Capítulo 5.- Izuku, el misterioso.

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Capítulo 5.- Izuku, el misterioso.

Después de ir a la Universidad en sábado debido a los trabajos de restauración que le obligaron como castigo, Bakugou tenía deseos de morir por un rato y ser invisible, algo que llevaba días anhelando como un sediento. Aunque claro, lo último era un poco difícil, la gente siempre le miraba y tenía un comentario para él, desde lo cómico hasta lo ofensivo y lo peor era que comenzaba a acostumbrarse.

A eso y a Camie con su séquito.

"¡Pintar la escuela! ¡Es muy fácil! ¡Puedes hacerlo! ¡La dejarás impecable! ¡Mejor que Da Vinci! ¡Mejor que Picasso! ¡Es Bakugou! ¡Pintor Bakugou!"

Quizá habló demasiado pronto.

—¡Por una mierda! ¡Eso ni siquiera tiene sentido!

—¿Por qué no?—cuestionó Camie mientras se colocaba a su lado con sus pompones y su brillante sonrisa.

Él sólo bufó enfadado, había pedido incontables veces que dejaran de seguirle a todos lados, pero esas locas no le hacían caso, por lo que no tenía más remedio. Su única opción era mantenerse alejado de sitios conocidos, así pagara pasajes de más, sólo de esa forma no le reconocerían más de lo usual.

En cuanto salieron de la facultad, él las condujo por calles contrarias a su hogar, avanzaron varias cuadras y aunque era consciente de que quizá exageraba, era la mejor idea que se le podía ocurrir. Las chicas le seguían el paso cantando y recitando porras relacionadas a cada suspiro suyo y las personas a su alrededor le miraban con una mezcla de enfado y burla en partes iguales.

¿No tienen otra cosa qué hacer malditos mirones? Torció el gesto mientras entraba a la tienda de conveniencia. Tenía cosas pendientes de su despensa, además de que "Ojos Bonitos" le había dicho que se movía ese día, debía tener el refrigerador lleno y listo para recibirle. Sólo hacía falta su mensaje de confirmación y entonces se desharía del quinteto de porristas de forma misteriosa, como si fuese un accidente.

"¡Tenemos que comprar! ¡Comida necesitamos! ¡Despensa! ¡Provisiones! ¡Vamos Bakugou!" canturrearon las chicas mientras caminaban detrás de él en los pasillos de la tienda. En realidad era más complicado de lo que parecía, inventarse una rima para cada situación era todo un arte y a ellas les encantaba practicar sus habilidades de improvisación, era una suerte que Bakugou Katsuki les hubiese necesitado de esa forma.

—¿No les gustaría cantar sobre la fruta que estoy comprando? —ironizó el rubio esperando que se sintieran ofendidas con su tono.

Pero fue todo lo contrario, las chicas, tomaron muy en serio la sugerencia.

"¡Banana! ¡A Bakugou le gusta la banana! ¡Una deliciosa...!

—Váyanse a la mierda malditas ridículas.

Ellas rieron a modo de desafío y él continuó eligiendo los productos necesarios, tal vez el nerd querría algún tipo de platillo especial, por lo que debía ser muy previsor para poder sorprenderle, como una especie de mayordomo perfecto que tiene todo fríamente calculado.

Bien, había visto demasiadas películas últimamente.

Terminó de hacer la compra y se acercó a la caja a pagar listo para salir corriendo y evitar más humillaciones y ovaciones hasta en su forma de comprar. Colocó las cosas y el despachador sonrió brillantemente al reconocerle.

—¡Pero si es Bakugou Katsuki! ¡El solterón, amargado y explosivo que busca pareja!

—¿Y tú quien mierda eres?—cuestionó el rubio sin entender de dónde le conocía, pues en su vida había visto a ese tipo.

"Amargado, solterón y explosivo busca pareja".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora