Capítulo 6

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Los rayos tenues del sol empezaban a golpear mi rostro, despacio fui abriendo mis ojos. Al abrirlos bien, me sonrojé al más no poder; tenía una vista espectacular, era un joven castaño, muy atractivo demasiado diría yo. Dormía plácidamente con una expresión de paz, sus brazos rodeaban mi cintura con algo de fuerza.
- Pero, espera, ¿qué estoy pensando de Makoto? No, olvida eso, no está bien.- Dije para mí misma. Intenté soltarme de su agarre pero al sentir movimiento apretó aún más la unión haciendo que mi cuerpo se pegara más al de él, ocasionándome de nuevo un sonrojo considerable.

-Makoto, Makoto despierta.- No recibí respuesta. -Makoto, despierta dormilón.- Se movió, pero mi objetivo no se logró. Así que intenté otra estrategia, pero, creo que no debí haber hecho eso.
Me acerqué a su hombro izquierdo y lo mordí, haciendo que se despertara de golpe y algo asustado. Se separó de mí e hizo que cayera de la cama, sobándome, me senté en el piso.
-Perdón, perdón _____. Me asusté, perdón.- Se levantó a toda prisa de la cama y me ayudó a levantarme.
Me senté en la orilla de la cama aún sobando uno de mis glúteos.
-Perdón _____. En serio lo siento.-
-No te preocupes.- Acaricié su rostro. -Fue mi culpa por haberte despertado de esa forma.- Entre quejidos de dolor logré articular palabra. -Al parecer tienes el sueño pesado.- Le sonreí.
-¿Pesado? Pero sí yo no siento que me aplaste al dormir.- Amo la inocencia de Makoto.
-Mira, eso significa que no tan fácil te puedo despertar.-
Él asintió, al parecer logró entender. Y aún seguía sobándome.

-Déjame ayudarte.- Él de inmediato posó una de sus manos en mi glúteo, haciendo que me exaltara y por instinto, uno muy idiota, le pegué una cachetada. Rápidamente se llevó sus manos a la zona del golpe.
-Makoto, lo siento. De verdad, perdón, no fue mi intención. Actué por tonta.- Quité sus manos y llené de besos toda su mejilla enrojecida por el golpe. Él empezó a sonreír y tornarse su rostro de un hermoso rosa.
-Me gusta que _____ me dé besos.- Dejo salir, desbordándose de alegría.
-Te daré todos los que quieras, Makoto.- Y lo abracé con fuerza sin dejar de posar besos por todo su rostro.
Finalmente nuestros ojos se encontraron, ya extrañaba esas bellas esmeraldas, mutuamente nos dedicamos una sonrisa. Inesperadamente me dio un beso en los labios, suave como la seda, me sonrojé fuertemente.
-Makoto, ya te dije lo de los besos en los labios.- Con una dulce voz le canté. Por alguna razón se sonrojó un poco.

Me separé de él e intenté cambiar de tema.
-Bien, iré a buscar la ropa de Sou, para ver sí te queda.-
-Voy contigo.- Se paró de la cama.
-Pues vamos.- Le regalé una sonrisa. Al llegar a la habitación, busqué la ropa y zapatos; afortunadamente todo le quedó, algo grande pero le quedó. Fácilmente Makoto tiene el porte de Sousuke, aunque el azabache tiene un poco más de masa muscular.
-Ahora iré a cambiarme.- Me dirigí a mi habitación pero como supuse, Makoto me siguió. -Emm… Makoto, me voy a cambiar.-
-¿Eh? Ah, adelante.- Con inocencia, quiero creer.
-Si, pero, pues me quitaré la ropa y pues… Tú sabes.- Ya estaba roja.
-_____, no te preocupes. Te he visto desnuda.- Me sonrió.
-¿Qué? ¿C-Cuando?.- Me exalté.
-Pues cuando te bañabas, algunas veces me dejabas entrar contigo y veía como te desnudabas. Incluso me permitías entrar contigo a la bañera. No sé como me convencías pero si eras tú, claro que entraría.-
-Oh; o sea, que… Vaya.- Mi rostro estaba igual que un tomate.

-Y, _____. Eres muy hermosa.- Un poco nervioso me dijo. Yo sólo pude sonreírle, no sabía como reaccionar ante su confesión.
Empecé a sacarme la ropa en una esquina de mi habitación, Makoto al parecer intentó voltear hacia otros lados. Cuando terminé le hice una seña de que me siguiera y así lo hizo; tomé dinero suficiente y abrí la puerta, con miedo veía el exterior, no quería que Makoto saliera, no quería perderlo de nuevo, tenía mucho pavor hasta que algo cálido me sacó de mis pensamientos.

-No me iré, ya nunca me iré de tu lado, _____. Lo prometo. Nunca más te dejaré. Te amo.-
-Prometelo Makoto, por favor, nunca te vayas. No me dejes.- Mis lágrimas empezaron a salir.
-Lo prometo, no te dejaré.- Me giró para que nuestros ojos se encontraran. -Te amo.-
-Yo te amo a ti, Makoto.- Lo abracé por el cuello, enterrando mi rostro en su pecho. Él me abrazó por la cintura y aplicó fuerza para juntarnos más. Me separé y lo tomé de la mano fuertemente, tenía miedo de perderlo.
Cerré la puerta y de la mano fuimos todo el camino hasta llegar al super, tomé un carrito y por los pasillos fuimos explorando, algo nuevo para Makoto. Iba viendo todo hacia todos lados, emocionado. Volví a tomar su mano, él sólo me miró y sonrió tiernamente. Escogí todo lo que necesitaríamos, así que nos dirigimos hacia una caja para pagar pero antes él vio un pasillo que le llamó la atención.

El más hermoso regalo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora