Hacerte Feliz (Yaoi VKook) [EDITANDO]

[00]

— ¿Qué creías? ¿Que me iba a quedar toda mi puta vida junto a ti?

Sus lágrimas caían por sus mejillas, realmente me sentía mal por hacerle eso... Esperen... ¿Qué hice exactamente? No lo recuerdo. Le he hecho tantas cosas que ya ni me acuerdo.

— ¡Te odio, Kim TaeHyung!

Un fuerte portazo fue su despedida. Fue raro porque él, mi hermoso y perfecto JungKook, nunca me había gritado. Debo pedir ayuda, quiero hacerle feliz pero no consigo la manera, no quiero que se largue con... con...

No puedo ni decir su nombre, no me duele pero... me arde... se siente mal, muy mal. ¿Será que le pido ayuda a YoonGi? El vendría siendo como el hermano de JungKook ¿no? Ahora sí debo pensar más de 2 veces antes de abrir la boca, porque, ¡en serio! no quiero hacerle más daño... pero no entiendo qué fue lo que le hice, no lo recuerdo, esto es muy confuso. A ver...

Todo comenzó cuando estaba en quinto grado de primaria. Mi mejor y único amigo fue retirado a mitad de año, por lo que me sentía solo, mi promedio de calificaciones casi perfecto comenzó a bajar, no hablaba con nadie, mi personalidad cambió... mucho... demasiado... antes era el niño más agradable y extrovertido, pero en esa oscura época me sentía tímido y aislado. No me provocaba jugar videojuegos, y mucho menos entablar más contacto con los demás niños por mi miedo a que vuelva a suceder.

Comencé a escribir historias durante la clase, quería matar el tiempo, quería que mi amigo volviera, creía en que si escribía que él volverá, en serio lo hará. Gracias a estas historias ni noté cuando ya se había acabado el año.

Las vacaciones también me pasaron volando. Aun así seguía relatando mis historias. Una vez quise intentar escribir una poesía, pero descubrí por mi propia cuenta que era una mierda en eso. Igualmente continué con mis escritos y, gracias a mi gran tiempo libre, ya casi al cabo de las vacaciones había escrito 5 novelas distintas, las cuales pensaba publicar pero tenía que diseñar 5 portadas distintas ¿que haré?

El día menos esperado llegó. El primer día de clases estaba otro niño, tan frágil, tan bonito, tan inocente, tan adorable, tan perfecto, parecía un ángel. Su cabello negro caía sobre sus ojos, su labio superior era mas delgado que el inferior, ambos con un rosado tenue que los hacía ver totalmente besables. Su nariz era un poco grande pero nada era mas hermoso que aquel niño.

— ¡Buenos días, niños!—dijo la profesora de sexto grado muy alegremente.

Todos nos levantamos, pero yo no podía sacarle la mirada de encima a aquel chico, me tenía intrigado. Saludamos como se debe y nos volvimos a sentar.

— Veo caras muy familiares este año—continuó—. Sólo hay una que no identifico.

Ella miraba a aquel niño.

— Soy nuevo—dijo, su voz era más gruesa de lo que pensé.

— Ah. Bueno, corazón—añadió la profesora—. ¿Qué te parece si te presentas a la clase?

El niño se levantó, caminó con su lápiz hasta el frente del pizarrón, aún no lograba ver sus ojos, quería verlos, ¡mierda, en serio quería! Levantó su cara, logré verle con totalidad, sus ojos eran más que perfectos, eran enormes y oscuros, me volvía loco.

— Hola—comenzó diciendo—. Soy Jeon JungKook. Tengo 12 años, vengo de Mandeok-dong, Busan. Realmente no me importa caerles bien, por eso no lo espero. ¿Alguna pregunta?

¡La pinche clase quedó en silencio! No me lo esperaba, no creía que un niño de aspecto tan dulce pudiera ser tan frío y despreocupado.

— Bueno, JungKook. Sé bienvenido—concluyó la profe, empujándolo suavemente para que se fuera a sentar.