"Amargado, solterón y explosivo busca pareja".

Capítulo 11.- Como en casa.

Capítulo 11.- Como en casa.

Una vez que cerró con llave la puerta del departamento, encendió la luz tratando de no hacer ruido y así no despertar al nerd. El problema fue que, en cuanto la penumbra desapareció, pudo ver a Deku sentado sobre el sofá, como si le estuviese esperando al estilo de una esposa enfadada.

Estaba delirando demasiado últimamente.

—¿Qué mierda haces despierto a esta hora?—preguntó bastante confundido en realidad.

—Te esperaba—respondió con timidez el otro joven.

Katsuki enarcó sus cejas sin entender. Era muy bonito y todo el visualizarlo como una esposa que aguardaba por él hasta las altas horas de la noche, pero no tenía lógica alguna, considerando que llevaban días hablándose de forma escueta.

—¿Y eso?

Izuku bajó la mirada antes de dar un gran suspiro. Se había torturado mentalmente durante las últimas horas con mil métodos de encarar a Kacchan, aunque en realidad la palabra "encarar" estaba mal empleada. El término correcto sería "balbucear temblorosamente si estaba bien el estar ahí o no". Cuestión de enfoques.

—Yo... quería preguntar algo... Kacchan... ¿Crees que necesitas otro compañero?

Frunció el ceño. ¿Qué mierda pasaba por la cabeza de Deku y por qué hacía esa clase de preguntas? Sí, su relación no era del todo como al principio, pero de ahí a querer que se fuera de su lado. Justo ahora que todo empezaba.

Sus ataques de baja autoestima comenzaban a irritarle y la realidad de los hechos era que comprendía el origen de éstos. Razón de más para buscar solucionar el puto problema de raíz, era un niño cuando rompieron su confianza, y aún si ahora ya era todo un adulto de 20 años, los demonios son capaces de perseguir hasta a un anciano de 90 años.

Siempre y cuando no se resuelvan.

Su modo habitual de resolver aquello habría sido lanzando maldiciones, gritos y palabrotas, pero poco a poco empezaba a entender el molde por el que se regía su pequeño nerd, por lo mismo y para nada propio de su persona, decidió ser comprensivo.

O lo intentó.

—A la puta madre que necesito otro compañero—se sentó en el sofá, casi al lado del pecoso e indicó con su mano—. Ven aquí nerd de mierda, tenemos que hablar francamente.

Sin entender semejante cambio de ánimo y sin querer negarse el placer de estar a su lado, Izuku atendió la petición. Tomó asiento y en cuanto los brazos de Kacchan rodearon su cuerpo, todas sus inseguridades crecieron y disminuyeron al mismo tiempo. ¿Era eso posible? Por supuesto que sí, porque el amor te hace sentir Rey y a la vez esclavo, lo importante es nunca perder el equilibrio.

Quizá él necesitaba aprender a dejarse llevar y olvidar que no era el centro del universo.

—Siento ser molesto—se disculpó tratando de introducir el tema en el que Kacchan se había reunido con Toshinori-san. ¿Cuál era el objetivo si no buscaba alejarlo de su lado?

—No empieces, no eres molesto. Si me dieran un billete por cada vez que dices eso, yo sería millonario, así que deja de enriquecerme y aprende a tener tantita autoestima jodido Deku. Imagínate si tú fueses el protagonista de ese post de mierda que me tiene en boca de todos—dio una ligera carcajada sardónica—. Ya te hubieses suicidado. Gloriosamente a mí me vale un reverendo pito lo que digan, sólo me preocupan las personas que quiero.

Y tú eres uno de ellos.

Izuku tuvo que estar de acuerdo, de estar en el lugar de Kacchan, jamás hubiese tenido el valor de salir a la calle. No soportaría las burlas y seguramente incomodaría de más a Toshinori-san con su escándalo. El hombre que ahora mismo le abrazaba sutilmente en un afán de inundarle confianza, era una persona que se avergonzaba, temía y fastidiaba, pero aún así no dejaba de ser él, de sentirse el dueño del universo, aún si la red entera lo tuviese en un concepto sumamente penoso.