Capítulo 9

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—¿Cuándo vuelven a la universidad? —le pregunto.

—¿Acaso estas emocionada por mi partida Alice? —dice fingiendo tristeza para luego reír cuando lo golpeo en el hombro.

—Ahora que lo pienso, nunca te he visto ni una navidad junto a Emily

—La pasaba con Maddie y con papá, Maddie no tiene un horario muy flexible y mamá prefería que la acompañara para las fechas importantes. Emily a veces me visitaba a mi o a Maddie, pero nosotros no venimos muy seguidos —dice.

—No veo a Madeline desde hace mucho tiempo —digo sorprendida—. No la recuerdo mucho —admito.

—No eres la primera persona a la que le pasa eso —ríe—. ¿Planeas ir con alguien a la cena de beneficencia? —pregunta.

—Ahora que Vash rompió mi corazón —dramatizo—. Planeo quedarme en casa y comer helado —miro a Alfred y ambos reímos —. Aunque haré eso de todas maneras, pero no, no planeo ir con nadie. Emily probablemente este con Arthur y Sakura es una de las organizadoras así que estaré por mi cuenta

—¡Pues tienes mucha suerte! —se levanta—. ¡Ya que el héroe esta libre para mañana en la cena y también necesita una cita!

—¿Que héroe? —bromeo.

—Eres igual de mala que cuando eras pequeña —dice y río.

—Me lo debías —dejo de reír—. Pero si me gustaría ir contigo, será divertido tener una... ¿Cita?

—Nononono —dice con los ojos abiertos.

—¿No quieres tener una cita conmigo? —frunzo el ceño

—No, si quiero tener una cita contigo —dice y me sonrojo—. Digo, yo... ¡Me pones nervioso! —se tapa el rostro —. Solo... ¿Quieres ir...? ¿Como una amiga a la cena de beneficencia?

Por un segundo me sentí enojada y muy confundida por aquella palabra, odiaba el hecho que los sentimientos no podían ser tan fáciles de aprender como una fórmula matemática. Alfred y yo éramos amigos, pero por alguna inquietante razón no se sentía así.

—Por supuesto —respondo y Alfred sonríe.

—¡Genial!, ¿vamos a la feria que esta fuera del centro comercial? —pregunta Alfred sacándome de mis pensamientos.

—No lo sé —me alzo de hombros—. ¿Tienes siete años?

—No, pero si tengo el alma de un niño de siete años y estoy seguro que tú tienes el alma de una señora amargada que vive con ocho gatos —ríe Alfred.

Ruedo los ojos y Alfred agarra mi mano y me arrastra a la feria.

—Solo soy más seria —murmuro con el ceño fruncido.

—Bueno —se detiene—. El héroe tiene como misión hacer que hoy dejes eso del lado por completo—sonríe.

—Cállate y camina—digo y ocultando mi sonrojo seguimos caminando.

Al llegar una gran sonrisa se forma en los labios de Alfred y los ojos le brillan al ver un puesto de algodón de azúcar, Alfred se acerca al puesto y yo con él, Alfred compra uno para cada uno y mientras seguimos caminando me cuenta que de pequeño adoraba venir a este tipo de lugares y casi se atora cuando le digo que nunca había estado en una feria, se pone serio y entonces se pone otra misión; jugar todos los juegos. Aunque luego de decirle a Alfred que no es tan temprano y que mañana tengo clases decide que al menos la mitad de ellos.

—¿Cual quisieras probar primero? —pregunta.

—Probemos que tan fuerte eres —señalo un juego de fuerza.

Shall We Dance?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora