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Sickle se había ido por un momento para poder calmarse, pero no se esperó todo eso.

—¡¿Qué está pasando aquí?!— en todos sus años de vida nunca se esperó encontrarse con algo así.

Había cadáveres por todos lados, risas desquiciadas, sonidos de reloj, voces dando órdenes, martillazos de madera, humo de cigarro y limpieza de hojas.

—¡Dios murciélago!— la rubia estaba con su típico traje blanco, con ese aire de superioridad y algo de tristeza en sus ojos.

—¡Waiter, explicame esto!— así es, el Dios se había ido al teatro del mal a buscar unas cosas para entretener a los pecadores, y se encontraba con un total revuelo en el edificio.

—¿Explicar? ¿Explicar qué?

—¡ESTO!— contestó, haciendo obviedad en el ambiente.

—¿Ah, esto? Entra y verás.— le sorprendía como Waiter parecía tomarlo como pan de todos los días a ese escándalo.

Con algo de desconfianza, accedió a entrar a ese teatro creado por el avaricioso.

Todo estaba desparramado por todos lados. Prácticamente volaban huesos humanos, rastrillos, cucharones y cuchillos, martillos, espejos y pantallas grandes.

Sin saber qué estaba pasando, supuso que eso había sucedido porque Amo de la Corte había declarado algo a lo que los otros se negaban. Alguna orden, penitencia, etcétera.

Pero SIEMPRE tenían quejas allí por Amo del Cementerio, Amo de la Corte, copias de Arte y Pollo, descendiente con más dignidad de Venomania, Espejito Espejito, cuchara azulada, sirvientes sin color de glotona, y bruja abandona hijas en cabañas.

Siempre había algo por lo que se quejaban.

Suspiró. ¿Por qué tenía que ir justo cuando había pelea? Ya tenía suficiente con los pecadores malditos pase VIP al Jardín Infernal.

Fue llevado a la sala de juicio.

Allí vio a la muñeca maldita, identidad verdadera de ladrona rara; asesina y portadora de Gifts y especie de prostituta.
Vio al Amo de la Corte.

—¡Orden en la sala! ¡Orden en la sala!— golpeaba repetidamente su martillo justiciero –entre millones de comillas– sobre una mesa de juez.

—¡Nada de orden ni que nada, mal creada!
—¡Debemos cocinar, dejen de perder el tiempo!
—¡El mundo se va a acabar y nadie me hace caso!

Todos estaban a los gritos, dejando casi sordo al pobre ser que sufre siempre en las historias de desmadre de Evillious.

—¡Silencio en la corte! ¡Que comience el juicio!

—¡Farsa de juicio, mejor dicho, muñeca directora barata maligna como Anabelle!— sirviente masculino y femenino otra vez se ponían en contra de la no viva por parecerse a Eve Moonlit.

—¡¿Cómo me dijeron?! ¡Esa muñeca es demoníaca!

—¡Dejense de mamadas, que quiero terminar de comerme a este tipo, y no puedo por sus gritos! ¡Dios! ¡No tienen respeto acá!— la reencarnación misma del pecado de la Gula tenía un cadáver en sus manos, más específicamente de un hombre, el cuál estaba comiendo.

No había sido su culpa. El tipo no le dijo cómo quería ser comido. Si en sopa, guisado, rebanado.
Así que optó por comerlo crudo y sin más.

Esa visión traumó a nuestro creador del Tercer periodo.

Pobre alma en desgracia...🎵🎵🎵

—¡Respeto no tienen tus estúpidos sirvientes, caníbal!— y Sickle no sabía cómo, pero Engranaje estaba ahí también.

Desmadre Con Evillious Donde viven las historias. Descúbrelo ahora