Capítulo 26

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Chloé obviamente seguía enojada con ella, la evitaba a toda costa y las pocas veces que se veían, sólo se burlaba de Marinette. Habían pasado unos días desde que hablaron, pero la ojiceleste no podía estar más feliz. Cada vez que cruzaban miradas, Marinette la miraba burlona y formaba con sus labios la palabra "celosa" haciendo sonrojar cómo loca a Chloé, quien comenzaba a gritarle. La vida era hermosa para la ojiceleste, eso hasta que llegó a su casillero. Esperaba encontrarse con Chloé, considerando que eran vecinas, pero allí estaba nada más y nada menos que, Adrién.

— Hola, rarita — dijo burlonamente, pero en sus ojos había odio. Marinette no se acercó, intimidada ¿Qué había hecho ella ahora?

— Quítate de mí casillero — dijo ya que el chico estaba impidiéndole abrirlo.

— No lo creo, primero quiero hablar contigo — dijo agitando un dedo amenazador, delante de ella.

— No quiero, ahora apártate — dijo firme, frunciendo el ceño, el chico soltó una carcajada hipócrita.

Intentó alejarse, pero él la sujetó por el brazo y apretó el agarre, comenzó a arrastrarla por el pasillo mientras Marinette se quejaba.

— ¡Déjame! — le exigía, pero el chico no la escuchaba.

— Pues vas a tener que querer — otra vez ese brillo asesino en sus ojos, la asustaba un poco.

Intentó alejarse, pero él la sujetó por el brazo y apretó el agarre, comenzó a arrastrarla por el pasillo mientras Marinette se quejaba.

— ¡Déjame! — le exigía, pero el chico no la escuchaba.

Llegaron hasta los baños para chicos y la obligó a entrar. Ya dentro, la apretó contra la pared y la jaló del cabello, quedando frente a ella. Marinette se mordió la lengua por el dolor.

— Me estas lastimando... — comenzó a decir, pero Adrién la jaló más fuerte del cabello —. ¡Auch!

— Escúchame bien, Dupain, porque no pienso volver a repetirlo — comenzó, acercando su rostro a la oreja de la chica —. Te quiero lejos de Chloé, es mi novia. Yo soy quien la manosea cuando quiero, el que la besa y le mete la polla hasta el fondo, haciéndola delirar — le rectificó riendo y Marinette sintió su rostro arderle. (¿Qué polla? Si es un mito)

Levantó la rodilla, queriendo darle un golpe, en verdad quería molerlo hasta que sangrara, pero el chico se anticipó a su movimiento y lo bloqueó antes de propinarle un puñetazo en el estómago. Marinette perdió el aire.

— Buen intento, no caigo dos veces — dijo arrastrándola hasta que cayó al piso, sostenía su cabeza por el cabello mientras Marinette se sujetaba con la mano —. Ella te odia, te detesta y en verdad, le asquea que la andes acosando. Por eso te quiero lejos de ella.

— Yo... ahhh — gimió sin poder aguantar el dolor, el cuero cabelludo le dolía y las rodillas se le estaban afincando dolorosamente en las baldosas del piso.

— Te dejaré una advertencia — dijo el chico, obligándola a arrastrase hasta una de las casetas y abriendo la tapa del escusado-. Espero que tengas un buen buceo.

Le hundió el rostro en el agua del retrete, no le dio tiempo ni de aguantar la respiración y Marinette comenzó a tragar agua (Si, para ella era algo asqueroso) mientras el oxígeno se le escapaba de sus pulmones. Se estaba ahogando y en eso, Adrién volvió a levantar su cabeza, mientras Marinette respiraba a ahorcadas.

— ¿Te mantendrás alejada de mi novia? — preguntó amenazante, Marinette lo miró con odio y dio a entender que no —. Sigue buceando, entonces.

(¡Lleva un bikini, Marinette!)

La volvió a hundir unas veces más y ya Marinette estaba exhausta, lloraba amargamente y sentía los pulmones repletos de agua sucia.

— ¿Te mantendrás alejada de mi novia? — preguntó por décima vez , ya aburrido, pero por primera vez observó la desesperación en los ojos esmeralda.

— Si... si... si... si — murmuraba una y otra vez con pánico, Adrién sonrió.

— Me alegra — dijo soltándola y dejándola acurrucarse en el piso —. Más te vale — le dijo antes de salir con paso seguro, del baño.

Marinette se volvió un ovillo e intentó no llorar, su cabello estaba empapado y seguía tosiendo agua. No lo pudo evitar, volvió el rostro hacia el retrete, pero esta vez para vomitar, hasta allí había llegado el almuerzo. (Chau, pizza de peperoni)Ella no sabia que iba a hacer, si Adrién tenía razón, puede que Chloé tampoco la quisiera cerca y alejarse seria hacerle un favor.

(Será idiota)

Pero Marinette la amaba, joder. Y la amaba mucho, la sola idea de alejarse de ella la volvía loca. Pero no importa cuán enamorada estuviera, ahora había algo nuevo. Tenía miedo, mucho miedo. Cerró los ojos, jurando aún poder escuchar las risas de Adrién dentro del baño. Al salir, intentó sacarse el cabello y fue a su casillero por una muda nueva, en el camino se encontró a Chloé junto con Adrién.

La rubia la miró, preparada para insultarla y pelear con la ojiceleste, en sus ojos había un brillo divertido. Marinette observó a Adrién, quien la miraba dándole un guiño y la ojiceleste tembló por el pánico. Abrió rápidamente su casillero y al encontrar sus cosas se fue a toda pastilla, mirando hacia el suelo, sin prestarle la acostumbrada atención a la rubia. Chloé la miró confundida ¿Qué había hecho?

— No llores cariño, shhh — le decía acariciándole el cabello y Marinette sollozaba.

Se encontró con sus amigas en el pasillo y terminó en la casa de Lila, contándole sus penas, estaba con la cabeza recostada en las piernas de su amiga, llorando. Las dos estaban en la cama, mirando una película, mientras Lila observaba a su amiga con dolor, Adrién era un ser desalmado.

— Ahora... no podré acercarme... igual ella... ella... me detesta — decía entre hipidos y Lila opinaba todo lo contrario.

Últimamente había observado a la rubia y todo lo que Chloé demostraba, era lo contrario a lo que Marinette pensaba. Esperaba que sus ideas fueran correctas, ya que no quería ver a su amiga llorar aún más. Decidió distraerla y las dos se abrazaron, mientras veían por segunda vez en esa noche el Titanic. Las dos lloraron durante un buen rato.

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Rivales | Chloenette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora