11° Cavernas de Nortans

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Nicola

—Bueno, ahora que ya te mostré lo esencial de los broches. Lo demás lo tienes que aprender por tu cuenta— Se acerca a mí, luego de que su lobo desapareciera— Ahora, iremos a la montaña Tearlord.

—¿Por qué tenemos que ir a esa montaña? —Recuerdos de mi niñez llenan mi mente.

—Te lo explicaré en el camino, como no tienes la tutoría de tu familia durante la preparación de una guerra— Me toma la mano y luego de unas preparaciones para el viaje. Nos vamos camino a la montaña.

—Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer ahí? —Muevo mis manos por los nervios, no me gusta la idea de ir.

—Tenemos que ir por la misión de los ancestros— Me quedo pensativa con eso.

Mientras viajamos, conversamos sobre nosotros y hay algunas cosas que no me calzan. Él vivió un tiempo en el mismo pueblo donde yo nací. Parece que lo conocí en esa época. ¿Cómo habrá sido la Nicola de esa época? Me sumerjo en mis pensamientos y no me doy ni cuenta de en qué momento anocheció. Empezamos a preparar el campamento y armamos la carpa donde dormiremos juntos.

—Oye pequeña, ¿Dónde estuviste todo este tiempo? —

—Me quedé en la empresa de mi padre, el jefe provisional es un conocido mío— Me pongo algo nerviosa y comienzo a revisar mi mochila donde las mellizas empacaron mi ropa— Demonios...

—¿Qué sucede? —Me mira extrañado.

—Las mellizas me dejaron una trampa— Entro en la carpa para cambiarme y me coloco lo único que puedo usar de pijama, un camisón de encaje negro un poco translucido. Trago saliva nerviosa— Gio, ya me iré a dormir—

—¿Tan temprano? ¿Y sin cenar antes? —Empieza a abrir la carpa y me meto en el saco de dormir rápidamente. —¿Por qué tan tapada? Aquí las noches son calurosas.

—No te preocupes, yo voy a dormir ahora— Me acomodo rápidamente y cierro los ojos.

—Cariño, ¿ni siquiera un beso de buenas noches? —Suspiro y me levanto sujetando el saco de dormir a mi cuerpo. Me acerco a él para besarlo y nuestros labios se juntan. Me sujeta por la cintura y me abraza con fuerza. Me empiezo a dejar llevar por el beso y ya no me preocupo por sujetar el saco, rodeo su cuello con mis brazos y al separarnos. Mira mi cuerpo con deseo. —Así que, esto es lo que intentabas ocultar—

—No, es que... las mellizas, me tendieron una trampa... al ordenar mi mochila. — Me vuelve a abrazar con intensidad.

Gio

Su cuerpo se ve tan bien con ese camisón. No me puedo contener a querer tener algo con ella. Su suave piel y su fragancia me llaman mucho. Al tenerla tan cerca, no puedo evitar empezar a subir mis manos por su abdomen. Con la punta de mis dedos acaricio la parte baja de sus pechos, todo esto por encima de su fina ropa. La beso y toco por la totalidad de estos. Comienzo por acariciarlos y luego apretó con suavidad. Voy a su cuello, repartiendo besos por este y lamiendo. Comienzo por bajar y llego a la curvatura de sus pechos. Lamo por sobre el borde de su camisón y luego abrir el saco de dormir para poder tener acceso a todo su cuerpo, subo su camisón y sin quitárselo, comienzo a lamer sus pechos. Succiono sus pezones con suavidad y muerdo levemente antes de seguir mi camino hasta mi destino. Su vientre bajo, donde me entretengo un poco para hacerla esperar y desearme aún más. Su mirada de deseo me demuestra que ya está lista. Le quito su ropa interior, coloco mi lengua justo en su centro y suelta un jadeo. Lamo justo en su botón de placer y lo succiono un poco. La veo retorcerse de placer y eso me motiva aún más. Introduzco un poco mi lengua en su centro y lamo un poco. Sigo, hasta que escucho un gemido bastante más intenso de su parte. Me retiro de ahí, lamiendo mis labios, luego de haberle provocado un orgasmo.

—Se sintió bien, ¿cariño? — Le susurro en el oído y ella asiente, aún jadeando para recuperar el aliento.

Comienzo a estimular nuevamente su cuello y oreja, mientras mantengo una de mis manos en su trasero. Cuando ella cubre su boca para ahogar un gemido, viene a mi mente el recuerdo de que no traje condones.

—Nicci...— Me alejo para mirarla.

—¿Qué sucede? ¿Por qué te detienes? —Me mira haciendo un puchero.

—No traje preservativos— Me mira, quedándose en total silencio.

—Entonces... No podremos hacerlo hoy— Suspira y me besa.

La abrazo y luego de cubrirnos, nos dormimos. Yo con una incomoda erección y ella con su trasero pegado a mí. En la mañana, siento un toque indiscreto en mi entrepierna. Vaya forma de despertar, no abro aún los ojos, esperando a saber qué más hará. Se detiene de la nada y abro mis ojos para verla observando mi cara. La beso por lo tierna que es su cara y me pongo sobre ella para apegarla a mi cuerpo.

—Buenos días princesa— Beso su frente y ella me sonríe.

—Buenos días dormilón— Nos levantamos y vestimos entre miradas cómplices.

Luego de desarmar el campamento, nos vamos con todo hasta que, por fin, llegamos a nuestro destino. Dejamos las cosas en la caballa destinada y luego de tomar el equipamiento necesario, vamos a la cueva. Al entrar, nos encontramos de frente con una de las aves Nortan. Con cuidado, seguimos nuestro camino al interior. En la caballa, le expliqué a Nicci todo lo que haríamos. Llegamos a una zona abierta en lo profundo de la caverna y nos rodean. Silbo y un ave Nortan se me acerca. Las demás se alejan momentáneamente y equipo a esta con la silla de montar.

—¿Cómo lograste eso? —Me mira asombrada.

—Esta es mía, ya había llegado aquí previamente para encontrarla— Me subo a ella y camino un poco— Es tu turno de encontrarla.

—¿Cómo? —

—Acércate a ellas, la que es tuya por naturaleza se te acercará y las otras te ignorarán o se mostrarán levemente hostiles—

—Bueno, lo haré— Comienza a caminar entre ellas, no la toman en cuenta. Respiro hondo y veo como se acerca al ave más grande del lugar. Eso me alerta y me acerco a ella rápidamente, de forma silenciosa. Cuando estoy a punto de gritarle que se aleje, lo improbable ocurre. El Nortan se acerca a ella inclinado y sin muestras de hostilidad— Parece que eres tú mi compañero.

Lleva su mano a la cabeza de este y acaricia su largo plumaje. Me bajo de mi silla e impresionado, la ayudo a colocarle su silla. Ella se sube y este, se queda sumiso, como nunca lo había visto. Eso me trae recuerdos, de la primera vez que vine aquí, en el rito de iniciación con Nora. Ella empezó a insultar a su Nortan porque se veía demasiado "feo" y no era estético por su plumaje verde amarronado. Recuerdo como intentó montar al Nortan que ahora domina Nicci. Esa vez, tuve que intervenir antes de que, este la matara a picotazos. Volviendo al presente, veo a Nicci bastante conforme, acariciando su plumaje color plata y negro. Es bastante majestuoso. Pero, montarlo no lo es todo. Lo difícil es volar.

—Nicci, ya es hora del vuelo—

Mundos paralelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora