Viviendo con asesinos

El Origen

-Sabe Doctor, los reactores han funcionado muy bien ¿pero cree que deberíamos apropiarles el término de "humanos" como usted les está enseñando?- cuestionó Amanda, ayudante principal de Serge Arias

Sin embargo, él no respondió.

Tras un cuarto protegido, aguardaban seis sujetos determinados como "Asesinos" cuyos personajes habían sido posibles al experimentar antes con los recuerdos y linajes de los Asesinos obtenidos por el Animus y sujetos de prueba capaces de contener el código genético de cada uno de ellos.

Los meses habían pasado y antes de ellos hubieron muchas fallas con otros, tanto cuerpos que no lo resistían como códigos que terminaban por romperse y volverse inútiles para futuros trabajos.

Existieron dos clases de instrumentos, unos eran códigos y otros las personas reales de prueba que podían sufrir grandes daños físicos y mentales mientras eran experimentados o usados en exceso con el Animus para averiguar los efectos que tendría el experimento en cuerpos físicos, algo así como un Efecto Sangrado inverso...

Todos los trabajadores del edificio estaban acostumbrados a ellos, los sujetos de prueba tomaban clases generales del conocimiento actual como cualquier persona en una escuela, los entrenamientos eran constantes pues con su nueva naturaleza era difícil no estar en movimiento, había pláticas entre otros sujetos de prueba y personas normales en las calles a las que salían o lugares a los que fueran permitidos por Abstergo, siempre bajo los ojos y críticas de los Templarios ¿no?

Las personas conocidas como "sujetos de prueba" eran normalmente jóvenes y la mayoría de edad para estar seleccionado en el programa era cercano a los treinta años, tras esa edad y sin haber alcanzado un rango de importancia, eran desechados.

Así mismo, treinta eran los jóvenes entre miles que fueron seleccionados por Serge para experimentar año tras año. A veces había mas bajas, otras ocasiones eran convulsiones, el efecto sangrado era demasiado para su cabeza que en algunos casos, las muertes eran desastrosas...

Hacía ya más de quince años del inicio de estos experimentos. La orden de fundar esto era poder dominar la triple elice en el ADN de los asesinos y poner en funcionamiento sus habilidades para encontrar el fruto del Edén y controlarlos con el mismo, en contra del motivo por el cual su Orden fue fundada, ''Encontrar el fruto del Edén y gobernar'' era lo que todos creíamos, el motivo del experimento.

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-Eden, cuida de ella- dijo Serge al niñero confiable de Alison, chico perteneciente a una familia cercana del lugar donde recidían que estaba bien catalogada por el criterio de la sociedad, "un chico muy puro para pertenecer a una raza ambiciosa" era como Serge lo denominaba.

El barrio era un lugar "bonito" y muy seguro, eso si tomaban en cuenta que los templarios se guardaban los resentimientos.
Pero para una niña de once años, eso era pura tontería, calles monótonas, lo mismo de todos los días pero si Eden estaba en casa era porque por ese día no habría molestos tutores o niñeras que la molestaran.

Eden era un chico de ideas pecualiares, siempre le contaba historias que lograban sorprenderla y era bueno, así Eden siempre podía distraerla y no tener problema alguno.
En otras ocasiones le enseñaba a cocinar o preparar cosas, para Alison el tener a Eden era una maravilla.
No lo veía siempre pero eso lo hacía especial, no era un molesto hermano o familiar al que tubiese que "soportar" aunque en los días lluviosos siempre pensaba en él.

Eden le ganaba por cuatro años, era un chico de rasgos sencillos y gustos simples. Alison creía que era como el chico ideal para los "10" en cada materia. Cuando Serge su padre lo llamaba, se ponía como soldado y solo obedecía "algo que yo no soy" creía ella aunque la timidéz podía compararla a él.