El dolor de perderte DRAMIONE

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Dedicado a 

@Kimmtzq18 gracias por el título.

@marianita28012 por la descripción. 

@VioletaMirandaCastro por el apoyo.

Espero les guste!

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Dos pequeños corrían por la gran Malfoy Manor. De pelo rubio castaño, uno de ojos grises como su padre y otro de ojos chocolate como su madre y a días de cumplir 11 años. Ambos vivían con su padre, Draco Malfoy. Gran empresario que salió adelante con dos hijos. Pero nadie en el mundo mágico conocía a la madre de los pequeños. Pero con tantas historias sobre aquella misteriosa mujer y tanta curiosidad acumulada de los gemelos decidieron que era momento de saber la verdad. Ya eran grandes y debían saberlo, pero su padre no se sentía listo para contar aquella historia.

Scorpius: ¿Padre, podemos pasar? – siempre tan educados ambos.

Draco: Claro, ¿qué sucede? –

Abraxas: Es momento de hablar padre. –

Draco: ¿De qué? –

Scorpius: Nuestra madre. –

Abraxas: Debemos conocerla, en persona. –

Draco: Ya se los he dicho, no les diré quién es. –

Scorpius: Es injusto, nuestros tíos dicen que ella era maravillosa. –

Abraxas: Y que tú la querías mucho, pero ni ellos saben que sucedió. –

Draco: Claro que la amaba, pero no pueden saberlo, aun no. –

Scorpius: Queremos saber quién es, como regalo de cumpleaños. –

Abraxas: Tiene razón, faltan 2 semanas, pero es lo único que queremos. –

Draco: Perdón pequeños, pero se los recompensare con otra cosa. Por favor retírense debo terminar con el trabajo. –

Ambos niños salieron decepcionados de haber fallado. Decidiendo ir corriendo al patio. Mientras que Draco no hacía más que pensar en aquella mujer. Sabía que ella jamás se lo perdonaría, pero debía intentarlo. Sus hijos tenían tantos rasgos de ella. Abraxas sus ojos y Scorpius su actitud. Aun así, tenía miedo de decirle a toda la verdad. Pero sus hijos necesitaban a su madre. Con lo mucho que había expandido las empresas casi ni tenía tiempo para estar con sus hijos. Sus amigos tenían familias y ya no podía dejar a los gemelos con ellos. A pesar de que insistieran, pero aquella mujer probablemente estaría mejor con otro.

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Una castaña caminaba por los pasillos del ministerio. Ser parte del trio de oro le había asegurado su futuro como ministra. Llego a su oficina como de costumbre y empezó con el papeleo. Más tarde entro su secretario con un café caliente para ella. Dejo el café en el escritorio y no dudo en besar a la castaña.

Hermione: Gracias Lucas. – dijo mientras intentaba sacarse al chico de encima.

Lucas: Vamos Herms, simplemente no puedo seguir así. –

Hermione: Estamos en el trabajo, no ahora. –

Lucas: Bien, pero me la debes. -

Luego de perder contacto con sus amigos y haber despertado sola en el hospital conoció a Lucas. Su antigua secretaria había renunciado y él se presentó un día luego del accidente que ni siquiera recordaba haber tenido. Los médicos decían que había tenido suerte, pero nunca le dijeron quien la dejo ahí. Lucas la había apoyado desde entonces y eran felices. Pero Hermione ocultaba algo y era que todas las noches desde el accidente unos ojos grises la observaban en sueños. Era todo lo que lograba ver un hombre que susurraba su nombre, pero no lograba reconocerlo.

Termino de trabajar muy tarde. Cuando salió Lucas la esperaba para ir al pequeño apartamento que habían comprado en el callejón Diagon Alley. Lucas claramente tenía otra idea cuando llegaron al lugar, pero una vez que Hermione se acostó en la cama nada pudo despertarla.

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Blaise: ¡Draco! – grito el moreno que acababa de llegar.

Draco: Blaise, lamento pedírtelo de la nada, pero debo viajar y... -

Blaise: Esta bien amigo, no estará mal pasar tiempo con mi sobrino y mi ahijado. –

Draco: Te debo una. ¡Niños! –

Blaise: Ve avanzando, los empresarios muggles te dejaran. Yo buscare a estos revoltosos junto con Molly. Cierto pequeña. – dijo dejando a la pequeña pelirroja, de apenas 3 años, en el suelo

Draco: Gracias, el avión no me esperara, hasta luego. –

Molly: ¡Scor! Ablaxas! –

Blaise: Muy bien donde están esos dos. –

Scorpius-Abraxas: ¡Tío Blaise! –

Blaise: Niños alisten sus mochilas iremos a la madriguera. –

Scorpius: Bien, bajaremos en unos minutos. –

Abraxas: Papa se fue sin despedirse otra vez. –

Blaise: Saben que tenía trabajo, vamos les contare otra historia. –

Scorpius: ¡De mama! –

Blaise: Si, pero no le digan a su padre. –

Abraxas: ¡Sí! -

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Hermione: Lucas debemos irnos o el avión nos dejara. –

Lucas: ¿Porque no podemos aparecernos? –

Hermione: Porque mis padres compraron los pasajes y no podemos devolverlos. –

Lucas: Bien, ya estoy listo vamos. –

Hermione: Estoy nerviosa de verlos. –

Lucas: Estoy contigo cariño. Todo irá bien. –

Hermione: Lo sé, pero es extraño sabes que no crecí junto a ellos. –

Lucas: Si, pero no sabías la verdad no es tu culpa. Por suerte tu hermano no estará. ¿Cierto? –

Hermione: No, no te preocupes. Aunque quisiera verlo ha pasado tanto tiempo. -

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Un rubio y una castaña se dirigían al aeropuerto. Por distintos lugares, pero con un mismo destino Paris. La ciudad del amor, pero sería imposible que la leona reconozca a la serpiente. Su fuego se había apagado y el hielo de la serpiente volvía a renacer. Su destino los había separado pero su historia apenas había comenzado. Con problemas que claramente encontraran en el camino pero que unidos lograran superar. 

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Amy Lovegood