CAPITULO 2

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-Brisa muévete hacia la izquierda, no ahí no brisa tú otra izquierda-grito molesta.

Se supone que hoy por la noche tenemos un partido de futbol con el equipo de Stanford pero a mis queridas compañeras se les ocurrió irse de fiesta el fin de semana.

Estoy que me lleva el diablo, claramente les advertí que no quería alcohol por lo menos en las últimas 48 horas antes al partido, porque por obviedad ellas saben que las bebidas alcohólicas ponen lentas el funcionamiento del cuerpo.

-Se los advertí chicas porque simplemente no pueden hacer algo que les pido-vuelvo a gritar ya cansada.

-Capi, mara cumplía años y solamente quisimos celebrar-murmura arlet un tanto nerviosa.

-No les estoy diciendo que no festejen chicas, ustedes saben que yo también soy partidaria de las buenas fiestas-susurro no puedo negar que amó los buenos reventones.

-Pero todas saben que está no era la manera, claramente el día viernes les informe que tenían 48 horas para descansar sanamente pero ustedes decidieron hacer oídos sordos.

-Es que..-intenta decir una nerviosa Carla.

-Es que nada Carla no haz explicación para su terrible falta-murmuro negando con la cabeza- todas saben que el campeonato universitario depende de nosotros, Stanford es una de las universidades con mejores jugadoras, y aunque el san Bartolomé nuestra u está a un buen nivel corremos el riesgo de perder nuestro título pentacampeón, todas quieren eso?-les cuestionó como sí yo fuera su maestra y no la mujer que está sentada en los banquillos de la cancha.

-No por supuesto que no-murmura mi pelirroja su capitana Greta diciendo en voz alta los pensamientos de cada integrante del numeroso equipo.

-Aún estamos a tiempo de eliminar todo el producto basura que llevan en la sangre-grito-son las seis y treinta tenemos doce horas para térnelas al cien para esta noche-grito para hacerme escuchar y todas asienten.

-Bien ahora las quiero ver mover sus horribles traseros alrededor de la cancha, nadie puede parar hasta que yo lo diga- nadie dice nada o contradice mi orden porque saben que lo que ordenó siempre da resultado.

-Capi lo lamentamos-se disculpa mara.

-Fue una inmadurez comportarnos de esa manera-completa arlet.

-Fue una falta pero el error ya se cometió así que ahora sólo nos queda enmendarla, vamos chicas un partido nos espera está noche, el campeonato no se gana solito-grito y todas se ponen a correr detrás de mí subcapitána.

Observó a cada una de mis jugadoras recordando el cómo entre yo al equipo.

Dos años de capitanía sería poco para cualquiera más aún para seguir a una nueva capitana pero desde que ingrese a la universidad cada una se ha acoplado a mi régimen como sí me conociera de años, como sí yo fuera profesional en el deporte cuando incluso soy más novata que todas ellas.

Un logró que me alegra haber conseguido no cualquiera se consigue una capitanía apenas entra a la universidad.

A mis veinte años no solamente estoy orgullosa de donde he llegado sí no también de los amigos que he conseguido.

Tengo todo lo que una chica de mi edad podría soñar.

Popularidad en la universidad aunque no la quiera.

Un buen promedio en todas mis materias.

La capitanía del equipo.

Atención masculina detrás de mí, entre otras cosas más.

PSICOPATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora