La guerra por las gemas del infinito terminó dejando a los Vengadores perdiendo y rotos por las pérdidas y el dolor.
Todos creían que las cosas no podían ir a peor pero se equivocaban enormemente. Thanos había ganado y tenía todas las gemas del inf...
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***
Strange cerró el portal. Se encontraban en una sala que a Hope resultó familiar nada más pisarla, la sala de espera de la zona médica de la base de los Vengadores.
Seis médicos y dos enfermeros se llevaron a Wanda y un médico y dos enfermeros a Jessica. Una mujer miró a Hope de arriba a abajo.
—Tráela, por aquí.
Carol la dejó tumbada en una camilla negra y la mujer se asomó para mirarle.
—¿Puedes oírme? — Hope asintió — ¿qué te duele?
—La rodilla...
Pasó a examinarle la rodilla derecha. Mientras tanto apareció una enfermera que le limpió la sangre de la frente y se la vendó.
—¿Nos queda escayola?
—Nada — respondió la enfermera.
—Tendremos que improvisar.
***
James estaba en shock. Para ser exactos llevaba en shock aproximadamente una hora, desde que todo había ocurrido.
Una hora antes.
¡Booom!
James se levantó del lugar en el que había caído y corrió hacia el lugar del que había llegado la explosión. Vio un cuerpo tumbado boca abajo.
—¡No!
Llegó corriendo hasta donde el cuerpo de su padre, que estaba tendido de lado en el suelo, le dio la vuelta y encontró su cara ensangrentada mirándole.
—No, no. Papa, otra vez no. Por favor no.
Las lágrimas comenzaban a agolparse en sus ojos y a resbalar por sus mejillas. Steve levantó su mano con los dedos recubiertos de sangre para cogerle la mano.
—James, escúchame... — tosió — tenía que hacerlo... Pero tú... tú tienes que seguir adelante... sin mi.
—¡No! No mueras. Todavía no. Te necesito. Otra vez no. No...
—Puedes hacerlo, confió en ti... Ahora, el escudo... es tuyo... James.
Los dedos de Steve dejaron de hacer fuerza sobre los del pelirrojo, haciendo caer su brazo al suelo. El corazón de James se detuvo al ver cómo su mirada se perdía. Le agarró por los brazos y apoyó su frente en su pecho, llorando.
Presente.
A Peter comenzaba a preocuparle el estado de su amigo pelirrojo. Llevaban ya una hora sentados en una silla de la sala de espera y no se había movido ni había dicho nada, sólo miraba el mismo punto fijo en la pared de enfrente.
Vio a Pepper Potts aparecer y hablar con una enfermera, estaba muy alterada e intentó pasar hacia un lugar restringido siendo sujetada por un médico.
