Capítulo Extra

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-¿Llevas dinero para el almuerzo?-preguntó Audrey, por quinta vez.

Chloé rodó los ojos, divertida por la preocupación de su madre.

-Si, mamá. Descuida, tengo prisa, voy tarde-recordó al ver la hora en su móvil.

Faltaban veinte minutos para entrar a clases, si quería llegar a tiempo y llevar a Nathaly, todo a la vez. Era mejor apurarse.

-¿Chlowi?-preguntó la pequeña Taylor, desayunaba junto a su padre mientras sonreía a su hermana -. ¿Cuándo viene Nuggets? Lleva mucho tiempo sin jugar conmigo-hizo puchero.

Chloé frunció los labios, divertida, colgándose la cartera del hombro y comiendo una galleta del tarro sobre el refrigerador. Ella comía las veinticuatro horas del día, no se cansaba.

(¿Cómo carajo sigue tan flaca?)

-La has visto hace dos días, cuando llegó de sorpresa con Nathy -apuntó, sonriendo aún por el agradable recuerdo de aquella tarde.

Ver a Marinette con su hermana menor era de sus actividades favoritas, le parecían súper tiernas. Incluso, el fondo de pantalla de su móvil era una foto de Marinette y Taylor posando, la ojiceleste hacia una mueca graciosa mientras la niña le daba un beso en la mejilla. Si en algún momento del día sentía la necesidad de ver a sus dos personas preferidas, solo bastaba con desbloquear el aparato y allí estaban ¡Era perfecto!

-Eh, no. Ya van... Mmm-la niña dejó de comer para contar con los dedos, como le enseñaron en la escuela-. Van ochenta y dos horas, desde que no veo a Nuggets-las matemáticas no eran su fuerte.

-Son cuarenta y ocho horas, enana-la corrigió.

-Como sea-la niña rodó los ojos, Chloé le daba la razón a su ojiceleste, a veces Taylor se parecía tanto a ella que daba miedo -. El punto, es que no la veo hace muchísimas horas, seguro ella me extraña-dijo completamente segura.

¿Lo peor de todo? Chloé sabía que su hermana tenía razón, Marinette vivía preguntando por la pequeña niña y jugando con ella, cada vez que podía.

-Bah, no creo-bromeó, le mostró la lengua a una Taylor con el ceño fruncido-. Me extraña más a mí-aseguró.

-¡Mentira! Tú eres fea, yo soy linda, claro que me extraña más a mí-movió la mano, como si Chloé fuera inferior.

Audrey observaba a sus dos hijas, sonriendo, mientras colocaba más sándwiches en el plato de su esposo. Se dieron una mirada dulce, al parecer hoy alguien no dormiría en el sofá.

(¡Bien por ti, André!)

-¿Fea?¿Yo?-Chloé colocó una mano en su pecho, riendo con gracia-. Soy increíble, tus celos me dan ternura-apretó las mejillas de su hermanita, esta se revolvió lejos de sus manos.

-¡No estoy celosa!-comprobado científicamente, estas dos son hermanas y nadie puede negarlo.

-Por favor, todos piensan así-estaba bromeando, su hermanita indignada era un acto digno de ver. Fue por la cocina, hablándole, mágicamente una manzana estaba en sus manos y le daba un mordisco-. Hasta Marinette, ella piensa que soy hermosa-sonrío como tonta, recordando que la ojiceleste se encargaba de remarcarle lo perfecta que era, cada vez que tenía oportunidad.

André quiso hacer un comentario de padre celoso, bastó una mirada fulminante de Audrey, para hacerlo callar. Suficientes experiencias traumáticas con una Bourgeois enojada, para el resto del año. (Además, el sofá no es cómodo)

-¿Nuggets?-la niña achicó los ojos, confundida, Chloé cubrió su boca para no reír.

¡Por dios, esa reacción fue tan Marinette! Al parecer la pequeña niña era una combinación de ambas, como si fuera su propia hija, el corazón de Chloé se hinchó de felicidad ante la idea.

Rivales | Chloenette Donde viven las historias. Descúbrelo ahora