5. Impresionando a un mafioso

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Mi idea era un tanto genial y un tanto espléndida, para qué negarlo.

Por lo que me explicó Natasha, hacía siete años que no se veían, cuando ella tenía 16 y él 20. Y como la pobre chica se desarrolló tarde, la veía como a una cría. Hasta ahora. La idea más común para estos casos sería vestirla de forma que se le vieran hasta las nalgas, pero estaba segura de que él estaba acostumbrado a ver a chicas así, por lo que iría sexy pero tapadita.

Naty se puso una camisa blanca debajo de un jersey negro corto, unos tejanos también negros y unos botines de tacón. A esa chica le quedaba bien todo. Se hizo un maquillaje oscuro pero brillante, para resaltar sus ojos azules con la purpurina.

Yo, por mi parte, me decidí por un top negro que me hacía ver más tetuda, una chaqueta de chándal granate abierta, unos tejanos azules y unos botines de tacón negros. Mi maquillaje era oscuro pero mate, sin brillantitos ni mierdas de esas.

En cuanto acabamos, vi que Natasha se miraba en el espejo con orgullo, haciendo poses sexys, lo que me hizo reir y negar con la cabeza.

—Créeme, se conocerá todas esas poses con las que parezca que te vas a partir la espalda, son las que utilizan las damas de compañía y las bailarinas, es mejor que hagas alguna más natural. Mantente recta pero no seas un palillo, estoy segura de que has hecho esto más veces—la miré con una sonrisa cómplice.

—Diciéndote que de virgen tengo poco, ya te lo imaginas—respondió haciendo caso de mis intrucciones, consiguiendo una postura más sensual pero natural.

—¿Preparada para hacer que se le caiga la ropa interior de golpe?—pregunté. Ella asintió con la cabeza mientras salíamos de mi habitación—Bien, cuando estemos abajo le diré a tu hermano que nos quedaremos jugando al billar, ya que él se niega a hacer nada divertido, así de paso le molesto un poco, y cuando él ponga alguna de sus estúpidas excusas tú le respondes diciendo que no eres una niña pequeña y cosas de esas, pero con seriedad y madurez, eso hará que ambos te vean más como una adulta y habremos matado dos pájaros de un tiro.

—Eres muy inteligente, ¿lo sabías?— dijo medio asombrada, yo asentí sonriendo y ambas bajamos las escaleras. Los vimos en la sala de juegos bebiendo algo que seguramente sería whisky en la zona de bar.

—Naty y yo vamos a jugar un rato al billar, ya que obviamente tú eres demasiado serio y aburrido para hacerlo— Alexandr rodó los ojos al oir eso último —, te avisamos para que no te pongas histérico, no la voy a llevar a ningún prostíbulo ni nada.

En ese momento me miró fijamente, intentando intimidarme. Gran error.

—Cálmate, te va a dar un chungo por tantos nervios— dije riendo.

—Mi hermana no irá a ninguna parte. Natasha, ve a tu cuarto— le ordenó, pero ella no se movió, por el contrario cruzó los brazos y lo miró desafiante.

—No— se limitó a responder ella, sin apartar la mirada de la suya.

—¿Cómo que no? Tú harás lo que yo te diga.

Después de oir aquello, me dieron ganas de darle una bofetada, pero Naty se me adelantó, dándole un puñetazo a su hermano y sujetándolo firmemente del cuello de la camisa.

—Puedes ser mi hermano y todo lo que tú quieras, pero no tienes derecho alguno a obligarme a hacer algo que yo no quiera— sentenció, con una seriedad en su voz imponente. No pude evitar sentir un cosquilleo interno, un cosquilleo de orgullo. Después de ver que su hermano no respondía, lo soltó y dio un par de pasos hacia atrás.

—¡Esa es mi niña! ¡Así se hace, joder!— exclamé riendo. Naty me miró con una sonrisa orgullosa y fijé mi vista en Alessandro, quien miraba a la chica asombrado.

Vendida a un mafioso [VAUM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora