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Padre e hija se terminaron las dos cajas de donas, Chrollo había comprado también café frío de una máquina expendedora de bebidas que estaba por ahí, el colegio militar prácticamente parecía una pequeña ciudad, tenia bastantes instalaciones y estaba conforme con la calidad de este.

Limpio su boca de las migajas que se le quedaron pegadas, Mila había hecho lo mismo y suspiro totalmente satisfecha, incluso le dolió el estomago por la cantidad de harina y azúcar.

A Mila no le gustaba demasiado las cosas dulces, prefería comerlas semi o amargas en su totalidad, comía dulces pero ni pasan a a mas de una goma de mascar o una paleta.

En ese momento tenia ganas de algo muy, pero MUY picante; solo para quitar esa sensación de asco que le dejaron las dulces donas.

— Es hora de irme. Te veo la próxima semana. — Dijo el ébano miraba las manesillas del reloj, acomodo su corbata apretándola y se levanto, debía hacer mucho ejercicio para bajar tanta golosina de su cuerpo. Abrazo y beso la frente de su hija una y otra vez, la lleno totalmente de apapachos y le dio a entender de que la amaba muchísimo, Chrollo estaba feliz de que su hija lo comprendiera aunque sea un poco, pero; estaba preocupado de que se involucrara demasiado en cosas que no debía.

Hacia años atrás que los miembro es de la araña habían sido reducidos, no había admitido nuevos miembros desde entonces ya que los anteriores habían muerto de manera trágica. Entrego a su pequeña a su pelotón y se fue en su auto. El trafico fue terrible ese día, no llego hasta tarde a la casa donde apenas llego a su cama se quedo dormido.

Mila por su parte descansaba sobre su cama, miraba el techo mientras hacia unas cuantas caras, sus amigos estaban aún despiertos y lo sabia, cerro los ojos para prepararse para dormir pero uno de sus amigos específicamente Tywin comenzó a gritar emocionado.

— ¡Oigan todos!, ¡Oigan todos! — los cuatro amigos restantes lo miraron. Estaba demasiado emocionado tan tarde en la noche y casi todos a punto de dormir. — Aprendí un truco. — En sus manos tenia unas cuantas hojas de árboles, las puso frente a él y chasqueo los dedos. La hoja se congelo.

Ante eso solo los chicos lo vieron atónitos, se preguntaban como podría ser eso físicamente posible o si ocultaba nitrógeno en alguna parte para congelarlo de tal manera. Mila tomo la hoja y esta le quemo la piel de lo fría que estaba, la soltó de inmediato.

— ¡Tienes que enseñarnos a hacer eso! — Tywin se sentía especial, le gustaba llamar la atención, su actitud era algo egocéntrica pero al punto de ser graciosa.

— No lo sé, tal vez mi maestro se moleste si les enseño. — Estaba presumiendo, todos seguían insistiendo en querer hacer ese truco de magia.

Ninguno sabia que estaban en presencia de algo mas poderoso.

Nen.

Milagro.『Chrollo Lucilfer』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora