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Recuerdo cuando era chica, un poco apartir de los 6 años, algunos se acuerdan de un poco antes, yo siempre fui enfermiza y la gente nunca fue buena conmigo, porque claro está en que aunque sean de tu familia no debes fiarte, siempre hablaran de tí, sin importar lo que hagas bien.

A los 6 años nunca tuve amigos sinceros, me acuerdo que anhelaba amigas con quién salir al cine o pintarme las uñas, sin embargo, lo único que siempre recibía era humillaciones, dicen que un libro no debe de juzgarse por su portada, pero seamos honestos, alguna vez todos lo hemos echo. Siempre he preferido que me lastimen a yo lastimar a alguien, algunos me dicen que yo soy mala por no buscar a los que quiero o que me importan, pero realmente no saben que cada día esa una constante batalla conmigo misma, luchar contra mis miedos e inseguridades, estoy segura que no soy la única persona que pasa por esas batallas. Siempre fui de estar más en mi casa, por todo lo que sufrí me cuesta mucho confiar en la gente, normalmente no soy la que inicia las conversaciones, soy mejor siguiéndolas, muchas veces me preguntaba quién soy realmente, si era la niña que lloraba en las noches en su habitación pidiendo no seguir sufriendo; ó si era la niña que fingia estar bien en frente de los demás, ó si era la niña que pedía a gritos ser feliz, ó si era la niña que de grande iba a poder tener amigos, ó si era la niña que se atrevería a afrontar sus propios miedos, realmente me pasaban muchas ideas en la cabeza, lo único que hacía era llorar, hasta que aprendí a defenderme.

He aquí mi historia...

despojadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora