• ᴄ ᴀ ᴘ ɪ ᴛ ᴜ ʟ ᴏ xᴠɪɪ •

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Me quedé el resto del día en el hospital

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Me quedé el resto del día en el hospital. Los doctores quisieron darme un poco más de suero y también esperar un poco para que la hinchazón de los moretones bajara un poco. Luego de que me dieron las recetas para comprar los antibióticos que debía tomar me dejaron ir. Lizi me insistió en acompañarme al departamento, pero me negué a ello. ¿Las razones? Creo que son obvias. Ella no sabe que me fui por un tiempo del departamento debido a la visita de Matthew. Además de eso, Lizi es muy sentimental, siempre deja que sus emociones le afecten un poco, y eso la hace sentir culpable en las cosas que hizo, esa es otra de las razones por las que me había negado a que ella me acompañara. Encima, todavía no me vi en el espejo para ver qué tan hermosa me dejó la cara Lizi. Cuidado, tal vez la haya mejorado y me haya dejado un poco más hermosa.
Lizo aun no dejaba de molestarme e insistirme para acompañarme al departamento, así que no tuve de otra que aceptar que ella me acompañé por el camino. La verdadera razón por la que no quería que ella me acompañara es para no tener que darle explicaciones sobre porque me estoy quedando en nuestra casa antigua, y también sé que ella comenzara a decir cosas como "¡Sabía que algún día ibas a volver a esa casa!", y siendo sincera, no tengo ganas de escucharla decir esas cosas. Pero, aun así, tuve que aceptar su propuesta de acompañarme, y no tuve de otra que ir con ella hasta el departamento. Cuando llegamos allí solamente me quedé esperando a que ella se fuera. Si fuera por mí entraría en este instante a la casa y dormiría en mi habitación sin puerta, pero la incomodidad de sentarme en la misma mesa con Matthew iba a ser tanta que me quita las ganas de volver. Además, no creía que sea mala idea que los hermanos Quaine pasaran algo de tiempo juntos. Y, ¿quién sabe? Tal vez en unos días vuelva al departamento, en parte tenía ganas de ver a los chicos. Y si, por mucho que lo niegue, extraño los gritos y enojos de Max cuando perdía en los videojuegos, o mis momentos de locura con Luke. Debería hablar con este último, tengo muchas cosas que hablar con el rubio.
Una vez que Lizi dobló una de las esquinas, salí de la sala del edificio rápidamente y junto con mi moto me fui directo a la casa antigua. Olvidaba lo genial que se sentía conducir sin el yeso.

Estacioné la moto en el garaje de la casa. Desde que estoy en esta casa nunca me tome el tiempo de entrar al garaje y ver qué cosas había. Parece que muchas de las cosas están en perfecto estado, me sorprendía mucho el hecho de que mi padre no se haya llevado sus preciadas herramientas con él. Mi padre solía pasarse sus días en el garaje arreglando los autos de sus amigos o mismamente distrayéndose con el suyo. Las veces que él se encerraba en el garaje eran las únicas veces que había algo de paz en la casa.
Cerré el portón del garaje y entré por la puerta que está en una de las esquinas, la cual da directo hacia la sala de la casa. Tampoco fui a ver que tal estaba el patio trasero, tenía curiosidad por si se habían llevado el cesto de básquet y demás cosas nuestras. Las puertas de vidrio que dan directo hacia allí están tan sucias que no podía apreciar que tal está el patio. A veces me entra el tonto impulso de querer limpiar un poco algunas zonas de la casa, pero luego recuerdo que soy una vaga que odia hacer cosas como la limpieza y se me pasa totalmente. Esa es la razón por la que el departamento es un desastre, solo por la razón de que los tres idiotas que vivimos allí odian limpiar, y si alguno se tomaba el atrevimiento de hacerlo, claramente esos serían los mellizos, porque yo nunca lo haría. Aun así, estoy bastante segura de que algún día terminaré limpiando y acomodando toda esta casa de mierda. Vender los muebles y cuadros me daría una buena propina que podría usar para mi moto o para recuperar lo que perdí comprando la casa.

Cᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ ᴅᴇ Hɪᴇʟᴏ ✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora