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La cama sin JungKook se sentía vacía pero YeonTan me hizo una buena compañía al ponerse bajo las sábanas como si se estuviera cubriendo, su pequeña respiración se sentía en mi cara, podía escuchar a la perfección como chillaba de forma muy adorable mientras sus pequeñas patitas buscaban donde apoyarse y sentir un suelo falso.

Adorable.

Mi pequeña cachorrita es lo más lindo del mundo con sólo 4 meses humanos. Puse mis manos bajo sus patitas para que deje de chillar y en el acto noté que mis manos son enormes, con una cachetada noquearía a cualquiera, a cualquiera que se meta con JungKook o con YeonTan.

Estaba frente a ella dando la espalda hacia la puerta de la habitación. Estoy muerto, me dije; pues sí, le tengo miedo a la oscuridad.

Sentí cosquilleos en mi espalda, ya el miedo me estaba atacado. Tomé a YeonTan y me giré intercambiando de lugares con ella, abrí los ojos y ella estaba sentada viendo hacia otro lado lo cual me hizo fijarme en lo que era. No ví nada, debieron ser locuras de perro o algo se cayó y le llamó la atención. Volví a cerrar los ojos y ella se acostó nuevamente. Sentí otro cosquilleo raro, pero esta vez en mi cuello.

*Gritos internos* Nada puede estar detrás de mí. Sólo la pared.

Cerré los ojos sin darle importancia porque ¡por Dios! Nadie podía hacerme nada, era más posible que YeonTan me viole a que alguien entre a la casa. Tomé a la mencionada y la abracé, pues sí, tenía miedo. Abrí los ojos cautelosamente y ví una pequeña figurita que se movía por el pasillo, es decir, sólo ví sus pies por debajo de la puerta. Temblé y YeonTan lo notó, bajé de la cama con cuidado y abrí la puerta dispuesto a bajar corriendo por las escaleras, pero un ruido me dejó ahí parado como idiota viendo la nada. Giré temblando pero no ví nada, otra vez. Bajé las escaleras corriendo y detrás de mí se escuchaban las uñas de YeonTan chocando con el suelo.

Sabía que ella nunca me dejaría solo.

Me detuve al escuchar como se abría la nevera en la cocina, me acerqué gateando pero me detuve al escuchar como tomaba los cubiertos, seguramente un cuchillo; tiró un plato sobre la mesa y arrimó la silla para sentarse, seguido escuché como masticaba. Me levanté y me escondí debajo de las escaleras escuchando todo lo que hacía, al parecer estaba lavando los trastes para luego salir y caminar justo frente a mí. ¿Desde cuándo los espítirus del cielo usaban jeans negros ajustados? Ese sujeto encendió la televisión y se puso a verla en silencio, me acerqué con la escoba en las manos dispuesto a defenderme a mí y a YeonTan... Ya va... ¿dónde está ella? La ví corriendo para montarse en el sofá junto con aquel extraño. Vaya traidora. Me acercaba a pasos lentos y constantes. El sospechoso se levantó y estuvo a punto de pasar frente a mí, lo cual hizo que gritara para luego darme cuenta que era YoonGi.

— TaeHyung, relájate—dijo entre risas—. Soy yo.

Entonces le solté un escobazo al morro para que vea que yo no ando con mamadas.

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— Eso me dolió—lloriqueaba YoonGi sentado en una silla en la cocina con una taza de café en la mano y una bolsa de hielo en la cabeza. Pues eso le pasa por asustarme anoche.

— Te lo buscaste, idiota.

YeonTan se subió sobre él y luego se acostó sobre la mesa. Más puta no podía ser. Llené su plato con comida, lo que hizo que se acercara a mí con sus patitas sobre mis piernas moviendo su colita.

— ¡Pero no tenías que ser tan agresivo!—siguió quejándose.

Puse el plato con comida para perro en el piso y seguí cocinado nuestro desayuno. Pues sí, sí debí ser así porque él no tenía que entrar a MI casa en medio de la noche. Serví la comida en un plato y la puse frente a él. Ay que me diga que no quiere.

Hacerte Feliz (Yaoi VKook) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora