Capítulo 16

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Me lanzo contra la puerta, espero sentir el impacto en mi hombro, sin embargo esta se abre antes que mi hombro pueda golpear la madera. Aterrizo en el suelo y Alfred corre hacia mi ayudando a levantarme.

—¡Alice! —me agarra del brazo—. ¿Estas bien? ¿Te hiciste daño? ¿Te duele la mano? —pregunta preocupado mirando mi mano.

—Si, no fue nada —respondo aceptando su ayuda—. En realidad ya no duele nada y me lo quitaran en unos días

—¡Eso es genial! —me sonríe.

—Si, al fin podre- ¡No! —grito de repente haciendo que el se sobresalte—. ¡Estoy molesta contigo! —le apunto con el dedo indice.

—¿Que? —dice confundido—. ¡Yo debería ser el molesto!

—Yo no ignore tus llamadas y tampoco te ignore por una semana —indico.

—¡Si lo hiciste!  

—¡Ese no es un buen argumento, Alfred! —digo—. Pensé... yo pensé que todo estaba bien ahora —suspiro.

—Yo igual... —dice cabizbajo—. ¿Acaso yo no era suficiente para ti? —pregunta dolido.

—¿De que hablas? —pregunto—. Te llame la ultima vez que nos vimos y una chica que no conozco me contesto y tú solo me ignoraste. ¿Porque lo hiciste?

—Porque vi como Lovino y tú se besaban —hace sus manos puños—. Y  porque tenia miedo

—Alfred, yo-     

—Porque.... porque te quiero mucho Alice —me interrumpe—. Y no quería creer que tú solo estabas jugando con mis sentimientos. Solo quería buscar alguna explicación, una excusa de porque lo hiciste que no tuviera que ver con el hecho de que no sientes lo mismo que yo siento por ti —se lleva las manos al rostro—. No quería perderte y te ignore porque lo único que venia a mi mente era el hecho que tu nunca me quisiste tanto como yo lo hice —me mira con los ojos lagrimosos.

Me quedo en silencio unos segundos hasta que veo las lagrimas bajar por sus mejillas, entonces limpio sus lagrimas y lo abrazo.

—Yo pensé que te habías aburrido de mi —digo con la cabeza en su hombro—. Porque tu eres Alfred Jones, ¿como era posible que tu me quisieras en realidad? —murmuro—. Solo soy una estudiante aburrida que lo único que hace es enojarse y quejarse

—¡No, Alice!, yo solo te quiero a ti. Eres perfecta justo como eres —dice mirándome a los ojos—. Nunca te cambiaría por nada —me abraza con más fuerza—. Pero por favor, solo responde me una pregunta. ¿Tu... tu sientes lo mismo que yo?

—Alfred, no te puedo decir lo que paso exactamente con Lovino, pero te aseguro que no significo nada. Yo nunca pensaría en dañar tus sentimientos de ni una manera, Alfred —le sonrió—. Yo...  yo siento lo mismo que tu y eres importante para mi 

—Tu también Alice, yo nunca te haría daño, nunca dejaría que nadie te hiciera daño —me abraza fuertemente—. Pensé que te había perdido —murmura en mi oído.

—Yo también —respondo abrazándolo con fuerza—. Pero aun sigo molesta contigo por ignorarme solo por un malentendido, pudiste llamarme y preguntarme por lo que habías visto —me alejo un poco para verlo a los ojos—.  Por cierto, ¿Quien era la chica en tu casa?, estoy muy segura que no era tu madre o Emily, no pude reconocer su voz

—¿La chica? —pregunta confundido—. ¡Ah, si! —sonríe—. Era Madeline, llego de Canadá hace unos días, le conté sobre ti y quería verte. Sin embargo, los vi a Lovino y a ti  y me fui corriendo. Luego me di cuenta que olvide que Madeline estaría ahí también —se rasca la cabeza.

Shall We Dance?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora