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Hermione Pov:

Estaba cansada cuando llegue a casa ese día. Mucho más de lo normal. Supuse que sería el embarazo. Había pasado algo más de 1 mes. Y en 2 meses seria Navidad. Me dirigí a la cocina en busca de un vaso con agua. En los últimos días no había podido comer demasiado. Sentía vómitos cada vez que veía la comida y eso estaba estresándome. Mientras tanto Lucas siempre se veía preocupado por mi salud e intentaba tranquilizarme para no afectar al bebe. Hasta me tenía prohibido usar la chimenea. Pero creo que eso era más por celos, ya que se enojó la última vez que fui a casa de Draco.

Me preguntaba como estarían sus pequeños. De seguro emocionados en Hogwarts e intentando averiguar quién era su madre. ¿Porque Draco nunca les había dicho la verdad? ¿Era tan mala su historia o simplemente le dolía recordarla?

Llegué a mi habitación y me recosté un momento. Y sin darme cuenta me quede dormida. De pronto aparecí en la mansión de Malfoy, o bueno eso parecía. Empecé a recorrer el lugar cuando escuché el grito de alguien. Me asusté y seguí el sonido. Conforme me acercaba reconocí de quien era la voz. Era Draco y no dejaba de gritar mi nombre.

Me levante asustada. Ese sueño parecía tan real. Que hasta sentía que Draco estaba en problemas. Me levanté y me dirigí a la chimenea. Sabía que le había prometido a Lucas no volver a la Malfoy Manor, pero algo había pasado. Y tenía la necesidad de ir a ver a Draco.

Cuando llegue escuche los mismos gritos provenientes del segundo piso. Subí despacio con mi varita en mano en caso de que alguien apareciese. Me acerque a la habitación donde escuchaba a Draco gritando. Asomé mi cabeza y lo vi amarrado en una silla tan indefenso. Había sangre saliendo de alguna parte de su cabeza pero que caía lentamente por su mejilla. Entonces Draco dejo de gritar y miro desafiante a quien sea que estuviese frente a él.

Draco: No sé quién eres, pero no pienso alejarme de Hermione. – seguido de esto escuche que un joven grito Cruccio.

X: ¡Aléjate de ella Malfoy! O los que sufrirán serán tus hijos. – entonces detuvo el hechizo dándole paso a Draco para que hable.

Draco: Te juro que si le tocas un pelo a mis hijos no me va a importar terminar en Azkaban. – y volvió a lanzarle un Cruccio.

Sin pensarlo entre a la habitación y apunte al joven encapuchado lanzando un expeliarmus. Pero el al instante lo evito y salió corriendo del lugar. Salí corriendo detrás de él, pero ya había desaparecido.

Hermione: ¿Estas bien? – le pregunte a Draco mientras lo desamarraba de la silla.

Draco: ¡Pudo matarte! – fue lo único que respondió.

Hermione: Unas gracias era suficiente. – me aleje y lo observe levantarse y dirigirse a la cama.

Draco: Gracias, pero no debiste venir. – tomo asiento y se quedó observando el piso.

Hermione: Podrías haber muerto. – me acerque a donde él estaba lentamente, hasta sentarme junto a él.

Draco: No importa. –

Hermione: ¿Y tus hijos que? – enserio no le importaban?

Draco: Ve a casa, será lo mejor. No quiero que tu noviecito vuelva como la última vez. – ahora estaba celoso?

Hermione: No me iré hasta confirmar que estas bien. –

Draco: Por favor, déjame solo, voy a estar bien. –

Hermione: No, mírame. – tome su cara entre mis manos observando sus heridas. – Solo deja que te las cure. –

Draco: No es necesario. –

Hermione: No me importa. – tomé mi varita y empecé a recitar unos cuantos hechizos que lo sanaron de inmediato.

Draco: Listo puedes irte. –

Hermione: ¿porque insistes en que me valla? –

Draco: Porque el hecho de que vinieras hace unas semanas causo que ese viniera a torturarme. –

Hermione: ¿Por qué? –

Draco: Y yo que sé. – volteo a mirarme y sin pensarlo me perdí en sus ojos grises.

Empecé a acercarme y el a mí. Y al siguiente minuto nos estábamos besando como si lo necesitáramos. Me perdí en sus labios, era tan diferente a cuando me besaba con Lucas. Y desde la última vez que nos habíamos besado solo quería volver a encontrar esos labios. Tan finos y delicados. Nos separamos por falta de aire, pero volvimos a besarnos luego de eso. No sentía culpa por engañar a Lucas. De seguro que debía sentirla, pero no podía, o al menos no quería.

Luego de eso no dijimos nada. Yo solo me despedí y volví a casa. Lucas aun no había llegado. El reloj marcaba las 9 y yo estaba muy cansada. Así que me dirigí a mi habitación y luego de ponerme el pijama me quedé dormida. Cuando desperté Lucas estaba recostado junto a mí. Estaba amaneciendo y decidí ir por un té y unas tostadas a la cocina. Estaba tan concentrada en mis pensamientos, en Draco, sobre todo, que no sentí a Lucas llegar por la puerta.

Lucas: ¿A dónde fuiste anoche? – pregunto, como siempre.

Hermione: A ninguna parte. – mentí, se enojaría si sabía que fui a casa de Draco.

Lucas: No me mientas Hermione. –

Hermione: Bien, decidí ir a dar una vuelta. –

Lucas: ¡Fuiste a ver a ese tarado! – como sabia eso?

Hermione: ¿Acaso me estas espiando? Que te importa lo que yo haga. –

Lucas: ¡Eres mi novia! ¡Tienes a nuestro hijo en tu vientre! – se acercó y me tomo la muñeca.

Hermione: ¡Suéltame! – intenté soltarme de su agarre, pero no pude. – Me haces daño. –

Lucas: No quiero que vuelvas a verlo. –

Hermione: ¡Suéltame! – y entonces me soltó, pero lo que siguió me dejo sin aliento.

Lucas acababa de lanzarme una cachetada y había terminado en el suelo. Y entonces alguien llego, pero estaba muy aturdida para reconocer su voz. No fue hasta después que vi a Lucas desmayarse que alguien me tomo en brazos y me saco del lugar. Tenía ña vista nublada y solo podía escuchar sus palabras alteradas.

X: Hermione, vas a estar bien... Por favor resiste. No me dejes... ¡Hermione! – y mis fuerzas se esfumaron.


El dolor de perderte DRAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora