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La fiesta estaba en su máximo apogeo, el salón del hotel Kim Resort fue decorado elegantemente, para recibir a los invitados del joven Taehyung, que estaba de cumpleaños.

Los invitados llegaron en sus autos carísimos y vestidos con ropas finas, eran chequeados en la lista de invitados y los costosos regalos que llevaban estaban siendo acomodados en otro salón destinado solo a los obsequios.

Los medios de comunicación fotografiaban a cada invitado, preparando la primera plana del día siguiente. La familia Kim siempre estaba en el ojo público gracias a sus alianzas y contratos multimillonarios o girando en torno a la vida privada del único hijo alfa, Namjoon y de sus jóvenes hermanos omegas.

Muchas cosas se rumoreaban acerca de ésta excéntrica familia. Algunos decían que su linaje era tan antiguo que tenían entre sus antepasados a reyes. Otros, murmuraban que hicieron pacto con el diablo, porque sus riquezas parecían aumentar día tras días.

Estar en el ojo público de la alta sociedad no era fácil. Siempre cuidando de una imagen, acatando órdenes, con el peso del prestigioso apellido familiar sobre sus hombros... el adorable y tranquilo Jimin estaba cansando de su vida. Sobretodo porque a lo largo de los años, conoció mucha gente falsa. Omegas, alfas y betas que fingieron ser sus amigos o tener buenas intenciones, pero que lastimosamente, tenían el propósito de aprovecharse de él y su inocencia.

El tierno e inocente Jimin, era fácil de engañar, por lo que para protegerse a sí mismo, optó por alejarse de las personas. No como su hermano Taehyung, que adoraba andar llamando la atención. Por esa razón, ahora que conoció a un alfa al que si quería acercarse, le pareció una injusticia ser rechazado sin llegar a intentarlo.

¿Por que la vida era tan injusta?

—Verte con esa cara me está arruinando la fiesta.—Se quejo Tae.—Desde que te encontré en la cocina estás actuando extraño. ¿Que tienes?

—Nunca pensé que existiera algo que no puedo tener.

—Pero serás tonto, hay muchas cosas que no puedes comprar con dinero. La amistad, la atención de nuestros padres, y a tu pareja destinada. Sobre todo esto último. ¡Hasta yo lo sé! ¿Acaso estás enamorado, Minnie?

—¡Él es tan... fuera de mi alcance!—Jimin dejó caer su cabeza sobre la mesa, sus cabellos dorados metiendose entre la salsa del cordero.

—Seguramente no estarás hablando de Yoongi.

—¡No!—Jimin se lamentó sin levantar el rostro.

—Es una pena, él te quiere y mucho. Entonces, ¿a quien conociste? ¿Es uno de los americanos que firmó un contrato con papá?

—No, él es...

Jimin agrando los ojos al ver al Alfa de sus pensamientos caminar con una botella de vino hacia la mesa, cubrió su rostro con sus manos y se quedó recostado, machacandose el labio de los nervios.

—¿Desea más vino, joven amo?

Taehyung frunció el ceño ante el comportamiento extraño de Jimin, asintió al camarero, quien relleno su copa.

—¡Mira eso, que buena calidad de servicio tenemos en estos días!—Tae le tiro una mordida sexy, el alfa lo ignoró educadamente y se fue.—Quiero uno de esos como regalo, gracias.

—¡No se te ocurra acercarte a él, es mío!

Taehyung se atragantó con el vino.

—No me digas que... ¿Ese alfa camarero, de verdad?

—Dice que no le gusta la gente rica, Tae. ¡Nos desprecia! —Jimin chillo desconsolado Y se dedicó a contarle su reciente episodio con el alfa en la cocina.

—Espera un minuto...—Tae proceso toda la información.—Creyó que eras un empleado y por eso escondiste tu rostro. ¡Oh, hermanito que travieso!

—Debo decirle la verdad...

—No lo creo, si nos desprecia como tú dices, ni siquiera se va a molestar en escucharte.—Tae hizo una cara de horror.—O peor aún, quizás te acepte por miedo a que, si te rechaza, sea despedido.

—¿Crees que eso pueda pasar?

—Si lugar a dudas. Eres el hijo del dueño del hotel, seguro que todos piensan que si nos hacen mala cara están muertos. Eso no es cierto. Pero él no lo sabe.

—¡Damas y caballeros me dan su atención, por favor! —Su hermano mayor, Namjoon, un apuesto alfa de piel canela, se levantó para hacer el tradicional brindis de cumpleaños.

Jimin salió al jardín en silencio, estaba tan decaído que decidió retirarse temprano.

—¿Tampoco soportas estar allí adentro?

Levantó su vista y se encontró con una sonrisa comprensiva y unos ojos amables.

—Un descanso no te vendría mal.—El Alfa azabache le hizo lugar en una de las bancas.—Oye, quiero disculparme por tratarte tan mal hace unas horas. Es que todos estábamos tensos con la fiesta. Pero está saliendo bastante bien, ¿no te parece?

Jimin se acercó despacio hasta sentarse junto a él.

—Empecemos de nuevo. Me llamó Jeon Jungkook. ¿Y tú?

—Ki...—Tuvo una milésima de segundo para pensar en otro apellido.—Park... Park Jimin.

—Un placer, Jimin.—Jungkook saco algo de sus bolsillos. Un canapé envuelto en papel aluminio.—Me sentí terrible al quitarte la comida, así que robe uno para dártelo después. No le digas a nadie.

Jimin quizo chillar de la emoción, no importaba cuantos canapés había devorado a estas horas de la noche. El que le dio el alfa fue el mejor que había probado en toda su vida.

Jungkook se rió.

—¿Qhue?—Jimin tenía las mejillas llenas.

—Nada es solo que... es refrescante ver a alguien que disfruta tanto la comida. En dos horas acaba mi turno y si estás libre me gustaría invitarte a un café, ¿Que dices?

El lobo de Jimin meneó su larga y esponjosa cola, encantado de la vida.

—Me encantaría.

Alto, Jiminie... no es bueno que no le digas quién eres en realidad. ¿Qué pasará si te descubre?

No, imposible.

Las cosas entre ellos no pasarían más allá de una salida... o dos.

Chiquito, Bonito y Caprichoso•|| (Kookmin) Trilogía De Los Herederos KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora