EXTRA 2: Los Abuelitos Jeon

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La puerta de la cabaña fue abierta de golpe con gran entusiasmo. Un pequeño cachorro rubio de seis años, entró igual que un tornado, con la misma energía y velocidad.

-¡Abuelita Jeooooon!-El pequeño Jungmin no pudo contenerse y se dejó llevar por sus pequeños pies hacia la cocina.-¡Vine por todos tus postrecitos! ¡Abuelitaaaaa!

El cachorro desapareció en la cocina mientras sus padres iban entrando con más calma.

-Creo que está feliz.

-Al menos uno de mis bebés la pasa bien aquí.-Jungkook rodeó la cintura de su omega y le dió un beso al sentir que estaba tenso.-Te amo.

-No empieces, Jungkook.

-¿Yo que estoy haciendo?

-Esa es tu cara de "por favor, no digas nada cuando los abuelos lo concientan".-Jimin lo miro con acusación. -Te conozco.

-En primer lugar, no sabía que tenía una expresión para eso. -Jungkook le dio un toquecito en la nariz. -Y en segundo, mis padres aman a Jungmin y ese es el roll de los abuelos, consentir. No podemos hacer nada al respecto.

-Jungmin tiene una rutina en casa, tus padres no respetan sus horarios...

-Si, la luna no quiera que interrumpamos su rutina de Yoga infantil. -Jungkook rodó los ojos.

-¡Es por su salud!

-Jungmin ni siquiera entiende lo que la instructora le dice, le gusta recibir esas lecciones porque lo deja hacer piruetas y a pararse de cabeza sobre sus manos. Puede hacer todo eso en el jardín o en algún parque. ¡Yo puedo enseñarle y no tendrías que pagarme!

-¡Yo sabía que pensabas que era algo estúpido!

-Estúpido, no. Innecesario, sí.

Los ojos de Jimin empezaron a brillar, una señal inequívoca de que el lobito blanco estaba a punto de hacer su aparición.

Jungkook tuvo que reír por la indignación de su omega, después de algunos años de estar emparejados, el lobo de su amor ya no le daba miedo. Le dio un beso para calmarlo.

-Solo digo que dejes que lo consientan por unos días. Mis padres aman a nuestro cachorro y él los ama de vuelta. Todo estará bien, Minnie.

Esas sabías palabras eran ya una tradición cuando llegaban de visita a la casa de los abuelos Jeon. Jungmin estaba encantado cada vez que eran vacaciones porque era tiempo de ir a la casita de campo, como le decía a la cabaña, y pasar tiempo con los abuelos, quienes se desvivían consintiendo a su nieto. Era irónico que en Jimin, la señora Jeon no soportaba que el omega fuera un mimado y caprichoso, pero en su nieto lo adoraba. Todo lo que Jungmin hacía era celebrado por la abuela. Jimin trataba de criar a su cachorro como no lo criaron a él, quería enseñarle a ser responsable y que no podía andar por la vida esperando a que los demás hicieran todo por el. Jimin quería que fuera más como Jungkook. Pero nadie en la familia estaba de su lado y las visitas a la abuela no ayudaban.

-Sácame de aquí, Jungkookie.

-Te amo.

La abuela Jeon llegó a la sala y traía en brazos a un cachorrito que sostenía una gran galleta con chispas entre sus manitas. La hora de los dulces había comenzado.

-¡Y luego, el abuelo Min le dió un golpe en la cabeza al tío Yoonie enfrente de la Pulgosa!-Jungmin levantó los brazos hacia el cielo, para darle énfasis a su historia.- ¡La pulgosa y yo nos reímos tanto que nuestra leche con chocolate salió por nuestras naricitas!

La abuela Jeon se rio con él.

-Oh, mi bebé.-La Omega lo apretujo hasta que Jungmin soltó varios chillidos.-¡Cada vez que te veo estás más grande!

Chiquito, Bonito y Caprichoso•|| (Kookmin) Trilogía De Los Herederos KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora