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Milagro estaba en un columpio, su padre la mecía, volteo a verlo mas no era su padre Chrollo, si no alguien muy raro, tenia el cabello rubio y ojos verdes, era identico a ella. No lo conocía, cuando aprendió a leer había visto algo sobre Döppelganger. Quizá era alguno de esos, pero apenas tenía siete años para morir. Mas no sentía ninguna malvada intención, y su supuesto Döppelganger era un chico, que no debía tener mas de treinta años; sentía que ya lo conocía, de algún lado y era tan familiar e idéntico a ella.

— ¿Quien eres? — Le preguntó mientras saltaba del columpio y se volteaba hacia él. El hombre rubio
levanto su mano y la puso en su boca, hizo un ademán de silencio y todo se volvió obscuro para ella. Despertó sudando y con lágrimas en los ojos, jadeaba en busca de aire; y se levantó de la cama cuando sintió un calambre en su pierna. Se quejo y a los pocos segundos se sentó en su cama agitada.— ¿Por que se parece a mi?

— ¡Milagro! — Chrollo entro al cuarto asustado. — ¿¡Estas bien!?, ¿¡Por que gritabas!?, ¿¡A quien tengo que matar!? — En su mano tenia un bate de béisbol, era de metal y marcaba el equipo de Los bugdogs en su estampado, ¿Cuando lo compro?

— Tuve... Un sueño muy raro... Y me dio un calambre... Y ese chico era tan raro... — Chrollo se sento a su lado mirándola.

— ¿Que chico? — Pregunto y tomo su mano.

— No lo se... Era Rubio... Era como un espejo... Como yo,  tenia mas o menos tu edad... Era como verme a mi... Pero en un chico... Asiento que lo conozco... Y.... — Chrollo la abrazo y Milagro lo empujó bruscamente.

— ¿Eh?

— No... Me toques...

— ¿Milagro..?

Milagro.『Chrollo Lucilfer』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora