El Misterio Del Brasier

Capítulo VIII

Ana:

-Responda-

-¿Qué? ¿Acaso no puedo visitarla en su cautiverio?-

-Váyase-

-Que actitud, esperaba mayor atención de su parte-

-No tengo nada de atención que darle, ni tampoco tengo porque hablar con usted-

-Pues será mejor que lo haga de no ser que no quiera volver a recibir otra visita en su estadía aquí-

Mi cabeza estaba palpitante por la furia contenida, y los latidos de mi corazón aumentaban cada vez más.

-Qué quiere-

-Solo ver como se encontraba ¿es verdad lo desagradable del trato hacia las prisioneras en este lugar?-

Cerré con fuerza mis ojos.

-Ya hice todo lo que me pidió, qué más quiere de mi-

-Seguridad-

-Que di...-

-Asegurarme de que no vas a abrir tu estúpida boca Ana-

-Acaso tengo otra opción-

-No, no la tienes, ni la tendrás, ya me encargué personalmente de eso-

Apreté los dientes conteniendo las ganas de estamparle un puño en su cara, pero su odiosa voz taladrando mis oídos, no ayudaba mucho que digamos.

-Bien, si eso es todo, me retiro-
Dije casi gruñendo.

-Tú no te vas hasta que yo lo permita. ¿O no te interesa saber la fecha de tu salida?-

-No tengo fecha de salida-

-Allí te equivocas-

Lara:

Desesperación, angustia e impotencia es todo lo que puedo sentir.

Tengo las manos atadas sin posibilidades de liberarse, y con mil pensamientos girando en mi cabeza, que hacen que quiera arrancármela.

-Maldición-
Murmuro cubriendo mi rostro con ambas manos y retirándolas casi de inmediato.

No puedo hacer nada

Y las preguntas en mi mente dando vueltas sin parar...
¿A dónde fue? ¿Con quién se fue? ¿Acaso está en peligro? ¿Qué significaba la carta? ¡Y ese disparo!

De pronto un sonido estridente me saca de mis pensamientos.

Es mi teléfono, anunciando una llamada con tal insistencia que quiero coserme los oídos.

-Torres-

-¿Detective? Encontré algo, tal vez le sea útil-
Habló una dulce voz en la línea.

-Donna ¿qué sucede?-

-Es el señor Guerrero, creo que fue a la mansión Smith-

-¿Cómo lo sabes?-

-Encontré en uno de sus archivos una nota reciente donde decía que había ido a Quetzalli's-

-Estoy en Quetzalli's Donna, aquí no hay nadie-

-No, es de hace dos horas-

-¿Estás segura de eso?-

-Por supuesto, la tengo justo en mis manos-