Sebastian Miller.
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Lo sabía, sabía que no le iba a agradar la idea.
-Emily sabes que no me gusta que trabajes, nos estamos manteniendo bien con mi pensión, no entiendo tu insistencia en trabajar. – Dijo mi abuela suspirando.
-Lo sé, pero quiero valerme por mi misma, además no podemos vivir siempre de tu pensión. – Digo tomando sus manos
-Pero mi amor, te he dicho muchas veces... - No la deje terminar la oración, que me sé de memoria.
-Que quieres que estudie y tenga una carrera profesional – Ruedo mis ojos, mientras tomo a Luz en brazos.
-Emily tienes... - Vuelvo a interrumpirla.
-Pero tienes que entender que ya no soy una niña, ya no estoy sola, ahora tengo una hija de quien encargarme - Dije y bajo la mirada - Se que quieres que estudie, y si, lo voy a hacer, pero más adelante.
Uf, me tenía que desahogar, ya no puedo pensar nada más en mí, ahora que tengo una responsabilidad como madre, tengo que ver por mi hija. Solo espero que mi abuela lo pueda entender.
-Está bien Emily - Dijo y la abrase - Solo quiero que entiendas que el hecho de que seas madre no impide que cumplas tus sueños.
-Si eso lo sé, gracias por entenderme, ya vas a ver qué me convertiré en la mejor diseñadora del mundo, pero después – Dije, para luego darle un beso a Luz – Ya me tengo que ir – Le di un beso a mi abuela, luego tome mi bolso. – Traeré unas donas al regresar.
-Emily, pero ¿no vas a desayunar? – Me miro con su ceño fruncido.
-No, se me hace tarde adiós – Tome mis llaves y salí de la casa.
Tomo un taxi y le doy la dirección de la cafetería donde suelo ir, para encontrarme con Emma, mi mejor amiga y una de las personas que me apoyo cuando quede embarazada. La suerte esta de mi lado, ya que la casa donde iría a tener la entrevista quedaba cerca.
Al llegar, le pago al taxi y bajo, a solo unos pasos de la entrada, choco con un imbécil, que derrama su zumo en mi blusa, la sangre me hirvió, al parecer la suerte no está de mi lado hoy.
Así que solo me queda una opción. Insultarlo.
-¿Qué te pasa imbécil? ¿Acaso no te fijas por dónde vas? – Dije molesta, dirigí mi vista a mi blusa ahora arruinada. Se empezaba a pegar de mi piel, de una manera desagradable.
-Lo siento linda no te vi. – Me dijo con cara de arrepentido. Mire su mano en el cual sostenía el vaso que contenía el zumo, que ahora estaba en mi blusa y en la otra mano sostenía su celular. Claro, como me va a ver si estoy segura que tenía su vista en su celular, pero una simple disculpa no va a arreglar la mancha enorme que tengo en mi blusa.
-¡Dios porque esto me pasa a mí!, justo hoy que tengo algo tan importante – Susurre, pero me escucho.
-¿Si quieres te pago la blusa? – Guardo su celular y me mostro una sonrisa.
¿Qué le pasa a este?. Apuesto que es del tipo de chico que creen que por tener dinero pueden arreglar todo.
-No, ¿sabes que quiero?- Dije y una sonrisa se dibujo en su rostro - Que desaparezca de mi vista ahora mismo. – Dije en tono demandante.
Pero en un momento, no sé por qué razón, él se acerco a mí, con una sonrisa, muy linda por cierto -Emily concéntrate.
-¿Sabes linda? Yo creo que lo mejor es que olvidemos todo esto y me des tu numero, para que tu y yo, ya sabes podamos conocernos mejor. - ¿Qué le pasa a este idiota?. Lo mire con el ceño fruncido y cuando estaba a punto de volverlo a insultar algo llamo mi atención, en el vaso aun le quedaba zumo,así que le doy una sonrisa y luego le digo.
-Claro deberíamos conocernos mejor. – Le di mi mejor sonrisa. Para luego acercarme un poco más a él y por impulso, rápidamente le quito el vaso de sus manos y se lo echo en su camisa.
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Seguir Adelante
RandomAntes mi vida era como la de cualquier adolescente de 17 años, iba al instituto, tenía buenas notas, de vez en cuando a fiestas, de compras con mis amigas, y tenía un novio. Mis padres prácticamente no estaban en casa, gracias a sus trabajos, y por...