La noche siguiente a las siete la entrada al estacionamiento estaba repleta. Después de casi una hora de rogar, Alex y yo habíamos convencido a sus padres que necesitábamos celebrar su primera noche fuera del hospital con chiles rellenos y cócteles de fresas frescas. Al menos, eso es lo que estábamos exigiendo. Pero teníamos una segunda intención.
Aparqué el Neón en un espacio apretado del estacionamiento y apagué el motor.
- Ew. - Dijo Alex cuando le pasé las llaves y mis dedos rozaron los suyos - ¿Crees que puedes sudar un poco más?
- Estoy nervioso.
- ¿En serio?, no tenía ni idea. - Inadvertidamente miré la puerta - Sé lo que estás pensando. - Dijo Alex apretando sus labios - Y la respuesta es no. No de ninguna manera.
- No sabes lo que estoy pensando. - Dije.
Alex apretó mi brazo.
- Seguro como la mierda que no.
- No iba a correr. - Dije - No yo.
- Mentiroso.
El martes era la noche libre de Mangel, y Alex me metió en mi cabeza que ése sería el momento perfecto para el interrogatorio de su compañero. Me visualicé encaminándome hacia el bar, dándole al camarero una cálida plática amigable, y luego dirigiéndome sin problemas al asunto de Mangel.
Necesitaba la dirección de su casa. Necesitaba alguna detención previa. Necesitaba saber si él tenía alguna conexión con el chico de la máscara de esquí, sin importar lo insignificante que fuera. Necesitaba averiguar por qué el chico de la máscara de esquí y la chica misteriosa estaban en mi vida.
Eché un vistazo dentro de mi mochila, verificando para asegurarme que la lista de preguntas del interrogatorio que había preparado estaba todavía conmigo. Un lado de la lista contenía las preguntas sobre la vida personal de Mangel. El otro lado tenía información descarada. Por si acaso.
- Whoa, Whoa, Whoa. - Dijo Alex - ¿Qué es eso?
- Nada. - Dije doblando la lista.
Alex trató de agarrar la lista, pero fui más rápido y la metí en mi mochila antes de que él pudiera cogerla.
- Regla número uno. - Dijo Alex - No hay tal cosa como notas para coquetear.
- Hay una excepción a toda regla.
- ¡Y tú no lo eres!
- Éste es el trato. - Dijo Alex mientras andábamos por la acera de las puertas delanteras - Soy invitado por un par de personas. Cuantos más mejor, ¿bien?
- ¿Quién? - Pregunté sintiendo los profundos retorcijones de que algo andaba mal en la boca de mi estómago.
- Frank y Samuel.
Antes de que tuviera tiempo para decirle a Alex exactamente lo malo que pensé que era esta idea, él dijo:
- Momento de la verdad. Me he estado viendo un poco con Frank. A escondidas.
- ¿Qué?
- Deberías ver su casa. Bruce Wayne no puede competir. O sus padres son traficantes de drogas en América del Sur o vienen realmente de una familia adinerada. Y dado que no los he conocido aún, no podría decir cuál.
Estaba perplejo como para hablar. Mi boca se abrió y se cerró, pero nada salió.
- ¿Cuándo pasó esto? - Finalmente pude preguntar.
- Justamente casi después de aquella fatídica mañana en Store 44.
- ¿Fatídica? Alex, no tenías idea...
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El chico de ojos negros
FanfictionPara Rubén Doblas, el romance no era parte del plan. Él nunca se había sentido particularmente atraído hacia los chicos de su escuela, sin importar lo mucho que su mejor amigo, Alex, los empujara hacia él. No hasta que Mangel llegó a su vida. Con s...