Cᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ ᴅᴇ Hɪᴇʟᴏ ✔©

• ᴄ ᴀ ᴘ ɪ ᴛ ᴜ ʟ ᴏ ɪᴠ •

— Como no... Abby, alias "la desquiciada de los libros" volvió a su rutina.

Luke se sentó a mi lado y pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros. Mmm, eso es mucho acercamiento, mi querido Luke. Quité su brazo de encima de mis hombros y me acomodé bien.

— Está bien—se acercó a mi e intentó ver lo que me encontraba leyendo—. Abby—me llamó. Lo miré y entrecerré los ojos al ver lo cerca que estábamos—. ¿Por qué te gusta leer? Y espero que me respondas, porque las veces que te lo he preguntado nunca lo hacías.

Cerré mis ojos por unos segundos y los volví a abrir. Los libros solían ayudarme a mantener mi cabeza ocupada. Algunos cuando necesitan ayuda se refugian en sus amigos, en su familia o su pareja, yo me suelo refugiar en los libros. Hice una mueca y cerré el libro que estaba leyendo.

— Los libros te ayudan a reflexionar sobre muchísimas cosas. Además, veo divertido el hecho de imaginar que soy la protagonista de la historia—me encogí de hombros y mantuve mi mirada fija en el libro—. También es un escapé que me gusta utilizar cuando quiero ignorar a alguien.

Y eso era totalmente cierto, siempre que alguien venía a hablarme me ponía a leer para que no me molestaran.

No me percate de todo lo que estaba saliendo de mi boca, ni de lo cerca que Luke esta de mi cara. Me maldije miles de veces, espero no haber sonado demasiado "sentimental", porque si es así, el rubio no dejara de molestarme por días. Lo miré y este me miraba impresionado y con los ojos bien abiertos. Puse los ojos en blanco y me paré rápidamente de la hierba húmeda. Se sentía tan raro que yo hablara de algo que a mí me gustara con alguien, y más raro era dejar salir alguno de mis pensamientos... me causaba tanta rabia esto. Guardé el libro dentro de mi bolso y comencé a caminar lejos de donde estaba. Estaba siendo un bonito día, enserio, lo estaba disfrutando mientras leía tranquilamente aquel libro, pero parece ser que todo se ha ido a la mismísima mierda. Subí a la camioneta de Luke dejando mi bolso encima de mi regazo; me coloqué el cinturón de seguridad y esperé a Luke sentada, de brazos cruzados.

Hace tiempo que no subía a esta camioneta, su aroma me traía tantos recuerdos bonitos de cuando hacíamos pequeñas salidas juntos. Es una pena que ya no hagamos esas salidas, porque realmente esos días eran los más divertidos de mi vida, y no solo porque salía de esta asquerosa ciudad, sino también porque podía tranquilizarme y olvidar por un momento toda la mierda que ocurría a mi alrededor.

Cuando Luke llegó a donde dejó estacionada la camioneta, se sentó y arrancó el auto. Me había quedado embobada recordando esos momentos que, no me había percatado que Luke tardó varios minutos en venir aquí. Él no dijo ni una palabra, ni siquiera volteó a mirarme. A veces me repugnaba mucho ser de esta manera, ¿cómo es que alguien se pueda llegar a enfadar o entrar en pánico solo por dejar salir algo del corazón? Pues no lo sé, pero es demasiado agotador ser así.

Miré por la ventana y largué un suspiro cansada. Luego de haberme ido como una dramática de la casa, me la pasé caminando por las calles mojadas durante varias horas, hasta que di con un parque y decidí hacer una parada para leer un poco. Cuando estaba disfrutando de mi lectura, no me ha dejado de sonar el móvil, eran mensajes claramente de los mellizos, y de alguien que esperaba no saber durante un tiempo. Madison me ha estado mandando mensajes advirtiéndome que Mindy le ha estado llamando mientras lloriqueaba como una idiota, me dijo que debería buscarla y averiguar que le pasaba, pero, no hay intermedios conmigo, me importa o no me importa, y en este caso me da totalmente igual lo que le haya pasado a Mindy. Seguramente ha cometido un error y no tuvo mejor idea que pedirle ayuda a Madison, la señorita a quien le importa muy poco lo que le pase a las personas, es en lo único que nos parecemos.