Lions claws

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Una extraña paz se había apoderado del castillo de leones aquella noche después de la difícil batalla que enfrentaron los nuevos paladines de Voltron contra las fuerzas de Zarkon. Los habitantes de aquel castillo dormían plácida y tranquilamente, sin tener el menor conocimiento de las trasmisiones ocultas que recorrían en sus pasillos.

Efectivamente, los leones de Voltron de nuevo estaban juntos después de más diez mil años de separación y no perdían ni un minuto en comunicarse entre ellos secretamente por señales imperceptibles para los seres orgánicos.

–Es bueno estar en casa otra vez –comentó el león amarillo con jovialidad soltando un leve murmullo similar a un ronroneo.

–Pasaron mil años –remarcó el león negro con la seriedad que lo caracterizaba –. Era el momento de reunirnos nuevamente.

–Sí, comenzaba a resultar aburrido estar enterrada bajo tierra tanto tiempo –se quejo la leona azul.

–Al menos algunos de nosotros tuvieron un descanso interrumpido –refunfuñó la leona roja con declarado sarcasmo.

–Y otros fueron capturados por los Galra –se burló azul descaradamente.

–Wow, azul –señaló verde –. Creo que has pasado demasiado tiempo con tu nuevo paladín ya que comenzaba a hablar como él.

–Mencionando a los nuevos paladines –interrumpió la conversación el negro atrayendo toda la atención hacia él –. ¿Cuáles son sus pensamientos sobre estos... humanos?

–¡Los adoró! ¡Más a mi paladín! –soltó primero azul emocionada –. ¡Es precioso!

Roja no pudo evitar soltar un gruñido en fastidio.

–El mío no está mal –dijo el león amarrillo con calma –. Es tenaz, de buen corazón y huele a galletas.

–Yo no sé porque el mío es tan pequeño –se quejo verde –. Todos los demás son muchos más grandes ¿por qué el mío es tan chiquito? Además, creo que no es un niño.

–Creo que estos humanos no están tan mal después de todo –comentó el león negro –Obviamente están lejos de ser perfectos, pero se nota el potencial que pueden alcanzar.

–Claro, si no terminan muertos al eyectarse al espacio –se burló azul con un tono jovial dirigiéndose directamente a la leona roja.

–¿Qué quieres decir con eso? –se quejo ésta.

– Que solo a ti se te ocurre dejar que tu paladín casi se mate para ganar tu confianza.

–¡Hey! Tenía que probar si era el indicado. Además, no es como si lo fuera a arriesgar su vida todo el tiempo.

Dos temporadas después

–¡MALDITA SEA, KEITH! – rugió la leona roja lanzándose de nuevo al rescate de su paladín... por tercera vez.    

Esa es la razón por la que rojo cambió a Keith por Lance

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Esa es la razón por la que rojo cambió a Keith por Lance. 

Además, aquí Azul y Verde son niñas, Rojo, Negro y Amarillo niños.

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