Sebastián y yo ¿Lo vamos a intentar?
¿Quién lo iba a imaginar?
Bueno, dicen que polos opuestos se atraen ¿Sera eso lo ocurrió entre nosotros?
No lo sé.
Pero si hay algo en lo que estoy segura, es en esto que siento por él.
Se ve tan lindo acostado, con sus hermosos ojos verde viendo el techo.
¿Está pensando?
Quisiera saber en qué piensa.
¡Emily por dios! Pareces una acosadora.
Pero es verdad, quisiera saberlo y solo estoy sentada a su lado como una tonta mirándolo por el rabillo del ojo.
- Emily - Escucho que me habla.
- Si dime - Hable mirándolo.
- Llevo rato hablándote ¿Te fuiste a la luna? - Pregunto con una ceja levantada y su hermosa sonrisa.
- Solo estaba pensando - Respondo devolviéndole la sonrisa.
- Mmm claro, pensando en mi - Yo lo mire sorprendida pero luego disimule.
- No eres el centro del universo ¿lo sabías? - Dije con una tranquilidad que hasta mi me sorprendió.
- Si tal vez tengas razón, pero si soy el centro de tu universo - Hablo y yo rodé los ojos.
- Sinceramente contigo no se puede - Dije en un tono serio.
Me iba a levantar de la cama, pero él me toma de la mano.
- Está bien, entendí, no soy el centro del universo de nadie, lo siento - Hablo y me volví a sentar con una sonrisa de triunfadora - ¿Que es tan gracioso? - Pregunto.
- Mmm pues, que te creíste que de verdad me molesto lo que acabas de decir - Respondí riendo.
- ¿No fue así? - Volvió a preguntar y yo negué.
- Claro que no - Conteste y el junto su cejas - Ya me estoy acostumbrando a tus palabras de chico fresa y engreído, que solo te hice una broma - A complete y el rio.
Se quedo un instante en silencio, hasta que por fin decide hablar.
- ¿Enserió soy fresa y engreído? - Pregunto entre risas y yo asentí - Wau nunca me imagine ser una fruta - A completo poniendo su mano en su mentón como si pensara.
Yo solo rodé los ojos, creo que es algo común en mi hacer eso.
- ¿De verdad, solo te preocupa eso? - Pregunte esta vez yo.
- Si, pero oye... - Dijo y yo lo mire atenta.
- Dime - Hable y el miro a otro lado para luego mirarme con una sonrisa.
- ¿Te gustan las fresas? - Pregunto moviendo sus cejas de una manera graciosa.
- ¿Enserió importa? - Respondí riendo por su gesto.
- Obvio, si soy una tiene que importar - Dijo y yo hice como si estuviera pensando.
- Mmm no es mi fruta preferida - Hable y su sonrisa desapareció - Pero quien sabe y termina siéndola - A complete guiñándole un ojo y el volvió a reír.
Luego nos quedamos un instante hablando y riendo.
No puedo creer como de un momento a otro todos mis problemas desaparecen, dejando mi mente respirar por un instante en la vida.

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AcakAntes mi vida era como la de cualquier adolescente de 17 años, iba al instituto, tenía buenas notas, de vez en cuando a fiestas, de compras con mis amigas, y tenía un novio. Mis padres prácticamente no estaban en casa, gracias a sus trabajos, y por...