Capítulo 34

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—De algún modo... extrañaba las alas y la cola —

—Sorprendentemente yo también —

Ambos hermanos estaban de píe frente a aquella cortina de metal negra. Ya era de noche pero la oscuridad de la calle era algo inusual.

La apariencia humana se había ido, ahora los torcidos cuernos sobresalían de sus cabezas al igual que las alas, ahora más grandes, y la cola ondeaba a sus espaldas.

Hyungwon se tronó los dedos ruidosamente y giro la cabeza para ver a su hermano.

—Tal vez ésta sea la última vez que estemos aquí, incluso que respiremos —

—Es un riesgo que no me asusta tomar —Dijo Kihyun mostrándose seguro.

—Lo sé...Sólo espero que puedan perdonarnos —No había expresión en el rostro de su hermano pero sabía lo asustado que estaba.

—Me conformo con saber que estarán bien — A él también le asustaba perder la vida que ahora tenía pero si quedarse era a costa de la seguridad de su novio y amigos entonces no lo haría. Era algo en que ambos estaban de acuerdo.

—Bueno, ya que está demás el que me digas que me amas, cosa que ya sabía, y lo mismo conmigo, debemos entrar —

Se acercaron hasta tener la cortina a centímetros y Hyungwon se puso de cuclillas.

—Te amo hermano —Dejo ir en un suspiro, casi inconscientemente.

Hyungwon levantó la cortina, haciendo volar los pesados candados que la aseguraban.

—Y yo a ti Kihyun —

Pareciera que nadie hubiera pisado el lugar en años. Se veía totalmente abandonado y descuidado, sumido en una oscuridad mayor a la que había afuera. El silencio era total, haciendo bastante evidente que esa aparente tranquilidad era una farsa.

—De todos los pendejos que se tenían que fijar en ti justo tenía que ser el psicópata dramático —Reprochó Hyungwon para posteriormente cerrar los ojos en un gesto de concentración —Entraremos ya Daniel —Informó telemáticamente.

A la par se adentraron y apenas sus cuerpos rebasaron la entrada esta fue bloqueada nuevamente. No se detuvieron y siguieron caminando lento, con precaución.

Apenas podían distinguir los viejos barriles de metal oxidado, las cajas de madera y la basura esparcida en el suelo. Apostaban a que el polvo estaba en todas partes, ni que decir de las ratas.

Para ser una bodega no era tan grande, pero era lo suficiente para esconder una cantidad considerable de gente.

Kihyun detuvo su andar, al mismo tiempo que con su brazo detenía el de Hyungwon, quien miró interrogante al mayor y este le pidió con un gesto que escuchara con atención.

Algo metálico se arrastraba, de forma perezosa pero amenazadora, con breves pausas de no más de 5 segundos.

—Viene de allá—Señaló el castaño a su derecha.

De entre una pila de cajas arrumbadas salió una gran figura negra, la cual arrastraba una especie de gruesa vara metálica.

Se quedaron quietos, expectantes de lo que haría el sujeto.

Las luces se prendieron de golpe, dejando ver claramente al humano.

Era extremadamente alto y fornido. De barba espesa, piel blanca y cabellera desordenada. Notaron la ausente mirada en sus ojos.

El hombre vestido completamente de negro se acercó cada vez más rápido a ellos hasta correr.

Hyungwon se puso frente a su hermano y detuvo el impacto del gran puño del tipo con el antebrazo. Arrugó los ojos por un segundo al sentir su fuerza y cómo este logró hacerlo retroceder un par de centímetros. Tan sorprendido estaba que olvido la vara que el grandulon tenía en la otra mano, recibió el golpe directo en su costado izquierdo y fue tan fuerte que salio volando directo a una columna de concreto, chocando de la espalda.

Pequeño Demonio; Monsta XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora