Tal vez estaba más paranoica de lo normal, pero no pude evitar pegar un salto cuando escuche el timbre de la entrada. Al ver el reloj de la cocina marcar las ocho mi cuerpo tembló un poco, tenía que ser ella.
-¿Lista?- Pregunto cuando me vio abrir la puerta.
¿Lo estaba? Creía que si pero al verla allí parada con ropa casual sin el uniforme del Instituto luciendo tan linda sentí como si necesitará tres horas más para prepararme.
-¿Ahora quien es la que no saluda?- Bromee mientras cerraba la puerta tras de mi, fingiendo naturalidad.
-Si... si. Tienes razón, lo siento. Hola.- Se acercó a darme un beso rápido en la mejilla. En serio me encantaba la faceta tímida y nerviosa de Sooyoung.
-Hola.- No pude evitar reír.
-¿Vamos?
-Vamos.
Nos subimos a su auto y comenzó a conducir a quien sabe donde, no me quiso decir pero algo me decia que ya conocia el camino.
-¿El bar de Jin?- El rostro se me iluminó al ver el edificio por la ventanilla.
-Entonces lo recuerdas.- Vi a Joy sonreir mientras me miraba de reojo.
Claro que lo recuerdo, solíamos venir todo el tiempo aquí hace unos años, a veces veníamos con las demás pero casi siempre éramos nosotras dos, era nuestro lugar.
Estacionamos y no esperamos más para entrar al lugar, lucia justo como lo recordaba.
-Wow, no he venido aquí desde...
-Desde que peleamos.- Joy terminó la oración en voz baja.- Para serte sincera yo tampoco, lo extrañaba.- Miró al rededor con una sonrisa haciendo que me derrita un poco, parecía una niña pequeña.
Nos sentamos en la mesa de siempre para ordenar. Joy hacía que la conversación funcionará fluida, hablábamos de cualquier cosa que recordabamos sobre este lugar, desde las tardes con las demás chicas hasta as veces en las que nos quedábamos solas las dos hasta tarde. Sentia como si nada hubiera cambiado entre nosotras, como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto.
-Recuerdo que siempre te ensuciabas con estas cosas.- Tomó el frasco de salsa de tomate.
-No es cierto.- Negué.
-Si lo es, siempre salía disparado aderezo por todos lados.- Rió.
-Claro que no.- Volví a negar aunque también sonrei.
-Muy bien, mentirosa. Veamos que tan bien manejas la salsa de tomate.- Me paso el frasco para que pusiera un poco en el plato de papas fritas.
Lo tomé un poco insegura. Ahora que lo pienso, tal vez si era algo torpe a la hora de servir aderezo.
Por más que intente que la salsa fuera en una sola direccion fue imposible y termine por ensuciar todo el plato y parte de mis manos. La carcajada de Sooyoung no se hizo esperar.
-Esta bien, lo admito, soy un desastre.- Trate de limpiar mis manos cabizbaja.
-Si, si lo eres.- Continuó riendo.
-Ya basta, Joy.- Dije en un susurro avergonzada.
Ella paro en seco haciendo que la mire, no creí que me hiciera caso.
-¿Cómo me llamaste?- Pregunto con una sonrisa amenazando con salir en su comisura izquierda.
-¿Como?- Pregunté confundida.
-Joy, me dijiste Joy.- Terminó por sonreír.
-Bueno, así te llamas.- Intente restarle importancia.
-Pero tu nunca me llamás asi.
-Comenzaré a hacerlo más seguido.- Me escogí de hombros.
-Perfecto.
-Perfecto.- Repetí imitando su sonrisa.
Después de esa cena sentí como si algo se hubiera derribado entre nosotras, la barrera invisible que había puesto ya no existía.
Después de conducir todo el camino de vuelta hasta mi casa se bajó del auto para acompañarme hasta la puerta y nos despedimos con la promesa de volver al bar lo antes posible.
No me había dado cuenta lo mucho que la extrañaba hasta esta noche.