio total para poderme despertar. Pues vengo del pasado con mi capa de costal, caminando descalzo intentandote encontrar.
Recuerda, alguna vez en las venas, que llevas en ellas, la vida que no recuerdas se encuentra con ella.
Me había perdido en la canción que puso la chica del radio. Me perdí de una manera relajante, no recordé nada del pasado, ni pensé en el futuro. Todo lo que había en mi mente se borró en esos minutos. No sabía cómo se llamaba el cantante o la canción, pero esperaba con ansias que la locutora lo dijera.
—Bueno chicos espero les haya gustado las canciones que escogí sólo para ustedes. La canción que se acaba de terminar se llama una señal y es interpretada por Siddhartha. –hizo una pausa—. Este chico es poco conocido, pero es un artista en la extensión de la palabra, deberían de seguirlo y escuchar todas sus canciones, les prometo que no se arrepentirán.
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Noches sin Estrellas
Novela Juvenil|EDITANDO| Brissa piensa que el amor es igual a sufrir, ella no quiere enamorarse, Brissa no sabe lo que es el amor. Pero entonces aparece Darien, un chico que la hará sentir querida, que le hará sentir cosas que no sabe manejar. Darien ama en silen...