10° Sueños congelados

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Gio

El lago comienza a brillar y mi lobo aúlla— Sabes lo que eso conlleva, ¿cierto? —Su mirada reluce en fuego.

—Tengo una leve idea— Trago saliva y escucho una risa grave. Se está burlando de mí.

— ¿Sabes que podrías formas un lazo entre su animal espiritual y yo verdad? ¿Y que eso, provocará una irremediable atracción entre ambos? Como la mordida de un lobo a su alma gemela. ¿Estás seguro de esto Giovanni? —Mi mente comienza a divagar, ¿ella se merecerá esto? No puedo negarme, la necesito.

—Si, estoy seguro de esto— Estoy decidido, aunque ella luego no me acepte después.

—Entonces, ya está. —Mi alrededor comienza a iluminarse y luego veo una visión. El logo de NeuroBrain aparece ante mis ojos y luego veo a Jean sonriente mientras abraza a Nicola. ¿Se conocen? Le veo secar sus lagrimas y la visión se corta luego de que Jean besa su mejilla.

—Estuve tan cerca de encontrarla, soy tan estúpido. Debí pensar que estaría en un lugar conocido para ella. —Miro a mi lobo y sus ojos chispean con fiereza— Gracias, volveremos a vernos pronto —Aúlla y luego desaparece en un haz de luz.

Voy por ti Nicci y esta vez no te dejaré ir nunca más...

Nicola.

Un techo blanco me recibe luego de recuperar todos mis recuerdos. Ahora entiendo todo en este mundo. Es increíble como aún puedo diferenciar este mundo y el otro. Salgo de la capsula y me encuentro un Jean sonriente.

—No puedo seguir jugando a esto de los lloriqueos y corazones rotos. Tengo que encararlo y saber toda la realidad del asunto— Mi nueva fuerza de voluntad me llena y luego de despedirme de Jean salgo de NeuroBrain.

Comienzo por caminar con decisión por las calles de el pueblo. Ahora todo me resulta tan conocido y como se siente todo tan normal. Voy en dirección de la cabaña y al tocar la puerta, me abre un Gio despeinado y sin camiseta. No calculé la hora y parece que aún es de madrugada

—¿Nicci? —Parece aún no reaccionar, Dioses, ¿desde cuándo es tan endemoniadamente atractivo? —¿De verdad eres tú?

—Si, he vuelto— Sus brazos me rodean y apenas su contacto me quema, me hace desear más de él.

—Te extrañé tanto, de verdad no sabes cuanto te extrañé. — Entierra su cara en mi pelo y me abraza con mucha intensidad.

Tomo sus mejillas, ya no soporto más esto. Busco sus labios con desesperación y como lo espero, me sigue de la misma forma. Muerde mi labio y no puedo evitar jadear contra su boca. Nos separamos jadeantes. —Yo también te extrañé—

—Eso lo noté— Ríe y no puedo evitar derretirme con sólo escucharlo. No entiendo por qué esta necesidad crece en mi interior— Deberíamos entrar, tenemos vecinos chismosos —Miro por atrás de él y veo a Louis acompañado de las gemelas que nos sonríen felices.

Nos dirigimos hasta su cuarto y nos recostamos abrazados. —Gio, necesito que me expliques lo de la lista.

—Te lo contaré todo, si así puedo conseguir que estés a mi lado sin desconfianza— Se separa un poco de mi para mirarme. —Esa lista la creé cuando aún no terminaba la escuela. Tendría unos 16 cuando la empecé. Estaba aburrido y era bastante rebelde con mis padres. Como era bastante popular, varias chicas se me insinuaban, esto provoco una gran subida en mi ego. Entonces, comencé con la lista, anotaba cada detalle. Al cumplir los 19, cuando tomé la responsabilidad de mi familia y acepté el compromiso con Nora, me detuve. Esa lista estaba en mi cuarto de la casa de mis padres.

—Si la dejaste a los 19 y ahora tienes 20, ¿por qué mi nombre está en esa lista? —Medita un poco.

—Tengo una teoría. Tu notaste la hostilidad de mi abuelo hacia ti, entonces creo que fue él, quien escribió tu nombre ahí para separarnos. Además, ni siquiera estaba colocado lo que tú y yo hicimos.

—Entonces, ¿yo no soy una más de tu lista? —Me abraza con intensidad.

—Jamás pensaría algo así de mi futura pro...—Se detiene y yo le miro extrañada.

—¿Qué ibas a decir? —Me subo sobre él para que no me evite.

—Nada, nada, ignóralo.

—Dim...—El sonido de la puerta abriéndose abruptamente me interrumpe.

—Giovanni Fioremontti, necesitamos hablar con usted ahora mismo— Gio se levanta y sale del cuarto luego de darme un beso. Lamo mis labios y comienzo a pensar en todo el tiempo que estuve fuera.

Respiro hondo y sin siquiera quererlo, me duermo. La cama es tan cómoda, pero nuevamente un calor abrumador me invade. Siento unos besos en mi cuello, sus brazos me rodean y muerde mi oreja. Abro mis ojos y me encuentro de frente con su intensa mirada.

—Gio~ —Rodeo su cuello con mis brazos y le beso— Te encanta despertarme así ¿no?

—Es porque me encantan mimarte, mi pequeña Nicola— Me siento en la cama y espero a que hable.

—¿No me dirás por qué te tuviste que ir tan precipitadamente? —Suspira y luego asiente.

—Estamos en guerra— Me paralizo al recordad que este siempre fue un país pacífico.

—¿Por qué? ¿Con quién? —

—Alteria. Al parecer quieren nuestra tecnología—

—¿Cómo les ganamos? —Suspira y me toma de la mano.

—Para eso, tengo que enseñarte algo. —Me guía hasta el exterior de la casa y luego al patio trasero— Lo que verás ahora, probablemente te impresione mucho, o tal vez no.

Desprende el broche de su ropa y se pincha el dedo con este. Luego, comienza a recitar unas palabras, mientras una extraña fuerza lo rodea. Veo un tipo de "aura" de color roja y luego se separa de su cuerpo. Dejando paso a un lobo blanco con ojos rojos. Un aullido causa que todo mi cuerpo tiemble.

—Ese es el lobo de tu familia— Su hipnotizante mirada me atrae a él. Acerco mi mano con cautela y se deja acariciar.

—Eso es muy raro. Si fuera otra persona, te hubiera arrancado la mano— El lobo lame mi mano muy sumiso— Ahora deberías sacar a tu animal—

Asiento respirando hondo y luego saco el broche de mi familia. Pincho mi dedo y recito unas palabras que invaden mi mente. Un aura de color negro me invade y siento que algo va mal. Un felino sale del aura. Su pelaje es de un color negro y tiene unas alas del mismo tono. Sus ojos son del celeste mas puro. Esto va mal.

—Nicola D'Angelo, tantos años sin verte. —Su gruñido provoca que reaccione— ¿Debería dejarte que tomes el control de mi cuerpo? Después de todo, Bianco siempre te ha querido.

—Nero, te necesito en estos momentos— Me acerco con decisión y Nero no parece negarse— Mientras yo sea la líder de los D'Angelo, ustedes dos estarán siempre a mi merced. Así que, ¿prefieres hacerlo por las buenas o por las malas?

—Por fin lograste tomar algo de actitud. Pero, no te lo haré tan simple. —Se acerca moviendo su ágil cuerpo— Sólo si descubres el secreto de Gio, te permitiré dominarme completamente. —Esto último sólo se escucha en mi mente.

—...—

Mundos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora