12. Reuniendo al nuevo equipo.

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Ambos jóvenes estaban sentados en los taburetes de un bar, mientras se bebían una coca cola no muy lejos de una chica de unos veintitantos que no paraba de beber.

Cuando está comenzó una pelea en el bar y comenzó a golpear a cada uno de los que estaban allí a excepción de ellos, que se mantuvieron quietos, simplemente bebiéndose sus refrescos.

Incluso el dueño del restaurante se había escondido en la parte trasera cuando la chica se fijó en ellos.

—¿Y vosotros qué estáis haciendo ahí?

—Nos bebemos la bebida por la que hemos pagado — respondió Hope sin darse la vuelta a mirarle.

Peter se apartó justo a tiempo para que el puño se la chica no le golpease la cabeza. Esta perdió el equilibrio y Hope aprovechó para empujarla contra la barra del bar.

—Oye, no queremos hacerte daño — aseguró Hope — solo, tranquilízate, ¿vale?

—No me digáis lo que tengo que hacer.

Se volvió a lanzar contra Peter que, haciendo uso de sus reflejos súper desarrollados, pudo esquivar todos y cada uno de los golpes.

La chica le lanzó una mesa, haciendo uso de una sola mano, lo que sorprendió al hombre araña que no tuvo tiempo a reaccionar y la mesa le dio de lleno, tumbándolo en el suelo.

—¿Te han dicho alguna vez que no es de buena educación lanzar mesas a la gente? ¿No?

La chica gruñó y dio un empujón con ambas manos a Hope lanzándola contra la pared.

—Vale, eres fuerte, muy fuerte.

Cuando la chica iba a golpear a la peli-plata, Peter lanzó una telaraña a su mano derecha, otra a la izquierda, le obligó a darse la vuelta, estiró, la chica tropezó y él le dio una patada en la cabeza, dejándola inconsciente.

—Buen truco — Hope se incorporó apoyándose en la pared — en dos semanas no has perdido práctica.

Peter sonrió mientras se arrodillaba al lado de la chica inconsciente y la alzaba hasta colocarla sobre su hombro como si fuese un saco de patatas.

—Nos la llevamos.

—¿Qué? No es un perro. No puedes llevarte las personas a casa como si estuviesen pérdidas.

—Ya lo has visto, es súper fuerte y Strange dijo que antes de que volviésemos a verlo tendríamos que conocer al cuarto miembro y ella podría serlo.

Hope desistió, los dos subieron a la casa que estaba justo en el edificio de arriba y dejaron a la chica en el sofá.

***

A la mañana siguiente Peter y Hope estaban sentados en la pequeña mesa mientras observaban a la chica dormir.

—¿Crees que deberíamos despertarla?

—No lo sé — respondió Hope hablando en un susurro — cuando mi madre tiene resaca suelo evitar hablarle, habitúa a golpear a los que le molestan.

Peter le miró y volvió la mirada a la chica, sin saber muy bien que hacer. Un rato después esta comenzó a moverse hasta que se despertó y se llevó la mano a la cabeza, lugar donde tenía un moretón con la forma de la suela de Peter.

Tardó un rato en percatarse de su presencia e intentar levantarse para llevarse la mano a la cabeza y volver a tumbarse.

—No intentes levantarte, será peor — Hope le tendió la mano con una pastilla — su efecto es casi instantáneo, Tony las inventó.

Con desconfía se tomó la pastilla y unos minutos después pareció totalmente recuperada del dolor de cabeza.

—¿Quien demonios sois vosotros?

—¿Quien eres tú? — preguntó Peter al tiempo que Hope se levantaba y se iba al congelador a coger algo — ya que te sacamos del bar antes de que la policía llegase, porque seguro que el dueño les llamó, merecemos preguntar antes.

Hope le lanzó una bolsa azul llena de hielos y se señaló la frente, haciendo de espejo del lugar en el que la chica tenía el moretón, la chica se la colocó en el lugar indicado.

—Habla.

Después de unos segundos de mirarles a ambos con desconfianza lo hizo.

—Me llamo Jessica Jones. Soy detective privada en New York y tengo ciertas habilidades.

—Eres más fuerte y resistente —apuntó Hope— lo noté ayer por la noche.

La cara de Jessica se descompuso, estaba hablando de su habilidad para descubrir lo peor de la gente, no en sus "poderes".

—¿Cómo...?

—Intentaste matarnos en un bar — respondió Peter — por suerte yo te di una patada karateka primero.

Jessica les miró con el ceño fruncido.

—¿Qué es lo que hago aquí en realidad?

—Supongo que sabes que la mitad de la población de la Tierra desapareció.

—Eso me han contado.

***

Las tres figuras vestidas de negro se detuvieron delante de la enorme puerta.

—Hace un frío horrible — se quejó Jessica frotándose las manos cubiertas por los guantes negros.

—Oh, cállate, Jones. Te dijimos que te pusieses más ropa.

Y lo que Hope había dicho era cierto. Ambos le habían dicho esa mañana que necesitaría más ropa que un abrigo de cuero para moto encima de su habitual chaqueta de cuero.

—Maximoff, eres un fastidio.

La chica sonrió ampliamente, se acercó a la puerta, subiendo un par de escalones que les separaban de esta, y, con un gracias, llamó a la puerta.

—¿Cre...creéis que estará aquí? — tartamudeó Peter.

—Sino eres tú quien nos ha traído hasta aquí — dijo Jessica — así que lo que nos pase será culpa tuya.

Peter le miró con la boca semi abierta y horror en los ojos.

Sin embargo ninguno pudo añadir más pues les ocurrió algo que nunca les había pasado, una translación, como después descubrirían que se llamaba.

Aparecieron de pie en lo que denominaron como un extraño museo con cosas antiguas y extrañas.

—¿Cómo? ¿Dónde estamos?

Hope se dio la vuelta mirando sus manos.

—¿Este payaso es vuestro amigo?

Ante esa pregunta ambos se volvieron hacia dónde Jessica estaba mirando para ver de quién estaba hablando, de ese "payaso".

Y ahí estaba. Desde su capa roja de levitación a sus guantes amarillos y pasando por su traje azul marino y su pelo bien peinado.

Stephen Strange los miraba fijamente.

—¿Acabas de llamarme payaso? ¿A mí? ¿Un maestro de las artes místicas?

—Si, es exactamente cómo te he llamado, señor mago — respondió Jessica con burla.

Antes de que pudiesen empezar a discutir más en serio Peter les interrumpió.

—Me alegro de verte, Strange.

Este miró al chico con orgullo.

—Yo también, Peter. Lo has echo muy bien pero me temo que todavía queda la parte más complicada del plan si queremos vencer a Thanos.

Los problemas siempre vuelven || Hope Máximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora