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—¿¡Conocer a sus padres!?—Grito Tae, incrédulo.—¡Tenias que romper con él, no comprometerte!

—¡Es que hubieras visto su mirada, Tae! No podía negarme.

—Te lo advertí, se lo diré a Nam.

—¡No, Tae!

Dos omegas entraron empujándose entre golpes y maldiciones a la mansión, se gruñían mientras rodaban por el suelo. Los empleados se miraron entre sí y encogiéndose de hombros, siguieron con sus trabajos.

Los omegas siguieron así hasta que terminaron luchando en el comedor.

—¡Por la sagrada luna!—La estridente y ronca voz de Namjoon les perforó los oídos.—¿Quieren darme un respiro? ¡Ni siquiera he tomado mi café y ustedes ya están peleando!

Tae se quitó a Jimin de encima de un empujón.

—¡Joonie tengo que decirte algo importante! ¡Es acerca de Jimin!

—¡También tengo algo que decirte de Tae!

—Eso es mentira. Cualquier cosa que le digas no tiene comparación a lo que YO debo decirle.

—¿En serio lo crees?—Jimin sonrió como un diablillo y bajo la voz para que solo Tae escuchara.—¿Que me dices de ese vídeo de seguridad en el que Hobie está escabulléndose por tu ventana?

Tae jadeo indignado.

—¡No lo harías!

—¡Oye, Namjoon! ¿Sabias que...—De nuevo los omegas peleaban rodando por el suelo.

—Es muy temprano para quejas...—Nam soltó un suspiro y decidió ignorar la discusión de sus hermanos.

Se sentó a la cabecera de la mesa y agradeció al servicio cuando su desayuno fue puesto ante él. Con la paciencia de un santo, Nam comió tranquilo mientras sus hermanos seguían luchando en el suelo.

Ese día tenía una agenda sumamente apretada, sus reuniones empezaban a las nueve de la mañana, luego volaría a Macao para firmar el contrato de adquisición de unas hermosas tierras, en donde pensaba expandir la cadena hotelera. Con tantos tratos en puerta era indispensable que el buen nombre de la familia siguiera intachable. Necesitaba tener su mente enfocada en los negocios y a sus pequeños hermanos omegas controlados.

—¡Ya dejen de pelear y siéntense!—Les ordenó, exasperado.—Tengo cosas que hablar con ustedes.

Aún dedicándose miradas de reproche, los omegas tomaron asiento en la mesa. Platos de fruta y tortitas fueron servidos para ellos.

—Debido la delicada condición de papá, me ha cedido la presidencia por tiempo indefinido, hasta que se recupere.—El alfa mayor tuvo un infarto hace unos meses y estaba en el hospital, bajo atención médica.—Tengo muchas cosas de las debo hacerme cargo y necesito que ustedes colaboren. Ya no son pequeños cachorros que necesitan vigilancia las veinticuatro horas del día y necesito que se comporten.

—No te preocupes, Nam.—Jimin sonrió con aquella inocencia que lo caracterizaba.—¡No vamos a causar problemas!

—Contigo estoy tranquilo. El que me preocupa eres tú, Taehyung. Hasta que papá se recupere no quiero escándalos. ¿Está claro?

El pequeño Tae siempre fue el más problemático de los dos omegas. A menudo su rostro estaba en las primeras planas, desde nuevos romances hasta noches de fiesta que se salieron de control, se mantenía dándole de que hablar a la prensa.

—No te prometo nada.—Le hizo un guiño juguetón.—Soy un espíritu indomable, hermanito.

Namjoon cerró los ojos, estaba seguro de que se llevaría más de un dolor de cabeza en los siguientes meses. Al menos tenía al tranquilo y apacible Jimin, el omega siempre fue como un pastel de arroz, con el no había problema. Una razón para estar tranquilo al menos.

—Te lo advierto, Kim Taehyung. Compórtate.—Terminó su desayuno y las empleadas le retiraron los platos.—Otro de los asuntos importantes es que conmigo asumiendo el cargo de papá, ustedes serán los encargados de llevar la imagen pública de la empresa. Asistirán a cenas de caridad, donaciones y demás actos públicos.

—Está bien, hyung.—Tae se encogió de hombros.—Eso es sencillo, no debes preocuparte.

—Lo que me preocupa es que ahora irán sin mi vigilancia. No se descontrolen.—Nam revisó su agenda.—La primera cena de caridad será la próxima semana, el viernes, en el salón de nuestro hotel. Aquí en Seúl.

Jimin se encogió ante las noticias.

—¿El viernes?

—¿Por que preguntas?—Se burló Tae, sabiendo que ese día Jimin había quedado con Jungkook de ir a conocer a los padres del Alfa.—¿Acaso tienes algo que hacer, Minnie?

Jimin lo fulminó con la mirada.

—No podré estar presente está vez para dar el discurso de bienvenida. ¿Quieres hacerlo tú, Tae?

—Claro.

—De acuerdo, todo está en orden. Tengo que irme, pero confió en ustedes para que juntos podamos solucionar todos los inconvenientes que se vayan presentando.

—Cuenta con nosotros, Nam.

Cuando su el alfa se fue, Tae le tiro una servilleta a su hermano en la cara.

—No le dije solo porque el pobre está bajo mucha presión, no porque me diese miedo que le dijeras de lo mío con su socio. Tuviste suerte.—Tae se metió un pedazo de tortita a la boca.—A todo esto, ¿Cómo haces para que Jungkook siga creyendo que trabajas en el hotel?

—Si, respecto a eso...

Chiquito, Bonito y Caprichoso•|| (Kookmin) Trilogía De Los Herederos KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora