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...—¿Mark?, Mark Tomlinson ¿eres tú?.

—Si señora soy yo, ¿Acaso me conoce?.

—Soy Anne, Anne Cox.... del barrio, ¿No te acuerdas de mí?.

Mark soltó las bolsas que llevaba y la miró detenidamente.

—¡Oh Anne!, ¿realmente eres tú?, ¡Vaya!, quien lo diría. Estás muy hermosa, pareces una señora muy distinguida.

—Lo soy viejo amigo. Me casé con un hombre muy trabajador y muy rico.—Dijo esta muy sonriente.

—Me alegro mucho por ti, de verdad.

—¿Y este local?, ¿Es tuyo?—preguntó la mujer señalando el restaurante.

—Si—Contestó Mark abriendo la puerta—Ven pasa. Te invito a tomar un café si no tienes mucha prisa.

—Oh no, para nada. Encantada me lo tomo. Si es la mitad de delicioso del que hacia tu madre, estaré muy agradecida— Dijo ésta siguiendo al hombre.

Anne y Mark revivieron recuerdos de su infancia y su juventud, realmente estaban felices de haberse reencontrado, después de muchos años son verse.

...—Me entristecí mucho cuando mis padres vendieron la casa y nos fuimos a otra cuidad. Os extrañé mucho, yo adoraba a tus padres. Tu casa era como mi segundo hogar.

—Si, ellos eran geniales. Lástima que mi padre murió poco después. Menos mal que mi madre estuvo muchos años con nosotros.—Habló este entristecido.

—¿Nosotros?, ¿Tienes familia?—preguntó entusiasmada.

—Si, tengo un hijo. Lamentablemente mi esposa Johannah ya no está. Ella murió poco después de dar a luz.

—Oh vaya, lo siento mucho—Dijo Anne conmovida. —¿Y sólo tienes un hijo?

—Si bueno, uno propio si. Mi esposa estuvo antes casada y tuvo una hija, pero ella está en Londres. Mi Johannah era natural de allí. Hace años que no nos vemos.

—Oh cielos, que lástima.

De repente el teléfono de ésta empezó a sonar.

...—Ay si...ya voy...lo había olvidado completamente—dijo la mujer antes de colgar y beberse rápidamente el último sorbo de café.—Lo siento olvidé una cita, toma—dijo entregándole una tarjeta.—Llámame para lo que necesites, me ha encantado volver a verte.

—Oh, toma tú también—Dijo este, dándole un abanico de regalo con el logotipo y las señas de local—Es un presente para los nuevos clientes.

—Gracias, eres muy amable, lo usaré.

Mark se quedó mirando la tarjeta por un momento, la guardó en su bolsillo del pantalón y luego sonrió antes de volver al trabajo.

Unos días después, Louis y su padre se acostaron como siempre, tras pasarse el largo día uno trabajando y el otro estudiando.

Alrededor de la media noche se desató una fuerte tormenta y el ojiazul se despertó al escuchar los gritos de su padre, el cual lo meneaba para que se levantase rápidamente, ya que la casa estaba ardiendo.

Un rayo había caído en el tendido eléctrico cerca de ella, este había provocado un cortocircuito y las llamas se habían extendido rápidamente.

Consiguieron salir por la ventana, al tejado de la vecina, luego los bomberos los rescataron mientras apagaban el gran fuego.

La casa era muy antigua y había mucha madera, por lo que prácticamente quedó calcinada junto con casi todas sus pertenencias.

—¿Y ahora que haremos papá?, no nos queda nada.—dijo Louis rebuscando entre los escombros algo que salvar.

Las noticias hablaron del terrible incendio pero Anne, que disfrutaba de la comida junto a su esposo e hijos como cada día de domingo, no supo nada hasta que cogió el periódico y se lo acercó curiosa al ver la foto, en ella estaba Mark todo lleno de ceniza.

—¡Oh Dios mío!, que desgracia. No puede ser...oh señor.

—¿Qué ocurre querida?, ¿Estas bien?—preguntó su esposo al verla tan agitada.

—¡Es Mark!... s-su casa se incendió. Él y su hijo están en la calle. Tengo que ayudarles Des. Cariño le debo mucho a él y a su familia. Ahora él necesita mi ayuda.

—Tranquila cariño, todo se arreglará—dijo al verla levantarse y buscar en su bolso el abanico muy sofocada.

—Si, aquí está... Aquí está.

42. Un Amor De Ensueño- Primera Parte (Larry Stylinson)-TerminandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora