Capítulo 11

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La semana se basó en lo mismo, dejarle de comer a Makoto, ir al trabajo, que mi castaño se quede viendo películas y al parecer tiene una favorita "Como entrenar a tu dragón", me dice por teléfono que la ve todos los días, las dos películas.
Cada vez que llegaba en la noche Makoto me cargaba hasta la habitación, siempre de la misma forma, mis piernas a sus costados, sus manos en mis muslos y mis brazos alrededor de su cuello.

Llegó el viernes, Kisumi me dio la serie y Sousuke me dejó salir temprano, llegué a las 9:15 y Makoto no me recibió, lo que se me hizo extraño; lo busqué en toda la planta baja, el patio y nada, ahora sólo me quedaba revisar la habitación y el baño, empecé a desesperarme y como el baño estaba a unos pasos de las escaleras vi que la puerta estaba entreabierta, había luz así que me tranquilicé y caminé sin hacer ruido y por "morbosear" pero sin mala intención me asomé pero lo que me encontré en ese lugar hizo que los colores se me subieran al rostro casi automáticamente.
Era Makoto, estaba sentado en un banco, volteado hacia la puerta, con los ojos cerrados y la cabeza echada para atrás, emitía gruñidos, exhalaciones y gemidos, tenía su miembro entre su mano derecha, dándose placer él mismo, los gemidos se hacían cada vez más fuertes. Sin pudor alguno dejaba salir aquella voz tan excitada, lo que causó que yo también empezara a entrar en ese trance de excitación, ya que ver semejante escena de la persona que te gusta masturbándose es... No tuve palabras, me hizo enloquecer. Empezó a masturbarse más rápido lo cual los gemidos incrementaron hasta hacer que se corriera, ese último gemido fue lo que hizo que el color del tomate no se me bajara en un buen rato.
Porque cuando se corrió dijo mi nombre, no podía creerlo, se masturbó pensando en mí. Me alejé lentamente, sin hacer ruido bajé las escaleras y traté de calmarme, me intenté distraer sacando mis cosas y las películas que Kisumi me prestó. Puse a cargar la tablet, acomodé las películas regadas y recién llegadas. Al poco rato empecé a escuchar unas pisadas por las escaleras, me puse algo nerviosa pero intenté tragármelo.

-¡____! Ya llegaste, te extrañé.- Corrió a abrazarme, como siempre, alzándome del piso, aún goteaba, eso significaba que se había bañado. Por obvias razones.
-Quien lo diría, te bañaste.- Vi que sonrió con algo de nerviosísimo.
-S-si, hoy hizo un poco de calor. Recuerdo que me dejabas jugar con la manguera en tiempos de calor.-
-Claro que recuerdo, eras raro, odiabas el agua pero en esos momentos hasta te enojabas porque no te dejaba jugar. Oye, maña es sábado y éste fin de semana no trabajo,¿ te parece sí vamos a ver a mi abuela?.-
-¡Si! ¡Vamos con Sayuri-san!.- Dio vueltas conmigo en brazos y al final, me cargó como siempre pero no se dirigió a la habitación, sólo nos quedamos viendo a los ojos, fijamente. Él se empezó a sonrojar haciendo que mis mejillas también se pintaran de carmesí. Nos regalamos una sonrisa y me puse a recordar lo que Sousuke dijo "Makoto te está empezando a ver de forma diferente ." Esas palabras resonaban en mi cabeza pero yo misma logré regresar en sí.

-¿Ya cenaste?.- Aún en el aire y en sus brazos.
-No, cenemos juntos.- Con ternura me miró haciendo que yo también le regresara el gesto con el mismo sentimiento.
-Si, voy a prepararla.- Poco a poco Makoto me bajó, pero de cierto modo, diferente. Hizo que me deslizara despacio, haciendo que mi entre pierna acariciara desde sus abdominales hasta su zona bien dotada. Y vaya que con sólo pasar sobre sí me imaginé el tamaño de semejante amiguito. Sus manos se deslizaron por mi espalda o al menos la izquierda, la derecha repasó por uno de mis glúteos de forma suave. Yo me sonrojé al máximo, así que decidí ir a la cocina, Makoto me siguió y se sentó en la barra desayunadora.

-¿Qué hiciste hoy, Makoto?.- Al parecer lo saqué de sus pensamientos.
-Vi una película que me pareció algo extraña pero me gustó su música.-
-¿Cuál es? Me dijiste que me mostrarías las que ibas viendo en la semana.- Él sonrió y se fue emocionado como un niño, regresó con el rollo de películas y las extendió. -Interestelar, vaya, es algo confusa.-
-Sí, pero me gustó e hizo llorar.-
-A mi también, ¿Cuáles más?.- Me senté junto a él mientras la cena que sería ligera se cocía.
-Todas.- Me sonrió orgulloso.
-"Milagros inesperados", "El joven manos de tijeras", "Orgullo, perjuicio y zombies", "Mi vecino Totoro", "Heat" otra vez, "La llegada" otra vez, "Treasure planet" otra vez, "Forward unto dawn", "Assassin's creed", "Garras", "El día después de mañana", "Twister"; vaya ésta de Twister o Tornado como le quieras llamar es muy buena; "Camino a la perdición" otra vez, "Naufrago", "Querido John" y un documental de "Caminando con dinosaurios".-
-Si, todas éstas.- Las repasó con la vista, yo me paré a apagarle y lo serví.
-¿Qué es esto, _____?.- Lo olfateó. -Huele delicioso.-
-Se llama avena. Cuidado que está caliente, sóplale.- Despacio empezó a soplarle, se lo terminó y le serví otras 2 veces más.

El más hermoso regalo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora