Estaba sobre mi espalda, mi camisola absorbía la humedad debajo de mí, briznas de hierba rozando la piel desnuda de mis brazos. La luna sobre mi cabeza. Los gestos generales de la luna no era más que una astilla, con una sonrisa puntiaguda de lado. Aparte del ruido de un trueno distante, todo estaba tranquilo.
Parpadeé varias veces seguidas, ayudando a mis ojos a adaptase a la luz escasa. Cuando rodé mi cabeza a un lado, una estructura de ramas curvas que asomaban sobre la hierba se solidificó en mi visión. Lentamente me levante. No podía apartar los ojos de las dos esferas negras mirándome desde las ramas. Mi mente trabajaba para colocar la imagen familiar. Y entonces, con un flash horrible de reconocimiento, lo sabía.
Estaba acostado junto a un esqueleto humano.
Me arrastré hacia atrás hasta que tropecé con una valla de hierro. Me habría paso a través de la confusión y recapturando mi último recuerdo. Había tocado las cicatrices de Mangel.
Donde quiera estuviera, era en algún lugar dentro de su memoria.
Una voz, masculina y vagamente familiar, se escuchaba a través de la oscuridad, cantando en tono bajo. Volviéndome hacia él, vi un laberinto de lápidas estirándose como piezas de domino en la niebla.
Mangel estaba en cuclillas sobre una de ellas. Vestía solamente con unos pantalones Levi's una playera de la armada, aunque la noche no fuera cálida.
-"¿Clandestinamente con los muertos?"- Dijo una voz familiar. Era ronca, rica e irlandesa.
Rixon. Se agachó en una lápida frente a Mangel, mirándolo. Acarició con su pulgar su labio inferior.
-"Déjame adivinar. ¿Tienes en mente poseer a los muertos? No lo sé"- Dijo, moviendo la cabeza. -"Gusanos retorciéndose en los agujeros para los ojos... y tus otros orificios, podría llevar a las cosas un poco demasiado lejos."
-"Esto es por lo que siempre te tengo cerca, Rixon. Siempre ves las cosas por el lado bueno."
-"Chesvan comienza esta noche"- Dijo Rixon. -"¿Qué haces tonteando en un cementerio?"
-"Pensando."
-"¿Pensando?"
-"Un proceso por el cual uso mi cerebro para hacer decisiones racionales."
Las comisuras de la boca de Rixon bajaron. -"Estoy empezando a preocuparme por ti. Vamos. Tiempo de irnos. Chaucey Langeais y Barnabas esperan. La luna cambia a medianoche. Confieso que he puesto el ojo en una Betty en el pueblo."
Hizo un ronroneo como de gato. -"Sé que te gustan pelirrojas, pero a mí me gustan rubias, y una vez que esté dentro de un cuerpo, intentaré terminar mis asuntos pendientes con una rubia quien me estaba haciendo ojitos temprano."
Cuando Mangel no se movió, Rixon dijo -"¿Estas loco? Tenemos que irnos. Tenemos un juramento de fidelidad con Chauncey. ¿No suena una campana? Que tal esto. Eres un ángel caído. No puedes sentir nada. Hasta esta noche, eso es. Las siguientes dos semanas son el regalo de Chauncey para ti. Dada su voluntad, te importaría"- Añadió con una sonrisa oculta.
Mangel le dio una mirada de lado a Rixon. -"¿Que sabes sobre el libro de Enoch?"-
-"Tanto como cualquier otro ángel caído: poco o casi nada."
-"Me dijeron que hay un historia en el libro de Enoch sobre un ángel caído que se convirtió en humano."
Rixon se dobló de la risa. -"¿Perdiste la cabeza, compañero?"- Juntó los bordes exteriores de las palmas, haciendo un libro abierto con las manos. -"El libro de Enoch es una cuento para ir a la cama. Y uno bueno, por su aspecto. Te envía directamente a la tierra de los sueños."
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El chico de ojos negros
ФанфикPara Rubén Doblas, el romance no era parte del plan. Él nunca se había sentido particularmente atraído hacia los chicos de su escuela, sin importar lo mucho que su mejor amigo, Alex, los empujara hacia él. No hasta que Mangel llegó a su vida. Con s...