Unos fuertes golpes me despertaron, escuchaba como rascaban y golpeaban la principal. En un momento me asusté, ya que era con desesperación, me levanté de mi cama con dificultad y tomé una sudadera que estuviera a mi alcance. Bajé las escaleras lentamente ya que mis piernas falseaban, me acerqué a la puerta pero no la abrí.
-¿Quién está ahí?.- Con voz temblorosa pregunté, el golpeteo cesó, pero unos segundos después regresó aún más fuerte.
-¡______!.- Dijo mi nombre una voz suave y dulce pero que estaba al borde del llanto, por lo que se notó.
Abrí la puerta y un joven se me abalanzó, olía algo mal así que lo aparté un poco.
-Espera, espera, alejate un poco.- Lo empujé despacio, ya que no tenía fuerzas.
-______, soy yo, Makoto.- Con lágrimas en sus ojos me confesó.
-¿¡Qué!? ¿de qué hablas?.- Un poco confusa y molesta le ataqué.
-Soy yo, Makoto, ¿no te acuerdas de mi?.- Su entusiasmo de apagó un poco para mirarme fijamente algo triste.
-Pero, ¿cómo? Makoto fue mi perro.- Amargas lágrimas caían con toda la libertad de mis ojos. -No es posible.-
-Soy yo ______, soy Makoto.- Lo miré fijamente, aún dudando de lo que ese joven castaño me decía.
-No, no lo eres. Es imposible. Él se fue…-
-Hace 6 meses.- Me interrumpió el castaño. -Lo lamento, _____. No quise dejarte.- Lágrimas salían ahora de sus ojos y fue ahí cuando me di cuenta de que era él. Esos bellos ojos verdes como esmeraldas, esa mirada que yo jamás en la vida olvidaría. Esa alma que reflejaba la mía.Esas hermosas cuencas. Mis ojos volvieron a desbordarse al darme cuenta de que Makoto estaba ahí, frente a mi, hablaba, era un ser humano. No lo podía creer.
-¿Ma-Makoto? En serio, ¿eres tú?.- Mi voz tenue dejó salir esas preguntas.
-¡Si! ¡Soy yo, _____! ¡Makoto! ¡Tu chico!.- Su mirada recobró brillo, su entusiasmo volvió a nacer, haciendo que se abalanzara sobre mi de nuevo. -¡Te extrañé tanto! Perdón por haberme salido sin tu permiso esa vez, no volverá a pasar.- En mi hombro comenzó a llorar.
-Makoto, no puedo creer que seas tú. Tonto, no puedo creerlo. Mi vida, estás aquí de nuevo, ¿cómo es posible? Bueno, no importa, lo que importa es que puedo estar contigo de nuevo. Puedo abrazarte de nuevo, pero ¿sabes?, necesitas un baño.-
-¿Qué? Pero sí acabo de llegar.- Se alejó un poco de mi con expresión de miedo.
-Tranquilo, pero te tienes que bañar, mírate, estás sucio y hueles… un poquito mal.- Me paré con cuidado y cerré la puerta.
-Lo siento, pero es que… ¡No quiero!.- Corrió dejándome sola en el recibidor.
-¡Makoto!.- Grité, lo cual como siempre hacía cuando le tocaba baño. Tuve una intuición de donde podría estar, así que subí a mi habitación y revisé debajo de mi cama, efectivamente, ahí estaba hecho bolita.
-Makoto, ven.- Lo cual él me miró con algo de miedo.
-No, me obligarás a bañarme.-
-Pero te tienes que bañar, por favor.- Makoto me miró más tranquilo.
-No me gusta.-
-Makoto, sé que no te gusta bañarte pero tienes que hacerlo, estás sucio, demasiado y tienes que estar limpio.-
-¡No!.- Y se encogió más.
-Bueno, sí no te bañas te vas allá afuera.-
-No, el patio no.-
-Entonces déjame bañarte.- Poco a poco, asomó su cabeza hasta tener medio cuerpo fuera.
-Tranquilo, estaré contigo, el agua no te hará daño, ¿si?.- Tomándolo del mentón y acariciando su rostro delicadamente, él llevó su mano a la mía y cerro sus ojos. Apretó un poco el agarre.-Está bien, pero hay un problema.- Soltó mi mano y se apenó un poco.
-¿Qué pasa?.-
-No sé quitarme todo esto, cuando lo intenté no pude. Cuando quise hacer mis necesidades no pude hacerlo y me ganó.-
-Makoto, tranquilo. Por eso vamos a bañarte, ¿si?.-
- Si.- Sin más lentamente salió y yo me levanté con delicadeza, aunque ya tenía fuerzas, tener a Makoto de vuelta, las ganas de vivir también regresaron. Viviría por él.Bajé por sus pertenencias, como su jabón y shampoo, aunque, ahora que es un humano, no debería limpiarlo con eso.
Agarré un jabón de mi almacén y un shampoo que Sousuke dejó hace semanas; cuando subí vi una escena que me llenó de ternura.
Era Makoto intentando quitarse su camisa, pero se había atorado en su brazo izquierdo y cabeza, se veía desesperado.
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El más hermoso regalo.
Fanfiction¿Crees que todos merecemos una segunda oportunidad? ¿crees en la vida después de la muerte? o, ¿en la reencarnación? No importa la religión, eso es punto y aparte. "Quien no ha amado a un animal, parte de su corazón y alma permanecen dormidos." Seg...