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Por las noches, las calles de Seúl son muy bonitas. Luces de colores, los restaurantes más lujosos están en su máximo esplendor listos para abrirles sus puertas a las parejas de enamorados. Las fiestas juveniles más increíbles y divertidas podrían estar sucediendo en la casa de cualquiera de nuestros compañeros de universidad, todos bebiendo, festejando nada, drogándose, teniendo sexo en las habitaciones, destruyendo cosas, bailando, cantando.

Así como en cualquier casa de una feliz pareja pueden estar juntos, bebiendo por beber, riendo; también en cualquier edificio, en el último piso pueden haber muchas personas en una reunión privada, sintiéndose elegantes.

Alguna pareja puede simplemente ver las luces desde lo alto de un edificio, diciéndose lo mucho que se aman, disfrutando de su compañía, felices.

Pero yo acá, con la escoba que le partí en la cabeza a YoonGi mientras JungKook grita como niña de pie sobre una silla, viendo como ahorca a YeonTan como si fuese un peluche.

— ¡Te juro que lo ví! Pasó por ahí, mira—chillaba mi bonito novio, apuntando hacia debajo del sofá.

— Pero no veo nada—dije listo para atacar por si el ratón salía de su escondite. Lástima que YoonGi ya regresó a su casa y no puede ayudarme con esto—. Y deja de asfixiarla.

— ¿Asfixiar a qui...? ¡Míralo ahí!—chilló otra vez apuntando a un juguete de YeonTan, el cual simplemente recogí y se lo entregué a mi mascota. Dirigí mi vista a JungKook, quien seguía con su cara de susto mientras intentaba correr, pero al parecer sus piernas no le respondían. Miré nuevamente al piso y ví una enorme rata que parecía estar de muy mal humor. Mis brazos temblaron y mis manos dejaron caer la escoba rota, lo cual la enojó más.

Salí corriendo directo a la habitación, dejando a JungKook solo e indefenso.

Soy un excelente novio.

— Imbécil de...—ni siquiera logró terminar la oración cuando YeonTan ya había matado a la rata dejando un enorme charco de sangre en el suelo.

— ¡Buena niña!—grité desde el piso de arriba viéndome como un total gallina.

— Es niño.

Shok.

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— Te odio

Me amas.

No es mi culpa que YeonTan sea un macho pecho peludo y haya salvado a su princesa de el gran dragón, sabiendo que el príncipe no estaba capacitado para la situación—soy un novio del asco, lo amo pero me gusta molestarlo en cuanto a sus miedos. ¿Quién en su sano juicio haría eso? Pues yo, después de todo soy su seme, pero me comporto como su uke...

— No soy una princesa—dijo de mala gana mientras seguía trapeando el piso en donde había quedado la sangre de la rata. Nunca me imaginé que YeonTan fuera macho, después de todo nunca me atreví a verle ahí abajo.

A los pocos instantes sentí el suave traserito de YeonTan jugando entre mis brazos, parecía que quisiera llamar mi atención, pero no quería jugar con ell... Digo, él; lo cual pareció alerarle y se puso a aullar como loco.

Me harté, obviamente mi paciencia no es tan buena. Lo cargué con cuidado haciendo como si le fuera a morder el hocico, lo que causó que quisiera meter la cara en mi boca. ¿Por qué? Porque es curiosa... Digo, curioso. Escuché la leve y tierna risa de JungKook al vernos así, todo bien, jugando. Aunque mi cara haya sido seria, eso al parecer fue lo que le causó más gracia, me volvía loco su forma de ser tan infantil.

Hacerte Feliz (Yaoi VKook) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora