Antes mi vida era como la de cualquier adolescente de 17 años, iba al instituto, tenía buenas notas, de vez en cuando a fiestas, de compras con mis amigas, y tenía un novio. Mis padres prácticamente no estaban en casa, gracias a sus trabajos, y por...
Cuando al fin encuentro la casa, toco el timbre y luego de unos segundos una señora mayor, deduzco por sus arrugas y cabello canoso me recibe con una sonrisa amable.
-Hola, ¿que se te ofrece? – Dice desde la puerta.
-Vengo por la entrevista que sale en el anuncio. – Le muestro el papel del anuncio.
-Claro, sígueme – Abrió la puerta para que pudiera entrar. – Al entrar veo que es una casa muy lujosa, con muebles color marrón, paredes blancas, una tv pantalla plana, en un mueble de madera color claro, que seguramente cuesta mas que mi casa.Una casa digna de todo rico.
-Toma asiento, cuando la señora termine de entrevistar a la otra chica, pasara usted - La señora me dio otra sonrisa y se retiro.
Unos minutos después, apareció en la habitación una señora con un vestido de seda color verde claro ceñido a la cintura, cabello claro, un cuerpo bien definido, con un rostro que no se nota ni una arruga, me pregunto cuantos años tendrá, definitivamente ella debe ser la dueña de la casa, y, unos pasos más atrás una chica de unos 30 años, que luego se retiro.
-Usted debe ser la siguiente – Me dijo la señora lo cual yo asentí – Pasa adelante.- Dijo y comenzó a caminar, la seguí hasta llegar a la oficina, se sentó y me hizo seña para que tomara asiento. Yo solo rezaba para que no hubiera ningún problema.
-Me llamo Anne – Sonrió.- ¿Tienes los papeles que pedimos en el anuncio? – Asiento y busco en mi cartera para poder entregarle mis papeles. Empezó a leer con mucha atención, hasta que en un momento pregunta.
-¿Porque siendo tan joven quieres trabajar como empleada de servicio? ¿No estudias? – Me miro con el ceño fruncido. Sabía que me preguntaría eso. Tome aire y respondí.
-Vera señora, es que tengo una hija, por eso necesito el trabajo – Respondí nerviosa.
Su cara cambio por completo, solo espero que no tenga problema con mi hija.
-¿Tienes una hija? - Pregunto sorprendida y yo asentí - No creo que te necesite trabajando aquí si tienes una hija, necesito una persona completamente comprometida con el trabajo - Temía eso.
-Señora no tiene nada de qué preocuparse, mi hija no se interpondrá – Por favor, que me dé el trabajo.
-¿Y si la niña se enferma? Tendrás que ir, y no me gusta que falte el personal – Dejo de leer los papeles.
Antes de poder responder, llega un hombre muy elegante
-Disculpen, mi amor horita tengo una reunión - Le dice a la señora, cuando me ve, sonríe y dice – Usted debe ser la nueva empleada, mucho gusto Emiliano. – Dice extendiendo su mano.
-Mucho gusto Emily - Digo tomando su mano - Y no soy la nueva empleada.
-¿Cómo? ¿No viniste por el empleo? – Me pregunto confundido.
-Bueno en realidad sí, pero no me quede con él – Respondí, y el miro a su esposa.
-¿por qué? - Volvio a mirar a su esposa con el ceño fruncido.
-Cariño tiene una hija, no voy a hacer nada con una empleada que tenga una hija - Dijo sin rodeos.
-Nancy que tenga una hija no tiene nada de malo - Le agradezco que me defienda, se ve que es mas considerado que su esposa.
-¿Y si la niña se enferma? Tendrá que faltar, y sabes que no me gusta.
-Por favor Nancy, Emily buscara una solución. Por ahora contrátala en un horario de 9 a 5 de la tarde, para que le dé tiempo de atender a su hija-Dijo, y le sonreí de manera sincera - Por cierto que nada mas limpie el living y la habitación de Sebastián.
Después de eso, el señor Emiliano se despidió y se marcho. A la señora Nancy no le quedo mas nada que llamar a la señora Carla, la misma que me abrió la puerta, para que me enseñara la casa y los lugares que tengo que limpiar. Por suerte no es mucho, es nada mas el living y la habitación del hijo de mis jefes, además hay otra dos empleadas aquí.
Cuando termino de dar el recorrido, le digo a la señora Carla si me puede regalar un vaso de agua, ella asintió y me dijo que la siguiera, llegamos a la cocina y me sirvió un vaso de jugo, aunque le había pedido agua, pero igual no me voy quejar.
Sentí un alivio al beber el jugo, ya que no había bebido nada en todo el día, gracias al imbécil que me tiro la malteada encima, es que de solo recordarlo me da una rabia.
Unos gritos me sacan de mis pensamientos.
-¡Carla!... donde se metió ahora - Dice un chico entrando a la cocina, el cual su voz me parece conocida, pero no logro ver su rostro ya que entro directo al refrigerador y ni se dio cuenta que yo estaba allí
Cuando termina pone una lata de refresco en el mesón, y mis ojos se abrieron como platos al ver de quien se trata.
-¿Tu?- Dijimos al unisonó
Mi día no podía empeorar más.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.