3° Tan sólo una pesadilla

3 0 0
                                    

Siento como el calor de un abrazo me rodea, abro mis ojos, aún somnolienta. Unas suaves caricias en mi cabello me siguen adormeciendo. Me separo con una sonrisa y le miro a los ojos.

—¿Cuánto llevas despierto? — lamo mis labios resecos por la falta de líquido luego de dormir.

—Unos 15 minutos, te ves muy bella cuando duermes, te ves menos hostil y tus rasgos se relajan mucho. —acaricia mis mejillas y luego recuerdo que no debería estar con él, en su cama.

—Deberíamos levantarnos, no quiero que piensen otra cosa— me alejo un poco, comenzando a sentarme.

—¿Qué pensarían? —siento como tira de mi brazo y se coloca sobre mí. Comienza a besar mi cuello de la nada.

—Pero que... —trago saliva intentando aguantar la tentación, es 10 años menor que yo...

—Sabíamos que algo pasaba entre ustedes, solamente que no creímos que ya estarían aumentando nuestra escasa población tan pronto—La voz de Louis me hace reaccionar. Siento que me pongo pálida y empujo a Gio con todas mis fuerzas, provocando que caiga de la cama.

—¡No es lo que creen! —Me cubro con las sabanas y estoy muy nerviosa.

—Nicci, relájate, sabía que ellos venían a esta hora y por eso lo he hecho— Será cabrón, me descubro y le miro molesta. Me levanto y salgo del cuarto como puedo, ignorando el fuerte dolor de mi pierna.

—No debiste jugar con sus sentimientos— Cam y Pam le empiezan a regañar a lo lejos, voy al cuarto que ahora si reconozco como el número 3.

Me lanzo a la cama y me quedo boca abajo, tenía que ser solo un niño. El dolor en mi pierna incrementa mucho, gimo de dolor y me giro para ver mi pierna. Lo que me encuentro es como esta se volvió a abrir, provocando la salida de sangre, me muerdo el labio intentando contener el dolor, pero me comienzo a sentir mareada. Siento como empiezan a llamarme con tono de preocupación, pero todo se comienza a volver negro.

—¿Estará bien doctor? —Comienzo a abrir mis ojos y la luz me ciega. Mi cabeza arde y cuando logro enfocar, veo a Gio y a una especie de doctor.

—Tenía veneno de Thund en su sistema. Jovencito, debería saber que, si un Thund te araña o te hace siquiera un rasguño, tienes que venir directamente a el hospital más cercano. Debería saber que tienen un montón de veneno— Parece bastante molesto— Que tu tengas inmunidad al veneno de Thund por "x" motivo, no hace que ella también lo tenga.

—Está bien doc, la comenzaré a cuidar más. —¿Él? ¿Cuidarme?

—¿Quién es ella Giovanni? Nunca la había visto antes— Demonios, empiezo a moverme para que no sigan por ese camino —Parece que se está despertando— Se acerca a mi y yo abro los ojos, me comienzo a sentar un poco complicada,

—¿Nicci? ¿Estás bien pequeña? —Mi corazón se acelera un poco por el apodo.

—No sé que me paso, de repente mi pierna comenzó a sangrar y me sentí mareada— Gio se acerca y me abraza por los hombros.

—Es normal, ya debes conocer que los Thunds provocan heridas bastante graves. Ahora, necesito tus datos y el contacto de tus familiares —Trago saliva y me muerdo el labio.

—Mi nombre es Nicola D'Angelo. Nací en Capitol, no tengo familiares vivos...— Mi voz se quiebra en lo último.

—¿Eres una D'Angelo? Que honor tener a la última D'Angelo en mi mísero hospital— Soy una persona muy afortunada, parece que aquí también se murieron todos los D'Angelo y nadie puede preguntarles sobre mi existencia. Siento que todo está demasiado fríamente calculado. —Siempre te han gustado las de la clase alta, Giovanni

—¿Nos podemos ir cariño? —El cariño sale demasiado familiar y fluido de mis labios. Saboreo un poco la palabra y el remordimiento de que sea menor que yo vuelve.

