Las palabras de Joy me habían dejado en un estado de shook del que no tenía idea de cómo salir. Mi cerebro intentaba pensar de nuevo en su confesión poniéndome a mi en lugar de a Jaebum pero me estaba costando horrores, todo parecía tan irreal.
-Y-yo... yo...- Tartamudee, no estaba segura de lo que quería decir.
-Lamentó todo, podría decirlo mil veces más pero no sería suficiente.- Joy aprovecho para hablar.- Soy una estúpida, no sabía cómo demonios decirte lo que sentía y cuando me hablaste sobre Jae entre en un estado de necedad en el que me pareció buena idea hacer lo que hice.- Se le notaba realmente arrepentida.- Temia que el correspondiera tus sentimientos, no iba a poder soportar verte con alguien más y estabas tan entusiasmada que no me atreví a detenerte, debi haberte dicho todo esto antes.- Agachó la mirada.
Me mantuve en silencio escuchandola, no se me ocurria que decir en un momento como este.
-No pensé en tus sentimientos y no sabes cuanto me arrepiento Yeri, pero tienes que creerme cuando te digo que jamás quise lastimarte, fue un error, uno muy estúpido.- Se acercó unos pasos para tomar mi mano.
-Te creo.- Hable al instante saliendo del trance repentinamente. Una sonrisa amenazó con aparecer en su rostro antes de continuar.
-No sabía que hacer después de eso y empecé a actuar como idiota como si eso fuera a solucionar algo, lo siento.- Volvió a decir mirando nuestras manos entrelazadas.- Soy una cobarde.
-Hey.- Tome su mejilla con mi mano libre lo más suave que pude haciendo que vuelva a mirarme.- Al... al menos me lo dijiste.
-Es un poco tarde para eso.- Sonrió triste probablemente recordando que había dicho algo como eso hace sólo unos minutos.
-De hecho...- Me pareció gracioso que yo fuera la que tenía pensado declararme hace unos dias.- Creo que es el momento justo.
Joy me miro confundida y no supe que más decir así que decidí escuchar a mi corazón por primera vez en mucho tiempo.
Aún con mi mano en su mejilla me acerqué hasta que nuestros labios se tocaron comenzando un beso que ambas esperábamos hace tiempo.
Automáticamente sus manos tomaron mi cintura arrugando la tela de la camisa de mi uniforme y yo no perdí oportunidad de abrazarla por el cuello atrayendola más hacia mi.
Me puse de puntillas para profundizar el beso tomando su labio inferior entre los mios y morderlo un poco antes de alejarme unos centímetros para tomar aire, aunque no dure mucho sin volver al contacto.
No se cuanto tiempo estuvimos basándonos pero no tenía intención de alejarme en absoluto. Joy besaba tan bien que sentia todo mi cuerpo sensible y mis piernas temblar, debió notarlo porque me abrazo más fuerte contra ella para después voltearme y dejar que me recargara contra la pared sin separarnos.
De un momento a otro llevó sus manos a mis mejillas para sostenerme el rostro suavemente dejando un último beso lento en mis labios.
-Quiero una explicación tan intensa como la mia.- Dijo sobre mis labios haciéndome reír.
-No la hay.- Abrí los ojos, ella ya me estaba mirando.- No tengo ni idea de lo que me hiciste estas semanas pero caí por ti, grandísima idiota.- A pesar de ese pequeño insulto mis ojos sólo reflejaban amor al mirarla, ella sonrió.
-Debo ser irresistible.- Bromeó.
-Si lo eres.- Volví a sus labios sin poder creer que le había dado la razón.
Tal vez la hora del almuerzo ya había terminado, tal vez las clases estaban por acabar también y tal vez en cualquier momento el lugar donde nos encontrábamos se inundadaria de adolescentes pero no me importaba en lo más mínimo.