Milagro.『Chrollo Lucilfer』

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¡Debía ser un truco de magia lo que realmente hacia su compañero!, necesitaban aprenderlo por que era demasiado sorprendente, por suerte; Tywin los ayudaría.

Era un viejo truco que su padre siempre hacía, hasta que realmente entendió del arte marcial en el que tenía presencia. Todos estaban ansiosos por aprender el secreto tras ese truco por lo que el chico sonreía de manera socarrona y en aires de narcisismo; se lo tenia ganado.

Tywin les dijo que necesitaba primero saber si eran capaces de hacerlo y les pidió a todos que cerraran los ojos, había esperado por ese momento tanto tiempo.

Todos cerraron sus ojos creyendo en las palabras de su amigo, acerco su mano impregnada en nen y a cada uno los toco, todos se sintieron extraños y comenzaron a exclamar impresionados sobre lo que estaban sintiendo; lentamente se empezaron a agotar.

-¡Creo que debí explicarles primero! – Exclamó, se puso nervioso y olvido todo lo que su viejo le había enseñado, comenzó a dar saltitos desesperado. - ¡Una llave de agua! – Se le había prendido el foco. – Todos imaginen que son grifo, y lo que los rodea es agua descontrolada, cierren la llave lentamente dejando un flujo leve.

Todos estaban agotados. Intentaban hacer caso a lo que decía Tywin pero solo Mila era la única que podía, estaba muy concentrada y lo había dominado; todos cayeron al suelo desmayados menos Mila. Era tan natural para ella, parecía que fluía con la corriente, en un estado muy calmado. Al abrir los ojos era la única en pie, sus amigos estaban en el suelo ahora descansando, no se miraba esa cosa blanca que los rodeaba, o al menos como tanto como hacia unos segundos.

- ¿Entonces solo yo soy capaz de hacer el truco? – Preguntó, Tywin estaba sorprendido, la primera vez que lo hizo había tardado casi dos meses tratando de controlar el flujo, ¡Llego Milagro y aprendió en dos segundos!

- ¿Sí? – Tywin se miraba obligado a explicarle lo que realmente sucedía, explico los principios básicos del nen a la única chica despierta ahí, ya después les explicaría a sus amigos, pero ahora ella priorizaba. – En pocas palabras tu eres una prodigio en nene, ¿Segura de que no los haz hecho antes? – Ella negó, se sentía enérgica pese a que ya era de madrugada, toda su fatiga se había esfumado y no sabia si era por el Nen o por que estaba emocionada.

Milagro decidido salir a correr por lo que le dijo a su amigo que durmiera y dejara a todos en el suelo, ya que era muy difícil subirlos a sus camas. Mila salió corriendo alrededor del campo, debía gastar todas energías que se le brindo, pero; no se cansaba y ni sudaba solo una gota.

Estaba frustrada de no sudar nada, era extraño ya que siempre sudaba como un puerco con solo correr diez minutos, pero ahora, llevaba mas de una hora corriendo y sin ni una sola gota de sudor.

Siguió corriendo con más velocidad, cayo al suelo y derrapo unos centímetros raspándose brazos y rodillas. Ardió durante un momento, pero el ardor se esfumó, cuando se dio cuenta sus rodillas no tenían una sola herida ni siquiera sus brazos.

No comprendía que pasaba.

Su instructor llego, el sol ya había salido, miro a su alumna en el suelo muy inerte en sus pensamientos y la regaño.

Mila se levantó de un salto, ni ella misma podía creer esa habilidad que tenia y saludo al teniente con respeto.

Aun se preguntaba como es que no obtuvo una herida.