—Está bien. Doc, seguiré todas tus recomendaciones al pie de la letra—

Me ayuda a levantarme y luego de cambiarme, nos vamos a la casa común. Mantenemos silencio todo el camino, pero, parece arrepentido, tal vez por lo de esta mañana. Le tomo del brazo y le miro, le doy una sonrisa. Parece relajarse y yo igual lo hago. Tal vez deba darle una oportunidad a este niño.

—Oye Gio, cuando lleguemos a casa, quiero intentar algo contigo. —Me mira sorprendido y luego me sonríe coqueto.

—Está bien pequeña—

Cuando llegamos a la casa, vamos a mi cuarto. Le pido que cierre los ojos y cuando lo hace, me acerco bastante a él y rozo sus labios.

—¿Te atraigo? —Siento como se tensa un poco y asiente muy levemente— ¿Qué quieres exactamente de mí? —Rozo sus labios nuevamente, me toma de la cintura.

—No entiendo por qué, pero siento una gran necesidad de ti, siento que te conozco de toda la vida y que necesito estar contigo. Nunca me había sentido así por alguien— No me esperaba eso, mis mejillas comienzan a arder por un sonrojo que hace mucho no inundaba mis mejillas— Te ves tan tierna estando rojita —Juega con mi mejilla, ocupando solamente una mano ya que, la otra está sobre mi cintura.

—¡No me veo tierna! —me avergüenzo y cubro mi cara con las manos. Suelta un "Owww" por la ternura que le debe reflejar y me estrecha entre sus brazos. Al darse cuenta se aleja y me sonríe algo avergonzado.

—Creo que debería irme para que descanses— Mira a los lados nervioso. Pero ¿qué le sucede? —Nos vemos más tarde Nicci— Besa mi mejilla y se va rápidamente del cuarto.

No comprendí nada de lo que acaba de pasar, suspiro extrañada y me acuesto para poder descansar correctamente. Me duermo rápidamente.

Despierto junto a Gio, me tiene sostiene con firmeza por la cintura. Sonrío sin pensar y comienzo a repartir besos por su rostro.

—Despierta pequeño dormilón, tenemos que vestirnos y salir a buscar comida— Se comienza a despertar y al hacerlo me besa, aun somnoliento nos levantamos y vestimos.

Preparamos todo para la excursión de hoy, encontramos un buen lugar donde conseguir comida. Solamente tenemos que traerla. Cuando llegamos ya al lugar, todo está muy tranquilo, es todo tan perfecto. Aunque estén los adictos, que nosotros estemos juntos apoyándonos mutuamente, me llena de vida. Terminamos de conseguir la comida y nos devolvemos a casa. Jugamos por el camino y lo que no nos esperábamos era la manada de Adictos que estaba por delante de nosotros. Lo único que pude hacer fue tomar las bolsas de comida y la mochila, y correr sin mirar atrás. No porque lo traicionara, sino porque él me lo pidió así. Me gritó con desesperación que me fuera, mientras él se sacrificaba y era mordido hasta desangrarse por la supuesta sustancia que lleva en la sangre. Con lagrimas en los ojos corro a la casa...

—¡Hey Nicci! ¡Despierta! Es sólo una pesadilla— Mis ojos se comienzan a abrir y siento a Gio abrazarme, mis ojos se llenan de lagrimas y me abrazo con más fuerza a él— Tranquila cariño, ya pasó. Todo fue un mal sueño— Una pesadilla que en verdad ocurrió... toma mi cara por mis mejillas y comienza a besar cerca de mis ojos, besando las lagrimas que salen de él. Empiezo a calmarme y le miro, lamo mis labios y le beso. No porque me quiera aprovechar de él, sino, porque lo necesito...

Mundos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora