CAPÍTULO 6 "Ojos que no ven"

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La noche se sentia larga, fría e intimidante precisamente hoy,  como si los confines del infierno hubieran abierto aquellas puertas que los separan del mundo humano, para dejar salir a aquellos seres tan monstruosos e indomables.

Seres que quizá buscaban almas puras e inocentes para corromperlos,con la única necesidad de satisfacer sus anhelos más ansiados.

Aunque sin lugar a dudas pueda que uno que otro monstruo se haya infiltrado en el plano humano  sin necesidad a ser abiertas las puertas.

Demonios que pagaban sus condenas entre rejas al ser atrapados aunque sin arrepentirse de sus pecados, mientras otros aún vagaban por las calles de las ciudades, víctimando inocentes a su paso.

Samantha no se consideraba de aquellas chicas miedicas o cobardes, le gustaba afrontar las cosas de cara, aceptando los problemas tal cual son.

Razón por la que esa misma tardé en la universidad le había pedido a Susan que le revelará lo que quería contarle antes en la cafetería; Pero su compañera de clase no quiso soltar ni ceder a contarle algo.

No ahí ni en ese momento, por lo que con mucho nerviosismo le había pedido que asistiera a un parque alejado de la zona céntrica de Colorado.

En un principio se le hizo muy extraño el comportamiento de susan,el como veia en todas las direcciones  de la universidad cada que pronunciaba alguna palabra.

Como su piel se ponía pálida cada vez que veía a alguien acercarse, no quería pensar mal sobre Susan, no quería pensar que estaba enferma con algo psicológico o que ingeria drogas.

Pero su extraña reacción estaba consiguiendo ponerle también a ella nerviosa.

Su cita tenía que darse prácticamente hace más o menos treinta minutos en la esquina de aquel parque al cual se dirigia; su reloj de muñeca marcaba las nueve treinta de la noche y el desespero porque Susan siguiera ahí le atacaba.

No le sorprendería no verle allí, pues ya había pasado mucho tiempo desde la hora acordada, pero sus esperanzas seguían allí, como los escalos fríos que constantemente recogían su sistema.

Un presentimiento le decía que tenía que saber o escuchar lo que su compañera tenia que contar fuera lo que fuera.

Dios sabía que intentó ir para las nueve de la noche pero como su hermana menor había enfermado del estómago esa tarde, no podía permitirse dejarla sola hasta que sus padres llegarán.

Motivo por el cual tardó en llegar al lugar; aunque ahora dayra parecía verse mejor que antes, incluso el color había vuelto a su pálido rostro.

La preocupación seguía allí, lo único que conseguía aliviarla era el hecho de saber que dayra no estaba sola en casa, que su madre la cuidarla incluso mejor que ella.

Giro el volante del auto unos metros más adelante, su ruta había cambiado, pues debía dejarme la carretera principal para irse por una calle secundaria.

Sus ansias comenzaron a crecer mas una vez que el coche de sus padres de adentraba en aquellas calles oscuras, nervios que le advertían de algo.

No quería comportarse como una cobarde, pero el extraño silencio que parecía ocupar solo el lugar estaba consiguiendo asustarla como nada le asusto antes.

Claro a excepción del asesinato que vio con sus propios ojos, un crimen que hizo mella en ella a pesar de que no quiere aceptarlo, pué hacerlo sería como aceptar su debilidad.

Su única compañera por esa noche comenzó a lanzarle mensajes de alerta, su voz delicada y robótica le informaba de la llegada a su destino.

Uno que marcó en el GPS del auto antes de tomar ruta, murmuró una grosería nada educada para despues estacionarse en la esquina que supuestamente Susan tenía que esperarle.

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