Prólogo.

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-¡Bianca! -La voz del tío Tom me sobresalta, provocando que salte del sillón negro aterciopelado donde estoy sentada, en el centro de la empresa Johnson.

-¿Y a ti, qué te pasa? -Me dice mientras se sienta a mi lado.

-¿A mi? -Pregunto.

-No, a mi.

Pero estoy tan distraída, que no logro reconocer el sarcasmo en su voz.

-¿A ti?

Me mira, incrédulo.

-Uhm, Bianca...,¿estás bien?

Sacudo la cabeza en un intento de despejar esos ojos azules que tienen a mi cabeza echa polvo.

-Perdona, Tom. No se que me pasa.

-Me hago una idea.

-¿Ah, sí?

El chico de veintiocho años a mi lado, sonríe.

-Estás enamorada.

-Sí, enamorada...-Digo sin importancia, pero cuando me doy cuenta lo que Tom me ha diagnosticado, y lo que yo, como una idiota, he respondido, abro mucho los ojos y digo en tono efusivo. -¡Digo, no! Enamorada, ¡no, no! Que asco, Tom, sabes que eso a mi no me va.

Riendo y para nada convencido, dice:

-Ya me contarás. Pero sea quien sea, Bianca, déjalo en otro plano. Al menos por ahora que estas en misión. Concéntrate, ¿vale? -Se levanta mientras me da palmaditas en la cabeza como si fuera un cachorro.

Luego se aleja y yo, agradecida que no ha insistido en el estúpido tema del cual hasta yo estoy insegura, expiro el aire retenido.

Tom siempre había sido como un hermano mayor, pero tras quedar sin madre y luego sin padre, había tenido que asumir el rol de ambos cuando solo era el hermano menor de mi padre.

Suspiro y me levanto.

Camino lento hacia las vallas de metal y cojo una pistola calibre 26 del estante.

Había estado tan entretenida con mi nuevo caso que, no había entrenado hacia mas de una semana.

Se trata de Colin Wadlow, un sexy chico de 20 años que, por sus desafortunados genes, iba a matarlo.

Había echo esto antes; seducir y matar...

Podrías calificarme como alguien sin sentimientos y estarías en lo correcto. Soy una persona fría que no le importa las miserias de los demás.

Pero ese pensamiento quedaba lejano cuando pensaba en aquel rubio de ojos electrizantes.

Era incapaz de sacarlo de mi mente.

Había retrasado cualquier acto de violencia hacia él y no había querido reconocer la respuesta.

Hasta ahora.

Pero la verdad era, que si estaba empezando a simpatizar con el chico, debía apresurar su asesinato.

De igual manera, si no lo hacía yo, alguien más se encargaría. Si lo hacía yo, hasta podía buscar una muerte rápida que...

¿Pero qué mierdas estoy pensando?

¡Basta!

Yo era capaz de aquel trabajo.

Podia hacerlo sin compadecer.

Le era fiel a la empresa, (si es que era posible llamarlo así) que mi padre había fundado tras el asesinato de mi madre en una estación de tren. Había comenzado como justicia de propia mano pero habia ido creciendo hasta tener almacenes por todo el país y gente trabajando con nosotros en busca de venganza por las personas a las que habíamos amado.

Y con ese último pensamiento, levanto la pistola, apunto a la cabeza de un maniquí a ocho metros de mi y cierro los ojos imaginando a Colin en lugar de al muñeco sin vida.

Y disparo.

Cuando abro los ojos, me sorprendo al ver que la bala ha llegado en el centro de su pecho; justo donde estaría su corazón y no al de su cabeza como yo habia apuntado.

Trago saliva, nerviosa y entorno los ojos.

Pienso en todo el daño que Bob Wadlow nos ha ocasionado a mi familia y finalmente, logro tener un rencor parecido al odio por su hijo.

Sonrío de una forma malévola y con mi cuerpo hambriento de venganza, pienso《Estás muerto, Wadlow》.

☆☆

¡Holaaa!

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Gracias por leer!

Pd: Llamadme, Pina. (Si, como la piña, lol)

Love of killingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora