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La familia Jeon era bulliciosa. Jimin no tenía otra palabra para describir a la gran manada que llegó puntual a las ocho para cenar. Eran al menos unas treinta personas. Y con los vecinos, llegaban casi a los cien invitados. Entre la multitud venían cachorritos de todas las edades, recién nacidos, los que ya caminaban, los que hablaban y los mayores de unos diez años que correteaban de arriba para abajo persiguiendose las colas. Ahora entendía porque la Señora Jeon puso una mesa de bocadillos y decoró de forma tan alegre. Esos diablillos prácticamente se sumergieron en las papitas y chocolates.

—¡Hye Jin!—Jimin dió un brinco, pegandose a Jungkook, cuando una lobita negra pasó corriendo despavorida entre sus piernas. La madre omega la iba persiguiendo. Para la mala fortuna de Jimin, la omega le grito muy cerca de sus delicados tímpanos.—¡Ya te dije que no debes cambiar cuando estamos de visita! ¡Vuelve aqui, malcriada!

La lobita se sentó sobre sus cuartos traseros y aulló, moviendo la cola, antes de salir corriendo hacia el patio.

—¡Ah, los cachorros!—El Sr. Jeon suspiró con nostalgia.—¡Aún recuerdo cuando Jungkook corría desnudo hacia el bosque, ansioso por recibir sus lecciones de rastreo!

—¡Aww mi bebé!—Chillo la Sra. jeon.—¡Todavía tengo una fotografía de él, corriendo con las manos levantadas y las nalguitas al aire! ¿Quieres verla, Jimin?

—¡Mamá!—Jungkook tenía rojas hasta las orejas, pero esta vez de vergüenza. —Por favor, por lo que más quieras, no saques los álbumes.

—¡Claro que debemos ver el álbum familiar en las reuniones!—Se metió la tía Kan Jeon, hermana del padre de Jungkook.—¡Tu omega tiene que ver lo adorable que eras de pequeño! Es tradición en cada presentación familiar.

—Díganme que conservan aquella del día en que mojo la cama a los seis años.—Jung Hyun estalló en carcajadas.—¡Lloró toda la mañana porque tuvo que sacar su colchón al sol! ¡El puerco no tenía donde dormir!

—Por supuesto, mi cielo.—La Sra. Jeon se levantó, emocionada, a buscar sus atesorados álbumes.—Tambien conservo una tuya. Aquella en la que lloras porque no lograste llegar al baño. Fue el día que te dolió el estómago en tu práctica de béisbol. ¿Te acuerdas? ¡Ahora vuelvo!

Jung Hyun se atragantó con su propia saliva y salió corriendo detrás de su madre.

—¡No, mami, esa no la enseñes!

Jimin trataba de contener la risa, pero fracasó terriblemente.

—No mojé la cama, Jimin.—Jungkook estaba enfurrañado, tan tiernamente avergonzado como jamás lo había visto.

—Eres adorable.—Le dió un besito en la mejilla.

Era tan natural para ellos estar encima del otro, que se le olvidó que estaban en presencia de toda la familia y vecinos. Se alejó con temor de haberlo avergonzado o de ofender a su familia, pero al contrario, Jungkook lo tomó de la barbilla y le dió un beso en los labios.

—¡Dejen algo para la luna de miel!—Gritó uno de los primos.

Cuando la señora Jeon regresó con los álbumes, pasaron al menos dos horas viendo fotografías y hablando de cada recuerdo atesorado. Claro que muchas fotografías eran vergonzosas para Jungkook, pero adorables para Jimin.

—¡Oh, que adorables!—Jimin extendió la mano hacia una fotografía en donde Jungkook y su hermano eran abrazados por un hombre de cabello negro.—¿Quien es él? ¿Algún tío?

Decir que la incomodidad reino en el ambiente era decir poco.

—Nadie importante. Ni siquiera sé porque está aquí.—Jungkook le quitó la fotografía y cerró el álbum. —¿Qué tal va la cena?

La conversación volvió a la vida mientras todos pasaban al comedor. Los vecinos se reunieron en el patio a comer en gran algarabía alrededor de la parrilla y las mesas de mimbre. La familia, los miembros más cercanos como tíos y primos mayores se acomodaron en el comedor, los niños eran criaturas salvajes, seguían corriendo y gritando.

—Oye, tía...—Un beta elevó la voz, luego de probar la sopa de Gomguk.—Como que no te quedó igual la sopa.

—Es que no la preparé yo, querido.

—¡Ya decía yo! Porque está bastante salaaaa ¡Auch!...—Jin, quién estaba sentado a su lado, le dió un pisotón debajo de la mesa.—¿Pero que rayos, Jin?

—Nuestro Jiminie es el responsable del Gomguk. Se esforzó mucho para agradarles está noche. Y lo logró. ¿Verdad?

Jungkook quiso darle un premio a Jin por la mirada amenazante que le dió a todos en la mesa. Cómo retandolos a decir lo contrario. Fue cómico como todos en la mesa dieron un bocado y murmuraron como si fuese lo mejor que habían probado en la vida.

Jimin infló su pecho de orgullo, sus mejillas sonrojadas y su hermosa risa avergonzada inundando el comedor. Jungkook estaba encantado. Satisfecho con que su familia haya aceptado a su omega, se dispuso a probar la sopa. Jimin la preparó con sus pequeñas manitas, ya la amaba.

Se atragantó.

—¡Se atraganta del gusto! —Se burló Jung Hyun.—¡Que nadie toque la sopa! Dejensela toda a Jungkook, es bastante celoso con Jimin. Tengan cuidado, puede ser que nos arrebate los platos, para que no probemos las delicias que preparó su omega.

Los ojos de Jimin brillaban cuando lo miró.

—¿Enserio te gusto, Jungkookie?

—Esta...—¡Por la luna, Jimin...! Hasta se le arrugaron los labios de lo salado. Se las arregló para sonreír.—¡Mmmmm!

Jimin aplaudió y se recostó sobre el mientras reía de gozo. La cena continuó y para alivio de todos, la Sra. Jeon sirvió más platillo que lograron quitar el impacto de la sopa del omega. Todo transcurría sin ningún incidente hasta que una cachorrita se acercó a Jimin. La pequeña traía a su hermanito llorón en brazos. Era la misma que pasó corriendo en su forma lobuna. Se detuvo al lado de Jimin y le jaló el pantalón.

—Oh...—Jimin se congeló, le gustaban los cachorros. Pero bien lejos de él.—¡Hola, pequeña!

—Mi hermanito se hizo caca.

¿¡Y ese era su problema!? ¡Él estaba comiendo, por favor!

—Ah... Ve con tu mami, entonces.—Sonrió con dulzura, esperando que la pequeña se alejara.

—Mi mami dice que los omegas emparejados saben cómo cambiar pañales. ¿Tú vas a emparejarte con Jungkook, verdad?

—Ah...yo...

—Porque eso significaba que debes aprender a cambiar pañales para cuando tengas a tus cachorros.

¿¡Y a esa renacuaja que le pasa!?

—¡Hye Jin!—La madre de la lobita apareció. Era una de las vecinas invitadas a la fiesta. —¡No molestes a tus anfitriones, maleducada!

—¡Pero mi hermanito huele mal y no deja de llorar! ¡Se cago y tú estabas ocupada platicando! —Chillo la pequeña.—¿Por qué no lo puede cambiar el omega de Jungkook? ¡Tú dijiste que todos los omegas emparejados saben cambiar pañales!

—¡Esta niña!

Jungkook se levantó de la mesa y tomó al bebé lloroso y gritón en sus brazos.

—Yo me encargo.

—¡Qué pena, Jungkook!—La mamá de la cachorra estaba avergonzada.—Deja, no tienes que...

—Nos haremos cargo, no es nada.—Jungkook extendió la mano hacia Jimin. El omega ya se había olvidado del problema y estaba llevándose una cucharada de comida a la boca.—Vamos, Minnie.

—¿Disculpa?—Jimin estaba más que indignado.—¡Yo no cambio pañales!

—¡Oh, vamos, mi amor!—Le hizo un guiño, coqueto.—Debemos practicar para cuando vengan los nuestros...

Ahora el que se atragantó fue Jimin.

Chiquito, Bonito y Caprichoso•|| (Kookmin) Trilogía De Los Herederos KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora